Hoy día, gracias a su trabajo en Thor: Ragnarok y al éxito de Jojo Rabbitt, todo mundo está familiarizado con el trabajo del escritor, actor y director neozelandés Taika Waititi, pero su nombre empezó a sonar alrededor del mundo en 2014, cuando hizo equipo con Jemaine Clement, la mitad del dúo musical y de comedia Flight of the Conchords para crear What We Do in the Shadows (Lo que hacemos en la oscuridad) un falso documental o mockumentary que retrata la vida diaria de un grupo de vampiros que comparten casa.
Uno de los mayores problemas con la ficción de vampiros es que, con centenares de historias en libros, cómics, series y películas, es cada vez más difícil hallar formas originales o novedosas de abordar a estas criaturas, pues no importa qué tan bien hecho esté algún proyecto, tiende a sentirse repetitivo. Incluso cuando se trata de parodias o sátiras del género, no se trata de una tarea fácil, pero Waititi y Clement hallaron la solución al copiar la fórmula de This is Spinal Tap, el famoso mockumentary de Christopher Guest sobre una banda de rock.
La película está basada en un cortometraje titulado What We Do In The Shadows: Interviews With Some Vampires en que Clement y Waititi habían colaborado en 2005. El corto era protagonizado por Jonathan Brugh, Cori Gonzalez-Macuer y Stu Rutherford, y los tres retomaron sus papeles en la película, con las adiciones de Waititi, Clement, Jackie van Beek y Ben Fransham, entre otros. La cinta debutó en enero de 2014 en el Sundance Film Festival, y entre la segunda mitad de ese año y la primera de 2015 llegó de forma limitada a distintas partes del mundo.
La película transcurre en una vieja casona de Wellington, Nueva Zelanda, que comparten un grupo de vampiros. Viago Von Dorna Schmarten Scheden Heimburg (Waititi), es un refinado aristócrata alemán de 379 años que llegó a Nueva Zelanda siguiendo al amor de su vida sólo para encontrarla casada. Vladislav the Poker (Clement), 862 años, es un señor feudal de Europa del este basado en el Dracula de Ford Coppola. Deacon Brucke (Brugh) es el "joven rebelde" (¡183 años!) del grupo, quien huyó de Alemania tras la caída de los nazis.
Petyr (Fransham), un Nosferatu de 8,000 años de edad, vive en el sótano y rara vez interactúa con los demás. Otros personajes incluyen a Jackie (van Beek), la "familiar" humana de Deacon, que es su sirviente y se dedica a limpiar la casa y atender las necesidades de los vampiros mientras espera que el cumpla la promesa de convertirla; Nick (Gonzalez-Macuer), una presunta víctima llevada a la casa por Jackie, y Stu (Rutherford), amigo de Nick y técnico computacional que intenta actualizar los conocimientos tecnológicos de los vampiros.
Estos vampiros dan acceso a sus vidas a un grupo de documentalistas que los siguen y entrevistan tratando de retratar cómo son sus no-vidas. Los problemas que enfrentan son fáciles de identificar para cualquiera que haya compartido hogar con otros, desde la repartición de tareas domésticas a tener que acostumbrarse a las peculiaridades de los demás, pero aderezadas con los anacronismos propios de gente que se ha visto rebasada por el paso del tiempo, con montones de referencias a películas y folklore vampírico.
Lo que hace que la historia funcione es que todo el elenco maneja un tono serio, que no se sentiría fuera de lugar en historias más "serias" de vampiros, dejando que el humor y comedia surjan de forma espontánea de las distintas situaciones que se presentan a su alrededor, incluyendo una visita de la policía por un reporte de disturbios domésticos, un fortuito encuentro con una manada de hombres lobo, o una gala social que reúne a lo más selecto de la vida nocturna y sobrenatural de Wellington, todo presentado con un exquisito timing.
La película parece mofarse tanto de las convenciones del género, desde la romántica visión que muchos aún tienen de los vampiros hasta la ridícula popularidad de Twilight y pasando por chistes de cazavampiros a la Blade o Buffy, al tiempo que se mofa de algunos de los ejemplos más risibles de reality shows al estilo de The Real World o Jersey Shore, lo que añade el toque justo de comentario social para evitar que se convierta sólo en un una olvidable muestra de horror referencial.
Es muy divertida la idea de vampiros, hombres lobo, zombis y brujas que, más allá de sus hábitos, instintos o necesidades intentan llevar sus vidas con el mayor grado posible de "normalidad", pero más divertidos aún son los personajes. Waititi da vida a un quisquilloso vampiro que tiene una ingenuidad e inocencia totalmente anacrónicos, que se contrapone maravillosamente con la certeza de Vladislav y Beacon de que son seductores irresistibles, o con el desencanto de Nick al ver que la vida de un vampiro no es tan glamorosa o emocionante como creía.
En su momento la película tuvo un éxito moderado, pero al paso de los años se convirtió en una obra de culto. En 2019 FX estrenó una serie de TV (disponible en México en Star+) que retoma el concepto y goza de bastante popularidad, y hay un spinoff llamado Wellington Paranormal con la pareja de policías que aparecen en la película (la pueden ver en HBO Max). Waititi y Clement han hablado de hacer otro spinoff titulado We're Wolves (Somos Lobos) que seguiría a la manada de hombres lobo, pero no hay una fecha clara de cuándo podría materializarse.
Tal vez el tipo de humor de esta comedia no sea para todo mundo, pero si gustan de la sátira mordaz pero contenida, o son aficionados a la ficción de vampiros, es muy probable que disfruten esta película. What We Do in The Shadows es una comedia inteligente y divertida, que demuestra que cada vez que alguien intenta decir que el género de vampiros está muerto, está buscando pulso en el lugar equivocado. Si pueden verla, se las recomiendo bastante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario