Tras el masivo éxito de El Juego del Calamar, parece que todo mundo anda buscando otras series y películas con una fórmula similar, lo que siempre me ha parecido un absurdo. Si algo triunfa por su originalidad, ¿qué caso tiene querer producir cosas similares? Por otro lado, hay casos en los que existe una similitud general en términos de la premisa o temas, y eso fue lo que me llevó a ver Alice in Borderland (今際の国のアリス - Imawa no Kuni no Arisu), serie japonesa de misterio y ciencia ficción estrenada en Netflix en diciembre de 2020.
Basada en el manga del mismo título, obra de Haro Aso y publicado entre 2010 y 2016, con el cual no estoy familiarizado, la serie fue dirigida por Shinsuke Sato, experimentado director que ha llevado a la pantalla mangas como The Princess Blade (2001), Gantz (2011), I Am a Hero (2015), Bleach (2018), Inuyashiki (2018) y Kingdom (2019). Él mismo escribió los ocho episodios de la primera temporada en colaboración con Yoshiki Watabe y Yasuko Kuramitsu, y los protagonistas son interpretados por Kento Yamazaki y Tao Tsuchiya.
La historia sigue a Arisu (Yamazaki), un desobligado joven que no estudia ni trabaja y pasa todo el día jugando videojuegos, lo que complica la relación con su familia. Sus únicos amigos son Karube (Keita Machida), un barman recién despedido por tener una aventura con la novia de su jefe, y Chota (Yûki Morinaga), un aburrido empleado de oficina que aprovecha cualquier momento para salir de su trabajo. Los tres se reúnen una tarde en el centro de Tokyo, y su irresponsabilidad provoca un choque de autos.
Para evitar a las autoridades, se refugian en el baño de la famosa estación Shibuya. Hay un apagón y cuando, tras unos minutos, salen de su escondite, se encuentran el lugar vacío. Al salir a la calle, se encuentran con lo mismo, pese a ser un crucero famoso por estar siempre lleno de gente. Todo Tokyo parece abandonado y sin electricidad, como les confirma la breve exploración que hacen del lugar, al menos hasta que un anuncio luminoso les indica como llegar hasta una "arena de juego". Sin saber qué hacer siguen las instrucciones.
La "arena" es un edificio donde cada uno recibe un teléfono inteligente que les da instrucciones. Deben navegar un piso, eligiendo puertas para encontrar la salida, pero cualquier elección equivocada les puede costar la vida. Aquellos que sobreviven reciben una "visa", que representa días de inmunidad antes de verse forzados a participar en otro juego. Las visas van de acuerdo al nivel de dificultad del juego, y si alguien deja expirar la suya, es aniquilado por un láser que cae del cielo.
Entre juegos deben permanecer en la ciudad abandonada, y parte del misterio que se explora a lo largo de la serie es qué pasó con el resto de la gente. ¿Fueron transportados a otro lugar, o son ellos quienes se trasladaron a una versión alterna de Tokyo? Al paso de los días y conforme participan en otros juegos conocen a otros jugadores. Nadie sabe cómo llegaron ahí, pero algunos han jugado por varios meses, lo que incrementa el misterio detrás de los sádicos y siniestros juegos en que se ven forzados a participar.
Entre esos personajes destacan Usagi (Tsuchiya), una alpinista con habilidades de supervivencia; Chisiya (Nijirō Murakami), un misterioso y reservado jugador que parece tener sus propios planes; Kuina (Aya Asahina), una joven que hace equipo con Chisiya; Aguni (Sho Aoyagi), un tipo con entrenamiento militar que dirige a un grupo de jugaroes que participan en conjunto e incluye a Niragi (Dori Sakurada), violento y peligroso joven con mala actitud, y Samura (Shuntarō Yanagi), un tipo cubierto en tatuajes que todo el tiempo lleva una katana.
Muchos jugadores viven en un refugio, un hotel de lujo al que llaman "La Playa" y bajo el liderazgo de "El Sombrerero" (Nobuaki Kaneko) creen haber descifrado el objetivo de los juegos, pero la ambición y distintas agendas de los supuestos aliados complican las cosas, por lo que es difícil confiar en los demás cuando se trata de sobrevivir. El nombre de la serie obedece a que el nombre de Arisu puede traducirse como Alicia, y los jugadores viven en el perímetro de Tokyo, su "frontera" (borderland).
Arisu llegó por medios misteriosos a un extraño mundo lleno de cosas que le resultan familiares pero no parecen tener sentido, y varios jugadores tienen roles que podrían considerarse paralelos a los de algunos personajes del clásico de fantasía de Lewis Carroll. El Sombrerero es obvio, y dos de sus subordinadas, Ann (Ayaka Miyoshi) y Mira (Riisa Naka) serían las reinas blanca y roja, Chisiya el gato Cheshire, y Usagi, cuyo nombre significa "conejo", sería el Conejo Blanco, aunque sus acciones no siguen las de la novela.
En la superficie, Alice in Borderland parece un mosaico que toma ideas de muchas partes. Además de Alice in Wonderland, uno encuentra ecos de Ready Player One (un inmersivo juego de participación colectiva), 28 Days Later (una gran metrópolis casi desierta donde hay que luchar por sobrevivir), Lord of the Flies (una comuna donde todos están dispuestos a sacrificar a los demás), Saw (sádicas y elaboradas trampas), y eso sin mencionar un aire general de Escape Room y juegos que recuerdan otras películas, como Cube, en el caso del primer episodio.
Aun así, la serie tiene una identidad visual y narrativa propia, así que los elementos que parecen venir de fuentes específicas son influencias más que otra cosa. Como dije, no estoy familiarizado con el manga que inspiró la serie y no sé qué tan cercana sea la trama en esta adaptación, pero la serie tiene un implacable ritmo narrativo lleno de giros argumentales y momentos de alto impacto, y sólo ofrece ocasionales momentos de respiro para permitir al espectador asimilar lo que acaba de ver antes de lanzarlo a lo que sigue.
Sato y compañía adoptaron una estructura que les permite contar la historia sin necesidad de diálogos expositivos, y cada nuevo personaje que aparece se integra de forma orgánica, creando su personalidad a través de acciones e interacciones, con uno que otro flashback a sus respectivos pasados para enriquecer momentos específicos de la historia. El variopinto elenco está lleno de personajes con los que es fácil simpatizar, lo que hace que el espectador se involucre rápidamente con la historia, maximizando el efecto de algunos giros.
Las secuencias de acción dentro y fuera de los juegos son emocionantes y están coreografiadas de forma que es claro entender lo que ocurre en pantalla sin perder espectacularidad o efectividad, pero los realizadores se cuidan de evitar que eso se convierta en el centro de todo, usando la acción como una herramienta que ayuda a avanzar la trama o a desarrollar a los personajes, creando lazos entre ellos y explorando las cosas que los unen o separan, lo que va sumando un nivel de profundidad que no esperaba cuando inició la serie.
De hecho, a pesar de que la historia está impregnada de cierto aire existencialista de tintes nihilistas, el tema central de la historia, al menos como se explora desde el punto de vista de Usagi y Arisu, no gira alrededor de tratar de averiguar quién creó los sádicos juegos y para qué, pues aunque ése es uno de los objetivos de la trama, los personajes suelen sumirse en sutiles reflexiones sobre el valor de la vida y lo que deberíamos hacer con ella más allá de dejarnos llevar día a día por el mundo que nos rodea.
La temporada cierra atando muchos de sus hilos narrativos antes de dar paso a un cliffhanger que deja todo listo para una segunda temporada, cuya producción se anunció a inicios de año. Según entiendo, esta primera temporada abarca la trama de poco menos de la mitad del manga, así que es probable que una segunda pudiera completar la historia, bajo el supuesto, claro, de que Netflix desee apegarse a la narrativa de la versión original. Habrá que estar al pendiente sobre cuándo podríamos ver esta segunda entrega.
Alice In Borderland es una emocionante e intensa serie de acción, misterio y ciencia ficción llena de personajes interesantes y narrada a un ritmo que la hace fácil de maratonear. La violencia y sadismo implícitos en algunos de los juegos puede ser demasiado para algunas sensibilidades aun si nunca llega a convertirse en gore, pero si no tienen problema con ser testigos de la muerte de decenas de personajes, este es un agujero en el que vale la pena sumergirse. Serie bastante recomendable.
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