miércoles, 20 de octubre de 2021

Midsommar (2019)

Ari Aster es un escritor y director egresado del American Film Institute, lugar al que accedió gracias a una beca recibida luego de enviar un guion. El joven realizador alcanzó la fama en 2018 con el estreno de la aclamada Hereditary (El legado del diablo), a la que un año más tarde siguió Midsommar, una de las primeras películas que vi en cine luego de mis cirugías en los ojos.

Midsommar es un thriller de horror y suspenso escrito y dirigido por Aster, y cuenta con las actuaciones de Florence Pugh, Jack Reynor, William Jackson Harper, Vilhelm Blomgren, Ellora Torchia, Archie Madekwe y Will Poulter.

Al igual que Hereditary, la película fue producida por el respetado estudio independiente A24 y filmada en locaciones de Hungría, aunque la historia tiene lugar en Suecia. Se estrenó alrededor del mundo en el verano de 2019 con gran aceptación de público y crítica y consolidó a Aster como una de las voces más frescas e interesantes en la escena del cine de horror contemporáneo.

La historia sigue a Dani (Pugh), una estudiante universitaria que atraviesa una fuerte depresión luego de sufrir una desgarradora tragedia familiar, quien se une a una expedición de verano a una comunidad en lo profundo de los campos suecos con su novio Christian (Reynor) y los amigos de éste: Josh (Harper), Mark (Poulter) y Pelle (Blomgren), sin saber que el plan original de Christian era romper con ella antes de salir de viaje. Ninguno de ellos está feliz de llevarla salvo Pelle, que fue quien tuvo la idea de hacer el viaje.

El grupo llega a Europa y se abre paso hasta una apartada comunidad rural que, a falta de una mejor descripción, es como una enorme comuna hippie a la que Pelle pertenecía antes de ir a estudiar a América. Ahí se encuentran con Connie (Ellora Torchia) y Simon (Archie Madekwe) otra joven pareja de turistas llevados ahí por otro miembro de la peculiar familia. El acontecimiento al que fueron invitados es un pintoresco festival para celebrar el verano que se realiza sólo una vez cada varias décadas.

Pero los idílicos paisajes y apacible comunidad escandinava esconden secretos que poco a poco se revelan conforme las celebraciones pasan del inocente uso de drogas alucinógenas y bailes tradicionales que no sentirían fuera de lugar en cualquier expresión del flower power a rituales más siniestros y elaborados que revelan la oscura naturaleza de la comunidad mientras los invitados extranjeros empiezan a desaparecer bajo misteriosas circunstancias y Dani debe lidiar con el descubrimiento de que Christian ya no quiere estar con ella. 

Al igual que en su película anterior Aster muestra gran capacidad e ingenio para crear una atmosférica situación de temor a lo desconocido que se oculta bajo una fachada de inocente normalidad, y por exóticas que puedan parecer algunas de las costumbres de la comuna (imagino que mucho menos para quienes vivimos en paíse de Asia o América Latina donde aún se preservan tradiciones antiguas de pueblos que se rehúsan a ser devorados por la civilización), el horror que esconden es mucho más extraño. 

Los paradisíacos paisajes y angelicales pero repetitivos atuendos de bordados nórdicos y los coloridos arreglos florales que llenan la columna contrastan con los claustrofóbicos espacios comunales donde todos duermen, y todo envuelto en una disonante y estridente banda sonora de Bobby Krlic, músico británico que se especializa en melodías electrónicas bajo el nombre artístico de The Haxan Cloak, quien compuso la música antes de empezar la filmación siguiendo las indicaciones de Aster sobre la atmósfera que esperaba crear en la película.

Más allá de la creciente y perturbadora sensación de peligro que crece conforme avanza la historia, Aster inyecta una fuerte dosis de comentario social sobre temas universales y de actualidad, en particular sobre el privilegio masculino (y blanco) y el percibido derecho de la sociedad occidental (en especial la estadounidense) a hacer y deshacer a su antojo en cualquier parte del mundo, pero dejando espacio para tocar temas como la futil necedad de aferrarse a relaciones que no van a ninguna parte o el empoderamiento femenino.

A lo largo de la historia se plantean muchos otros conflictos que al final no se exploran del todo, aunque uno de los más notables es el de la rivalidad académica que existe entre Christian y Josh, que parece estar basada por una peculiar dinámica racial a la que sólo se alude superficialmente y sin ahondar en ella. Pero sin duda el foco central está en el papel de la mujer, a menudo victimizada sin plena conciencia de lo que ocurre a su alrededor, y que en Dani encuentra un caso extremo de liberación.

Midsommar es una película de horror, sí, pero no en el sentido tradicional que le damos a ese término. Difícilmente hallarán un sobresalto memorable a lo largo de la cinta, lo que no implica que no tenga un profundo y duradero efecto en su audiencia, pues se trata de una historia que sólo puedo describir como perturbadora, y que los dejará pensando en muchos de sus temas y momentos mucho después de verla. Absolutamente recomendada.

2 comentarios:

  1. Cuando la vi tenía muchas expectativas. No es que sea mala, pero sí quedó a deber mucho.

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    1. A mí me encanta, pero entiendo que el estilo de horror que construye Aster, creando atmósferas perturbadoras en vez de buscando sustos, no sea para todo mundo. Además, me encanta la facilidad con que llena de subtextos y comentarios sociales sin que parezca que esté sermoneando a la audiencia.

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