Desperté de ese sueño. Pero no quiero dejarlo ir.
En lugar de poder disfrutar de las noches, sigo aferándome a ese sueño, su sueño, su recuerdo...
Suspiro un suspiro de añoranza. Un suspiro de melancolía.
La tristeza me vuelve a cobijar, me lleva a un lugar que conozco demasiado bien. Y una vez más lloro silenciosamente por ella.
Una lágrima por lo que fuimos, y otra por lo que no podremos ser.
Una más por el recuerdo de un mañana separados al amanecer.
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