jueves, 12 de agosto de 2010

Reseña: Shrek Forever After (Shrek Para Siempre)

Es difícil creerlo, pero han pasado casi diez años desde que Dreamworks decidió retar a Pixar por la supremacía en la producción de animaciones generadas por computadora, usando para ello a la entonces recién adquirida Pacific Data Images.

En 2001 Shrek representó el inicio de una competencia en ese campo entre ambos estudios, la cual aceleró el desarrollo de la animación computarizada a pasos agigantados y ofreció una mayor variedad de películas infantiles, logrando un éxito que no se había visto desde los años dorados de Disney.

Por desgracia la franquicia de Shrek fue objeto de una sobreexplotación que desgastó el material y a sus personajes, y cada nueva entrega se volvía más superficial y dependía por completo de un humor referencial que resultaba además cada vez más rebuscado. La frescura y originalidad de la primera película se fue disolviendo y para cuando llegamos a la tercera pensé que por fin habían ordeñado a muerte a la vaca y era hora de moverse al siguiente establo.

Sin embargo, el estudio decidió que era posible visitar la tierra de Far Far Away una vez más y permitir que los personajes se despidieran con un poco de dignidad, y eso  es precisamente lo que hace la cuarta entrega, Shrek Forever After.


La rutina que conlleva la vida de familia parece haber acabado con la independencia de Shrek, quien añora los días en que el pantano era sólo suyo y los habitantes de las aldeas lejanas vivían aterrorizados por su existencia. A pesar de estar rodeado de familia y amigos, Shrek desearía revivir aquellos días aunque fuera sólo por un día, sin saber que su deseo está a punto de cumplirse con funestas consecuencias gracias a Rumplestilskin, el malvado troll cuya vida fue arruinada, sin saberlo, por Shrek.

El ogro es engañado por el nefasto duende y, pensando que podrá ser él mismo por un día, renuncia a toda su vida, y ahora sólo tiene 24 horas para tratar de recuperarlo todo.


El recurso de utilizar una realidad alterna como un medio para enfocar la atención en los personajes no es precisamente original, pero en este caso funciona porque permite dejar en segundo plano el bagaje acumulado en las dos entregas anteriores y concentrarse en las relaciones entre los personajes.

Lamentablemente hay un límite para lo que se puede hacer dentro de ese marco y el resultado final es una película que resulta más entrañable por los recuerdos de la primera entrega que por cualquier aportación que haga, y termina con un mensaje tan común que resulta cansino: cuidado con lo que deseas, o peor aún, nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.


Shrek Forever After (Shrek Para Siempre) es una película bastante entretenida y debe resultar del agrado de los fans de la serie e incluso del espectador casual que no conozca la franquicia o los personajes, pero también es indicativo claro de que es hora de volver al restirador a trabajar en ideas nuevas.

Ojalá Dreamworks ponga parte de los más de dos mil millones de dólares que ganó alrededor del mundo con esta franquicia a trabajar en el desarrollo de nuevas ideas y proyectos, tan originales y refrescantes como lo fue Shrek en el 2001.

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