Si hablamos de cómics y pensamos en cómics de horror, es poco probable que el nombre de Ed Brubaker se nos venga a la cabeza, al menos en un primer momento. En contra, si se mencionan juntos los nombres de Ed Brubaker y Sean Phillips, de inmediato pensamos en historias de crimen, en noir que lo mismo puede estar ambientado en el presente que en cualquier momento del pasado. Pero Fatale, serie publicada entre 2012 y 2014, es una muestra de la versatilidad de este par de talentosos creadores de cómics.
Anunciada en 2011 al final de Criminal: Last of the Innocent, que en su momento se creía era la última historia de esa saga, Fatale fue la primera de las múltiples colaboraciones de Brubaker y Phillips en publicarse bajo Image Comics, sello que a la fecha se mantiene como el hogar de sus historias. Supongo que la mejor manera de describir el tono de esta serie sería decir que se trata de un noir con elementos de horror sobrenatural de tintes lovecraftianos, así que en lo personal marca varias casillas entre mis intereses personales.
El título viene de femme fatale, término francés largamente usado para referirse a las vampiresas, mujeres fatales tan hermosas como peligrosas que son uno de los elementos más característicos del género noir, y que tienen el papel de distraer y confundir al detective, policía o delincuente protagonista de la historia, a menudo presentadas como una aparente damisela en peligro pero que en realidad se convierten en la principal fuente de peligros y problemas a lo largo de la historia, y en este caso se refiere a Josephine, o "Jo".
En la superficie Jo es una arquetípica femme fatale, pero sólo en la superficie. Todo apunta a que se trata de una mujer inmortal que conserva siempre la apariencia de una atractiva mujer de unos treinta años. La conocemos durante el funeral de Dominic Raines, un famoso y reclusivo escritor. Al concluir el servicio Jo se acerca a Nicholas Lash, ahijado y albacea de Raines, quien se siente intrigado por la enigmática y hermosa mujer. Cuando reaparece para salvarlo de unos misteriosos hombres que buscan algo en la casa de Raines, Lash cae presa de su embrujo.
Y es que justo un embrujo es lo que Jo parece provocar en los hombres (y algunas mujeres) a su alrededor. Se obsesionan con ella, hacen todo lo que les pide sin pregunta alguna, y están dispuestos a abandonar lo que sea y a quien sea con tal de complacerla. Al avanzar la serie nos enteramos que a lo largo de los años no son pocos los casos en que muchos han dado la vida por ella, aun si Jo no siempre fue consciente del efecto que provocaba en los demás, incluido un periodo en los 1990 en que sufrió de amnesia.
La historia salta entre distintas épocas, así que además de las pesquisas de Lash en el presente para averiguar más sobre ella, la vemos en los años 50 en medio de un triángulo con el corrupto policía Walter Booker y Raines cuando éste era un periodista investigador. Así nos enteramos que la principal razón de Jo para quedarse algún tiempo con un hombre es que éste le sirva como protector, pues hay un siniestro culto satánico tras ella, quienes parecen decididos a sacrificarla a sus dioses, antiguas entidades lovecraftianas.
Otros arcos argumentales siguen las actividades de Jo en los años setenta en Hollywood, en los treinta y durante la segunda guerra mundial en Europa, y en los noventa en Seattle, y poco a poco se va armando el rompecabezas de lo que ha sido su vida y la razón por la que la siguen el culto y su aparentemente inmortal líder. Un par de números siguen a dos mujeres distintas, Mathilda en la Francia del siglo XIII, y Black Bonnie en el viejo oeste, quienes además de los mismos "poderes" de Jo comparten con ella cierta similitud física.
Esta peculiar mezcla de noir y horror sobrenatural hace más que sólo combinar elementos de ambos géneros, pues construye sobre ellos, combinando muchas de sus características para enriquecer la historia, y lo hace de formas tan efectivas que parecen engañosamente simples. Primero, toma a la figura de la femme fatale y la convierte en el centro de la historia, ofreciéndonos su perspectiva y sin que ello implique narrar todo desde su punto de vista. De hecho éste cambia de un arco a otro según convenga al relato en cuestión.
Al centrarse en la femme fatale, y dado que Brubaker y Phillips juegan con los arquetipos de esta figura, el sexo juega un papel muy importante en la historia, pero de una forma que no es gratuita, pues ayuda a la construcción de personajes al mostrar las distintas cosas que puede representar. En principio, es una herramienta al servicio del instinto de conservación de Jo, pero también lo usa como una forma de olvidarse de sus problemas, o como un acto de duelo o lástima, incluso como una forma de compensar a aquellos que usa para sobrevivir.
Por otro lado, la historia toma estereotipos populares del noir, pero en vez de hacer sólo lo que uno espera de ellos, el uso de personajes tridimensionales y bien desarrollados, de modo que aun si el relato sigue patrones familiares, lo hace de una forma fresca. Por ejemplo, el arco en los 1950 gira alrededor de un periodista que busca exponer la corrupción policíaca en su ciudad y un policía corrupto que, pese a todos sus defectos, hizo muchas cosas por amor, o al menos en respuesta a la obsesión que lo controla.
El culto demoníaco también nos recuerda a sectas como hemos visto muchas en la ficción del último siglo, y Brubaker aprovecha esa familiaridad para tomar atajos en su construcción, trabajando personajes y situaciones particulares que le permiten explotar esos elementos de un modo que rara vez encontramos en la ficción contemporánea. Uno de sus fuertes siempre ha sido el crear personajes complejos e interesantes, y ésta no es la excepción. Sumados a un intrigante misterio central y un trasfondo familiar, el resultado es extraordinario.
Un misterio alrededor de una hermosa y misteriosa mujer aparentemente inmortal que a lo largo de las décadas se ve enredada con periodistas de investigación, policías corruptos, escritores de misterio, estrellas de rock, actores fallidos, cultos satánicos, matones demoníacos, un sacerdote ciego e inmortal y montones de amantes y víctimas colaterales mientras intenta evadir a quienes desean sacrificarla a siniestras entidades lovecraftianas, y todo escrito con el talento y capacidad de sobra conocidos de Brubaker. ¿Qué podría fallar?
En cuanto al arte, no hay mucho que pueda agregar que no haya dicho antes. Sean Phillips tiene un estilo que danza entre lo simple y lo realista, con un eficaz uso de sombras que crea el ambiente ideal para una historia i, además de que juega con la composición para manipular el ritmo narrativo y enfatizar revelaciones importantes o estallidos de acción y violencia. Los primeros diez números son coloreados por el siempre brillante Dave Stewart y el resto por Elizabeth Brettweiser, ambos con una paleta apagada que usa tonos fríos o cálidos para complementar el tono del dibujo.
La serie duró 24 números, recogidos por Image Comics en cinco tomos de pasta blanda que recogen los arcos argumentales que conforman la historia: Death Chases Me (1-5), The Devil's Business (6-10), West of Hell (11-14), Pray for Rain (15-19) y Curse the Demon (20-24). También hay dos tomos de pasta dura, uno con los diez primeros números y el otro con el resto de la serie, que incluyen bocetos, un vistazo al proceso creativo, y ensayos históricos de Jess Nevins sobre el género noir o personajes relevantes a la historia.
En España apareció hace unos años una edición similar a los pasta dura de lujo que fue publicada por Panini Comics, pero por alguna razón jamás se le ha publicado en México, donde por alguna razón los excelentes cómics de Brubaker nunca han gozado del éxito y reconocimiento que merecen, por lo que las opciones para cualquier lector interesado en leer esta obra se reducen a importar una copia, ya sea de la traducción europea o de alguna de las ediciones existentes en su idioma original. Image Comics permite leer gratis y en línea el primer número de la serie.
Fatale es una historia compleja que funciona muy bien gracias a una inteligente construcción que opera en varias capaz. Esta mezcla de tropos noir, horror cósmico y dramas personales que por momentos es tranquila y misteriosa, con un sucio aire de oscuridad que insinúa la constante amenaza de violencia y brutales horrores sobrenaturales, todo hermosamente ilustrado por verdaderos maestros del medio, y sin duda una recomendación obligada para todo aficionado al horror, el noir o ambos. Una serie imperdible.
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