miércoles, 9 de noviembre de 2011

Real Steel (Gigantes de Acero)

Debo confesar que cuando escuché sobre esta película no me interesó. Primero, porque el director, Shawn Levy, no me inspiraba confianza. Considerando que su filmografía incluye "joyas" como Just Married (Recién Casados), Big Fat Liar (Gordo Mentiroso), Cheaper by the Dozen (Más Barato por Docena) 1 y 2 y el remake de The Pink Panther (La Pantera Rosa), así que, en perspectiva, mi recelo era injustificado.

Claro que también dirigió Date Night (Una Noche Fuera de Serie), pero hubiera requerido un esfuerzo especial estropear una comedia con una pareja de actores (y escritores) tan talentosos como Tina Fey y Steve Carrell.

Otra razón que me hacía desconfiar es que se supone estar basada en Steel, un cuento de Richard Matheson adaptado en un episodio de la serie original de The Twilight Zone (Dimensión Desconocida), y aunque soy fan de Matheson y de esa historia/episodio, debo admitir que no es la clase de relato que se traslade fácilmente al presente, y menos si la idea es usarla como base para un largometraje.

La historia original transcurre en los 1970 (¡el futuro!), y trata sobre un ex-boxeador y su socio, un par de manejadores de robots peleadores, los cuales sustituyeron al boxeo humano. Luego de una mala racha reciben una oportunidad de regresar al circuito de peleas, pero su robot está averiado, así que el ex-boxeador (llamado o apodado Steel) se disfraza para pelear, pero lo único que consigue es que casi lo maten en el cuadrilátero.

Claro que la película tiene poco o nada que ver con la historia original o su adaptación, más allá de que se trata de peleas de robots en un futuro en que está prohibido el combate deportivo entre humanos. Charlie Kenton (Hugh Jackman) es un ex boxeador que ahora manejar robots, pero lleva años en una mala racha. Endeudado y condenado a trabajar en el circuito independiente, Charlie está a punto de abandonarlo todo.

Para complicar más las cosas, Charlie se entera de la muerte de una antigua ex novia, y por ley le corresponde la custodia del hijo que tuvo con ella. Sin interés por cuidar a su hijo, Charlie hace un trato con el esposo de su cuñada para ceder de forma incondicional la custodia del niño a cambio de una fuerte suma de dinero, pero tiene que quedarse con el niño todo el verano, mientras su cuñada y el marido pasan sus vacaciones en Europa.

Cuando le entregan a Max (Dakota Goyo), su plan original es dejarlo al cuidado de Bailey (Evangeline Lilly), la hija de su antiguo y difunto entrenador. Bailey y Charlie tuvieron una relación tiempo atrás, y aunque no funcionó, aún son amigos y en ocasiones Bailey se ha asociado con Charlie para comprar robots y refacciones, lo que la convierte en otro de sus acreedores. Pero Max no es tan testarudo como su padre, y terminan pasando juntos todo el verano.

Una excursión en busca de piezas casi termina en desastre, y como resultado Max se hace con un viejo robot de primera generación que probablemente era usado como sparring. Charlie no cree que se pueda rescatar algo del viejo robot, pero Max está empeñado en hacer algo con él, sobre todo tras descubrir que aún funciona, así que Charlie, a regañadientes, accede a ayudarlo a convertir al viejo cacharro en un robot de pelea.

Conforme el robot va ganando peleas, la relación entre Charlie y Max crece de un modo que ninguno de los dos anticipaba, así que resuelven sus diferencias y empiezan a formar auténticos lazos familiares al tiempo que Charlie va saldando deudas para poner en orden su vida. La película logra un sólido balance entre acción y desarrollo de personajes, y aunque por momentos parece demasiado simple, es efectiva y funciona también a nivel emocional.

Aunque la dirección no es mala, atribuyo la exitosa mezcla de elementos en la historia al inteligente guion obra de John Gatins, que parece haberse robado las partes correctas de cintas como Rocky o The Champ (El Campeón) y aprovechó su experiencia previa con historias deportivas (Varsity Blues, Hardball, Coach Carter) para hacer que muchos clichés funcionasen en de una historia llena de acción y robots.

El último tercio de la película parece una calca de Rocky, pero hay que reconocer que los responsables de la película entendieron que, si no vas a hacer algo original, lo menos que puedes hacer es imitar a los mejores. Tal vez sea por decisión dividida, pero Real Steel es una muy recomendable película familiar que resultará también del gusto de los amantes del cine de acción. Altamente recomendada.

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