Si hablamos de películas de horror ochenteras, pocas son tan apreciadas por los fans del género como Fright Night (La Hora del Espanto), cinta de 1985 escrita y dirigida por Tom Holland (no, no ése Tom Holland). Esta comedia de horror es considerada un clásico de culto y no es raro verla en listas de las mejores películas de vampiros o las mejores cintas de horror de los 1980, y su popularidad llevó a la realización de un remake en 2011 (que en su momento comenté aquí).
La historia sigue a Charley Brewster (Ragsdale), un estudiante de preparatoria cuya mayor preocupación es aprobar trigonometría. O al menos lo era antes de que Jerry Dandrige (Sarandon) se mudara al vecindario. Charley se obsesiona con él luego de ver que dos hombres meten un ataúd al sótano. Cuando se dan un par de siniestros asesinatos en la zona, Charley empieza a espiar a su nuevo vecino y descubre un espeluznante secreto: se trata de un vampiro.
El problema es que nadie le cree. Su madre (Fielding) cree que está bajo estrés por la escuela, y su novia Amy (Bearse) resiente que en su obsesión por el vecino la haya estado ignorando. Desesperado, Charley busca la ayuda de Peter Vincent (McDowall), un actor que años atrás encarnó en varias películas a un cazador de vampiros y ahora es el presentador de Fright Night, un programa de TV que presenta viejas películas de horror, pero éste también lo trata como si estuviera loco.
Tras confrontar a Jerry, éste amenaza con matarlo la siguiente noche. Desesperado, busca consejo de "Evil" Ed (Geoffreys), el chico raro de la escuela, sobre qué hacer para protegerse de un vampiro. Cuando Amy y Ed lo visitan, lo encuentran afilando estacas y preparándose para ir a matar a Jerry antes de que este venga por él. Preocupados, ambos visitan a Vincent y ofrecen pagarle para que les ayude a convencer a Charley de que Jerry no es un vampiro, a lo que el actor accede.
Esa noche los cuatro visitan la casa del vampiro, quien está fascinado con Amy, que guarda gran parecido con una mujer de su pasado. Charley no lo sabe, pero Vincent, Ed y Amy se pusieron de acuerdo con Jerry para tratar de convencerlo de que no es un vampiro, pero antes del final de la noche Vincent se da cuenta, por accidente, de que sí lo es. Al verlo tan asustado Amy empieza a pensar que quizás Charley tiene razón, pero ¿qué pueden hacer para detenerlo?
Me parece importante apuntar que, aunque se le identifica como una comedia de horror, no se trata de una sátira o parodia, y el término se usa sólo para indicar que es una película que no se toma a sí misma demasiado en serio y se divierte con su tema, jugando con los anacronismos de la mitología vampírica y lo inocentes que resultan en un entorno contemporáneo. En ese aspecto, Fright Night es también un obvio producto de su tiempo, una época en que el horror se había volcado a las películas de slashers.
Esta contraposición de ideas sobre el género la resume el propio Vincent, que en algún momento se queja de que su programa ha perdido popularidad debido a que los jóvenes de hoy día (los ochenta), "no quieren ver vampiros o cazadores de vampiros. Sólo desean ver a dementes asesinos enmascarados que persiguen y destazan vírgenes", una clara crítica a la genérica trama de decenas de películas que buscaban emular el éxito de cintas como Halloween o Friday the 13th.
La misma trama juega un poco con la falta de interés del público por los vampiros. Jerry sabe que la gente no cree en vampiros, así que no se esfuerza por esconder su verdadera naturaleza. Acostumbra matar a sus víctimas justo frente a su ventana, y dispone de los cuerpos, con ayuda de su sirviente, Billy Cole (Stark), en simples bolsas de basura. Si Charley es el único que lo descubre es sólo porque 1) es su vecino, y 2) es la única persona que está prestando atención.
La primera mitad de la película lidia justo con lo ridícula que resulta la idea de los vampiros en el mundo real, usando al personaje de Vincent para mofarse (aunque con palpable afecto) de muchos de los clichés del género, pero una vez que el viejo actor descubre la verdad, la cinta se convierte en una historia de acción y suspenso que prueba la capacidad de Holland para manejar distintos tonos, y pone los reflectores sobre la labor de Richard Edlund, supervisor de efectos especiales que un año antes había trabajado en Ghostbusters.
Además del gran trabajo de guion y dirección de Holland, destaco las actuaciones, en particular de Sarandon y McDowall, que parecen divertirse con sus personajes. El segundo en particular es responsable de muchos de los elementos de comedia en la película, y es igualmente divertido verlo en su papel de presentador de TV que en los fragmentos de sus películas, donde es evidente el homenaje al legendario Peter Cushing, de quien toma parte de su nombre. (el Vincent puede ser una alusión a Vincent Price, otra leyenda del género).
Fright Night es una entretenida película de vampiros que se divierte al celebrar y burlarse de los clichés del género, además de que es quizá el primer ejemplo de horror meta (casi una década antes de Scream). Sin duda una cinta que a más de 35 años de su creación sigue siendo una opción bastante recomendable para todo aficionado al género.
Por cierto, el año pasado Holland declaró que había asegurado los derechos y que ya trabaja en escribir Fright Night: Resurrection, una secuela directa que pretende ignorar tanto la secuela aparecida en 1988 como el remake de 2011. Ojalá que, de concretar el proyecto, sea capaz de recapturar la frescura de su excelente debut.
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