Hace un par de años pasamos por la experiencia de vivir en carne propia los resultados de la paranoia que puede causar la aparición de una epidemia viral desconocida, como se dio con la influenza A-H1N1, también conocida como gripe porcina.
Por fortuna (o por desgracia, según su punto de vista o creencias personales), el Aporkalipsis no se concretó y la humanidad pudo sobrevivir para continuar con su sistemática e implacable explotación y destrucción del mundo, y lo único dañado fue la economía de las principales ciudades afectadas por la epidemia, entre ellas la Ciudad de México.
A fin de cuentas las medidas de prevención y control tomadas por las autoridades resultaron exageradas e innecesarias, y aún cuando comparto la filosofía de "mejor seguro que arrepentido", creo que la experiencia sirvió para evidenciar lo mal que estamos en cuestiones de educación, pues los incidentes ligados a la ignorancia estaban a la orden del día y en algunos casos resultaron más peligrosos que los mismos brotes de la enfermedad.
Reportes de casos similares se empiezan a dar en varias ciudades del mundo mientras la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Control de enfermedades de los Estados Unidos trabajan a marchas forzadas intentando rastrear el origen de la infección y en desarrollar una vacuna. La tasa de infección es muy alta y en unas cuantas semanas hay millones de casos reportados alrededor del mundo con miles de personas falleciendo todos los días. El caos reina por todos lados y el pánico se apodera de la sociedad, llevando a la civilización al borde del colapso.
Basándome en la experiencia de lo que vi y viví cuando se dio la alerta sanitaria mencionada al principio de este texto, me inclino a pensar que no. Altamente recomendada.
A fin de cuentas las medidas de prevención y control tomadas por las autoridades resultaron exageradas e innecesarias, y aún cuando comparto la filosofía de "mejor seguro que arrepentido", creo que la experiencia sirvió para evidenciar lo mal que estamos en cuestiones de educación, pues los incidentes ligados a la ignorancia estaban a la orden del día y en algunos casos resultaron más peligrosos que los mismos brotes de la enfermedad.
Todo esto viene a colación por el tema de la más reciente película de Steven Soderbergh, Contagion (Contagio), misma que, si hemos de creer a Matt Damon, pudiese ser la penúltima que realice el talentoso director antes de retirarse definitivamente del cine, al menos como director. Si es capaz de seguir produciendo material de tan alta calidad como esta película, espero que ése no sea el caso.
Beth Emhoff (Gwyneth Paltrow) regresa de un viaje de negocios a Hong Kong sintiéndose mal de salud. Los síntomas de lo que parece una simple gripe o alguna infección similar se complican y Beth muere de forma repentina, seguida casi de inmediato por su hijo de seis años. Sin embargo, su esposo Mitch (Matt Damon) no manifiesta ningún síntoma y tras pasar unos días en cuarentena es dado de alta, habiéndose determinado que es inmune a lo que sea que mató a su esposa e hijastro.
Soderbergh tiene un talento especial para construir películas con elencos extendidos e historias que se desarrollan en varios frentes paralelos, y lo ha dejado de manifiesto con películas como Traffic o Syrianna. En Contagion cuenta su historia desde el punto de vista de médicos, oficiales de gobierno, autoridades civiles y militares, media whores y oportunistas, y civiles comunes intentando lidiar con una situación que rebasa cualquier grado de preparación y posibilidad de respuesta.
Tal vez lo que más me sorprendió de esta película es el uso de los silencios para avanzar la historia en momentos en que más diálogos podrían volverla confusa sin realmente aportar información necesaria para la trama. El hecho de poder conjuntar a un elenco tan talentoso como el que puede presumir esta producción también es una gran ayuda, pues probablemente sea el único director capaz de competir con Woody Allen cuando se trata de armar elencos multiestelares.
En adición a los actores antes mencionados participan en Contagion Laurence Fishburne, John Hawkes, Jude Law, Marion Cotillard, Kate Winslet, Elliott Gould y Bryan Cranston. La película consigue contar una historia interesante y entretenida, a la vez que invita a la audiencia a reflexionar sobre nuestra sociedad, así como a cuestionarnos si estamos listos para lidiar con una crisis como la aquí planteada.
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