Antoine Fuqua es un director cuyo trabajo es muy irregular, pues a pesar de algunas muy buenas películas, su filmografía está plagada de películas que no debió haber hecho. Aún así, cuando se apega a realizar thrillers de crimen, las probabilidades d obtener buenos resultados tienden a elevarse un poco.
La película cuenta con las actuaciones de Jake Gyllenhaal, Christina Vidal y Adrian Martinez, además de las voces de Ethan Hawke, Riley Keough, Eli Goree, Da'Vine Joy Randolph, Paul Dano, Peter Sarsgaard y Bill Burr.
La historia sigue a Joe Baylor (Gyllenhaal), un policía de Los Angeles que fue suspendido del servicio activo, y mientras espera la fecha de comparecer ante la corte se ve relegado a atender teléfonos en un centro de despacho del 911, donde trabaja como parte del turno nocturno. La película transcurre en la víspera de su audiencia, y aunque no se menciona qué hizo o si enfrenta cargos, es evidente que es algo que lo tiene preocupado, y no deja de recibir llamadas de periodistas, lo que lo estresa bastante.
Recibe una llamada de una mujer alterada que no reporta ninguna emergencia, pero antes de colgarle Joe asume que quizá no puede hablar, así que le hace preguntas para que responda sí o no mientras finge hablar con su hija. Así deduce que la mujer fue secuestrada, dejando solos en casa a sus hijos, una niña de seis años y un bebé. Por desgracia ella no tiene forma de saber la matrícula del vehículo en que se encuentra, lo que dificulta que la policía de caminos la pueda hallar, y los incendios en los alrededores de la ciudad complican todo.
El caso lo obsesiona y empieza a hacer llamadas a otros cuerpos policíacos, a su ex compañero e incluso a casa de la mujer que llamó en un intento por entender lo que sucede para poder ayudar a la mujer y sus hijos mientras lidia con la frustración de estar detrás de un escritorio y no poder actuar de forma más directa. Poco a poco va hallando pistas, al tiempo que entendemos la clase de problemas que él mismo enfrenta, lo que resulta en un tenso thriller de suspenso que mantiene al espectador en vilo hasta el último momento.
Fuqua hace un gran trabajo al mantener la historia en movimiento pese a nunca cambiar de locación y mantenerse enfocado todo el tiempo en el personaje de Joe sin tratar de crear acción de forma artificial. No hay cortes innecesarios o excesivos ni usa ángulos caprichosos, e incluso hay largas secuencias durante las llamadas que hace o recibe Joe que transcurren sin un solo corte o cambio de cámara, lo que ayuda a mantener al máximo la tensión de la historia.
Para que eso funcione era esencial tener a un actor capaz de cargar con todo el peso dramático de la historia, y Gyllenhaal cumple con su habitual nivel de trabajo y confirma que se trata de uno de los mejores actores de su generación. Joe es un protagonista imperfecto, y conforme avanza la historia aprendemos mucho sobre él. Parte como alguien irritable que juzga a quienes llaman y estalla contra su vecino de cubículo (Martinez) o su supervisora (Vidal) a la menor provocación, y su creciente frustración refleja sus propios errores.
También destaco el trabajo de voz de algunos de los actores que participan fuera de cuadro, en especial el de Keough, que hace un trabajo fenomenal como Emily, la mujer cuya llamada desencadenó el drama que la película retrata. Los matices que añade al personaje con sólo inflexiones de voz dan pie a muchas de las decisiones que Joe toma, a veces de forma equivocada, en lo que parece un intento de buscar expiación por los errores que lo metieron en problemas, al tiempo que retratan los problemas que pueden derivar de malas decisiones de la policía.
Siento curiosidad por ver la versión original, pues aunque tengo entendido que la trama no sufre muchos cambios, el guion de Pizzolatto (conocido por su trabajo en True Detective) incorpora sutiles comentarios sobre la actuación y errores de la policía estadounidense que se sienten específicos a una problemática que ganó especial notoriedad en el último par de años en Estados Unidos y que no estoy seguro sean una experiencia compartida con Dinamarca, aunque es importante apuntar que la película no se vuelve un comentario sobre ese tema.
En sus mejores momentos The Guilty tiene las características que uno esperaría en un thriller de Hitchcock, pues en cierto modo recuerda a Rear Window (La Ventana Indiscreta, 1954) o a Phone Booth (Enlace Mortal, 2003), otro thriller de tintes hitchcockianos. A la primera por el uso de un punto de vista forzado en que el protagonista actúa impulsivamente al reaccionar a información incompleta, y a la segunda por el tema de limitar el escenario y usar voces en el teléfono para construir drama y tensión.
The Guilty es un tenso thriller de crimen y suspenso que mantendrá la atención del espectador a lo largo de sus 90 minutos gracias a una inteligente construcción narrativa y una excelente interpretación de Gyllenhaal. Trataré de buscar la versión original, pero de entrada me parece que se trata de un buen remake y una opción bastante recomendable para todo público.
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