Viernes 13, ¿Superstición o Realidad?

Iba a publicar esto ayer, pero pensé que quizá podría traer una oleada de mala suerte, y decidí esperar.😜 Al viernes 13 se le considera de mala suerte en buena parte del mundo occidental. La gente evita viajar o firmar contratos en esta fecha. Es común que en edificios, sobre todo hoteles, no haya piso 13 y la numeración y ascensores salten del piso 12 al 14. Muchos creen que es una vieja superstición en la que casi nadie cree, pero en algunas culturas está muy arraigada.

En los pueblos cristianos el origen de la superstición parece bastante claro. Jesús fue crucificado un viernes, por lo que comenzó a creerse que ese día de la semana era de mala suerte. En cuanto al número trece, ésa era la cantidad de comensales presentes durante la última cena, lo que dio connotaciones negativas al número, que poco a poco pasó a ser considerado como de mal agüero. Estas dos supersticiones se propagaron durante cientos de años, sobre todo en Europa.

Durante la Edad Media, época de oscurantismo y supersticiones, sucedió algo que contribuyó a acrecentar los mitos alrededor de esta fecha. El viernes 13 de octubre de 1307, Felipe IV de Francia ordenó arrestar a Jacques DeMolay, Gran Maestro de los Caballeros Templarios, y a sesenta de sus caballeros, que habían llegado a París luego de ser invitados a dialogar. Tras torturarlos para lograr confesiones, muchos de ellos fueron ejecutados en los años siguientes.

Se dice que en 1314, desde el cadalso y unos momentos antes de su ejecución, DeMolay maldijo al Papa y al rey, afirmando que ambos le estarían haciendo compañía en el infierno antes de que transcurriera un año. Ambos personajes murieron en los meses siguientes, también en 1314. A raíz de esos hechos, los Templarios y sus simpatizantes declararon al viernes 13 como un día funesto.

Jaques DeMolay fue arrestado un viernes 13, y el día de su ejecución lanzó una maldición.

En el siglo XVIII la marina británica inició una campaña para tratar de eliminar las supersticiones relacionadas con el día viernes. Para ello se ordenó rebautizar a uno de sus buques con el nombre de HMS Friday y se designó como su capitán a un hombre llamado Jim Friday. Se reclutó a la tripulación para el buque un día viernes, y la embarcación fue botada un viernes 13. Jamás se volvió a saber del barco o de su tripulación.

En cuanto a orígenes paganos, está la leyenda de la Muerte de Balder, dios nórdico de la luz, la alegría y la reconciliación. Durante una cena entre doce dioses, Loki, dios de la mentira y el engaño, se presentó sin invitación como el comensal número trece. Durante la cena engañó a Hod, hermano ciego de Balder, para que lanzase a éste un ramo de muérdago, la única cosa en el mundo que era fatal para Balder, quien falleció en el acto.

Esta leyenda, sumada a los recuentos de la Última Cena, dio origen a la creencia de que no deben sentarse a la mesa trece personas, pues se corre el riesgo de que una de ellas deje de existir poco tiempo después.

No, no hablamos de esta versión de Balder, sino del de la mitología clásica.

En la tradición Wicca, trece es el número de personas ideal para formar un círculo, además de que lo consideran un número sagrado por tratarse de la cantidad de meses lunares que tiene un año (es decir, 13 lunas llenas). Por otro lado, el viernes es un día sagrado en las tradiciones nórdica y musulmana, además de que el 13 es considerado de buena suerte en Italia, hogar de la Iglesia Católica pero separada de la misma por diferencias políticas e ideológicas.

Quizá sea esa apreciación pagana lo que llevó a la Iglesia a satanizar día y número, lo que además de crear una postura opuesta a otras religiones, permite asustar y mantener bajo control a sus seguidores. La Iglesia también sacó provecho de una particular condición matemática compartida por los meses con un viernes 13. Estos deben iniciar un domingo, así que si un mes comienza el día que Dios descansa, estará condenado a incluir un día en que el Diablo puede hacer de las suyas.

Los mitos sobre el número trece cambian con los tiempos, y en años recientes alguien añadió otro dato curioso: Algunos de los asesinos seriales más famosos de la historia tienen 13 letras en sus nombres: Jack the Ripper, John Wayne Gacy, Charles Manson, Jeffrey Dahmer, Theodore (Ted) Bundy. Claro que esa premisa se viene abajo si se usan los nombres completos, pero no se trata de ser racionales, ¿o sí?

Algunas estadísticas señalan a las supersticiones del viernes 13 como las más difundidas en el mundo.

Hace unos años, el Dr. Richard Wiseman, psicólogo investigador de la Universidad de Hertfordshire, creó el Luck Project, un programa que investiga las conductas de gente que se considera desafortunada o cree vivir a la sombra de la mala suerte. Sus estudios han determinado que la principal razón para que ciertas personas tengan un mal día el viernes 13 es que su estrés afecta su concentración al salir a la calle, lo que provoca accidentes.

El estudio estima que una persona supersticiosa tiene un 25% más de posibilidades de sufrir un accidente de auto un viernes 13 que un escéptico, lo que de cierto modo podría interpretarse como clara evidencia de que es de mala suerte ser supersticioso. Pero más allá de toda broma, sea cual sea el verdadero origen de esta superstición, no es posible ignorar que aún tiene un fuerte impacto en algunos sectores de la sociedad en varias partes del mundo.

En América Latina y en Grecia el día que es considerado como de mala suerte no es el viernes, sino el martes 13, y aunque no tiene el mismo punch, se entiende, porque es el día dedicado a Marte, dios romano de la guerra y los conflictos, además de que es el tercer día de la semana, lo que se suma a la creencia de que las cosas malas ocurren en bloques de tres. En algunas partes de Italia existen supersticiones similares alrededor del viernes 17.

Ya para finalizar con este recuento de historia y curiosidades, les comparto que el término médico para la aversión al número trece es Triscaidecafobia, mientras que al miedo irracional hacia un viernes 13 recibe el nombre de Parascevedecatriafobia.