Descubrí el trabajo de Jim Jarmusch en los años 90 gracias a Dead Man (Hombre Muerto) y Ghost Dog (Ghost dog - El camino del samurai), y pronto se volvió uno de mis cineastas favoritos, pero entre lo esporádico de sus películas (apenas una docena en casi cuarenta años) y las pausas en este blog, la única que he comentado aquí es The Dead Don't Die (Los muertos no mueren, 2019), que aunque tiene cosas interesantes está lejos de sus mejores trabajos. Ya iré dedicando tiempo a otras de sus películas.
La historia sigue a Eve (Swinton) y Adam (Hiddleston), una pareja de amantes inmortales que viven en extremos opuestos del mundo, ella en un callado barrio de Tánger, Marruecos, y él en un vecindario abandonado a las afueras de Detroit, Estados Unidos. Preocupada por su amado, Eve decide ir a visitarlo, aunque sólo puede viajar de noche, pues son vampiros. Claro que tratándose de Jarmusch, estas criaturas de la noche son más que simples depredadores que nunca se llaman así a sí mismos ni alardean sobre el tiempo vivido.
Adam vive recluido entre discos, instrumentos y equipo de grabación, creando etéreas melodías que no desea sean escuchadas por nadie, y sólo tiene relación con dos humanos (o zombis, como los llama): el Dr. Watson (Wright), quien lo abastece de sangre limpia en un hospital local, e Ian (Yelchin), un joven que le consigue guitarras clásicas o cualquier otra cosa que necesite. Ambos son bien remunerados, así que nunca cuestionan los hábitos nocturnos o excentricidades de Adam.
Por su parte, Eve vive rodeada de libros en docenas de idiomas, y suele pasar las noches charlando con Kit (Hurt), que en realidad es el poeta y dramaturgo inglés del siglo XVI Christopher Marlowe, quien se encarga de conseguir sangre limpia mediante los servicios de un médico francés. Todos ellos son no sólo amantes del arte, sino que la historia está llena de alusiones a su papel como promotores y a menudo creadores de arte, y proyecta el desencanto que les provoca el caos que es el mundo en el siglo XXI.
Esa desesperanza reaviva las tendencias nihilistas y suicidas que a veces se apoderan de Adam, pero la presencia de Eve aplaca su ansiedad. Él juega la parte de inmortal cansado de la vida, en tanto que ella ama hacer y descubrir cosas. Juntos parecen en paz, y ella cree que el mundo atraviesa un periodo que pronto pasará, como ha ocurrido antes. Pero sus cuidadosamente organizadas vidas se ven perturbadas por la visita de Ada (Wasikowska), irresponsable y seductora hermana de Eve que redefine la palabra vampiresa.
Si nunca han visto una película de Jarmusch es probable que los tome por sorpresa la aparente falta de acción. De hecho, se dice que esta película tenía más, pero luego de que un productor le sugirió agregar algo más dinámico, el director eliminó la mayoría de esas escenas. Como sea, sus películas jamás han dependido de acciones, sino de crear atmósferas e interacciones, ya sea entre personajes, o algún personaje y su entorno, lo que suele darles un cierto aire de melancolía, y en este caso incluye muchas reflexiones acerca del mundo y la vida.
Se trata de esa clase de historias cuyo resultado parece ir de la mano de contar con el elenco adecuado, así que es interesante imaginar qué tan diferente pudo ser esta película si Michael Fassbender, actor que originalmente iba a dar vida a Adam. no hubiese dejado el proyecto, abriendo la puerta a Hiddleston, que me parece mucho más apto para interpretar al melancólico y taciturno músico. Además del conocido talento del inglés, es innegable la química que tiene con Swinton, y su relación es la que lleva el peso de la película.
La película despliega mucho del parco humor de Jarmusch con observaciones sobre aspectos de la vida cotidiana o el mundo del arte, lo que incluye alusiones a amigos y conocidos de los protagonistas a lo largo de los siglos o su participación en obras y eventos famosos. Esto es especialmente divertido en el caso de Adam, desde su uso de seudónimos hasta la apurada forma de cubrir los pequeños deslices verbales que más de una vez amenazan con revelar a Ian su inmortalidad.
La música es parte importante de la atmósfera que envuelve a la película, y la peculiar mezcla de canciones de la Motown con etéreas melodías de laúd interpretadas por Jozef van Wissem, además de un par de participaciones de SQÜRL, la banda de rock del propio Jarmusch, ayudan a crear una identidad sonora única que ayuda a asentar el tono de la historia, aderezada además con aullidos de coyotes que parecen orbitar cerca de Adam, o graznidos de cuervos que se escuchan a la distancia.
Es difícil tratar de describir una película como Only Lovers Left Alive sin sonar como un snob pretencioso, pues se trata de una poética reflexión visual acerca de la inmortalidad, un estudio de personajes en busca de una razón para seguir viviendo, aderezada con un seco y brutal sentido del humor que lamenta la decadencia de la sociedad contemporánea, y si no por otra cosa, al menos las interpretaciones de Swinton y Hiddleston son razón más que suficiente para ver esta película.
En muchos aspectos Only Lovers Left Alive es una especie de anti-Twilight, pues demuestra que se puede hacer una melancólica historia sobre vampiros y amor inmortal sin necesidad de renunciar al desarrollo de personajes o a una profunda construcción de mundo. Película absolutamente recomendable, pero con la observación de que se trata de una película que poco tiene que ver con las tendencias más comerciales de Hollywood.
Siempre me ha agradado la actuación de Tilda Swinton. En cuanto a Mia Waikowska, ya es inevitable que siempre la imagine como Alicia en cuanto la oigo o leo nombrar.
ResponderBorrarSwinton es excelente, y Wasikowska yo juraba que se iba a convertir en una estrella. Digo, es como una versión más joven, guapa y talentosa de Gwyneth Paltrow.
Borrar