En el área del entretenimiento, 2020 será recordado como el año que cambió el modelo de distribución para los grandes estudios de Hollywood. El cierre de actividades no esenciales alrededor del mundo a causa de la pandemia se dio semanas antes del inicio del "verano" cinematográfico, los meses de abril-agosto en que por lo regular se estrenan las producciones más grandes y ambiciosas.
La secuela a la exitosa cinta de 2017 es también dirigida por Patty Jenkins, quien además coescribió el guion con Geoff Johns y Dave Callaham sobre una historia desarollada por ella y Johns. Gal Gadot regresa en el papel principal como Diana Prince / Wonder Woman y Chris Pine como Steve Trevor, su interés romántico. Robin Wright y Connie Nielsen vuelven a interpretar a Antiope e Hipólita, respectivamente, y se suman al elenco Kristen Wiig y Pedro Pascal como los principales antagonistas.
La cinta abre con una secuencia en el pasado, cuando una muy joven Diana (la encantadora Lilly Aspell, que repite el papel hecho en 2017) participa junto a otras amazonas en una competencia atlética en Temiscira, donde somos testigos de un accidente, y lo que hace para compensar y seguir compitiendo, situación que termina con su tía Antiope sacándola de la competencia para explicarle que las mentiras y trampas no llegan a ninguna parte, pues la única forma correcta de ganar es a través de la verdad.
La historia salta al "presente" en 1984, casi setenta años después de los sucesos de la primera película. Diana es una historiadora y traductora en el Smithsonian Museum de Washington, DC, y lleva una vida solitaria, aún en duelo tras haber perdido a Steve Trevor. También está activa como Wonder Woman, aunque mantiene en secreto sus actividades como justiciera, lo que la convierte en una especie de leyenda urbana en la ciudad, una misteriosa mujer que aparece para ayudar a quienes lo necesitan y desaparece antes de que alguien pueda hacer preguntas.
En el trabajo conoce a Barbara Minerva (Wiig), una tímida y retraída mujer a quien todo mundo ignora la mayor parte del tiempo, y a quien el FBI solicita identificar algunas piezas de arte antiguo. Uno de los objetos que revisa es una piedra con una inscripción en latín que promete cumplir los deseos de quienes la tocan, y aunque ninguna de las dos mujeres da importancia a eso, Diana piensa en su mayor deseo mientras sostiene la piedra. El museo es visitado por Maxwell Lord (Pascal), un empresario famoso por una insistente campaña de televisión para promover su petrolera y quien dice estar interesado en hacer una donación al museo.
En realidad Lord desea apoderarse de la piedra, un antiguo artefacto conocido como Dreamstone (piedra de los sueños) al que lleva algún tiempo buscando y una vez que confirma que ésta se encuentra en el museo empieza a planear como apoderarse de ella. Después de un incidente en la calle, Barbara pide un deseo que poco a poco altera su vida. Durante una cena de gala en el museo, Lord seduce a Barbara para acceder a su oficina y roba la piedra, la cual planea usar para salvar su compañía y mucho más. Diana se ve distraida por la reaparición de Steve Trevor, quien ocupa el cuerpo de otro hombre, lo que permite que Lord escape.
Lo que sigue es una confusa serie de sucesos que muestran a Lord ganando poder e influencia mientras poco a poco se revelan los peligros y efectos secundarios de los deseos concedidos por la piedra. Diana y Steve retoman su romance mientras él trata de adaptarse a este nuevo y extraño mundo, pero eventualmente deben enfrentar la realidad y prepararse para confrontar a Lord antes de que sus acciones se conviertan en una catástrofe de alcances globales.
Gadot hace un buen trabajo en el papel protagónico gracias a su carisma y presencia escénica, pero la falta de una historia más fuerte y congruente pone en evidencia muchas de sus limitaciones como actriz. Las escenas con Pine resultan curiosas, porque la palpable química que había entre ambos en la primera película parece haber desaparecido. Por fortuna sus antagonistas son actores más capaces y su trabajo ayuda a esconder (sólo a medias) muchos de los defectos del guion, que falla en dos áreas esenciales, pues no tiene una historia interesante que contar, y tampoco hace nada por desarrollar a sus personajes.
La trama desperdicia las posibilidades planteadas por su entorno, pues la secuencia inicial parece marcar la verdad como una de las grande fortalezas de Diana, lo que iría en franca oposición a la falsa promesa de satisfacción cumplida que representa la piedra, reforzando el papel de Lord y Barbara como los antagonistas, dos personas que creen que podrán encontrar la felicidad si se convierten en algo que no son, sin importar lo que tengan que sacrificar para conseguirlo. Con la historia sentada en los aós ochenta, la cúspide de la cultura consumista occidental y la característica avaricia de la era Reagan, las posibilidades para una gran historia cargada de comentario social eran muchas, pero las dejaron pasar de largo.
Otro gran problema es la ausencia de un villano real, pues aunque Lord y Minerva son los antagonistas, sería fácil argumentar que en realidad son víctimas de la piedra, que aprovecha la debilidad de carácter mostrada al ceder a su ambición para convertirse en algo que no son. En algún momento Diana señala la importancia de averiguar qué dios es responsable por la creación de la piedra, pero parece que hubo un esfuerzo consciente por limitar al mínimo posible el uso de elementos mitológicos, lo que me parece una verdadera lástima, pues se trata de una parte importante del personaje. Mención aparte para los efectos, que son muy disparejos y van de mediocres a muy buenos.
La historia está llena de inconsistencias y agujeros argumentales (Diana es abnegada y altruista, pero no da un cacahuate por el hombre a quien Steve está robando su vida, Diana afirna que es importante averuguar qué dios es responsable por la creación de la piedra, pero después lo olvida o decide que ya no es importante) y de detalles que hacen parecer que más que emular un ambiente ochentero la cinta está emulando la vacuidad característica de algunas cintas populares de aquella época, (un piloto de la primera guerra mundial capaz de volar un moderno caza de combate sin pasar apuros para ello, evidencia del FBI por la que nadie se hace responsable, una piedra mágica cuyo funcionamiento varía de una escena a la que sigue, etc.).
A pesar de ello, la cinta no es un completo desastre, lo que en buena medida se debe al trabajo de una directora con mucho oficio que logra algunas escenas brillantes, aun si el todo es muy disparejo. El buen trabajo de Pascal (a pesar de que su personaje se vuelve más fársico con cada instante que transcurre) y Wiig, que dominan todas y cada una de sus escenas, además del carisma y presencia de Gadot ayudan a que la película trastabille todo el camino sin llegar a desplomarse por completo. Otra queja, sobre todo considerando la ausencia de trama y desarrollo de personajes, es la duración. Uno esperaría más sustancia en dos horas y media de película.
Rescato la voluntad de estudio y directora de hacer una película de superhéroes más colorida y ligera (a pesar de lo largo) a lo que ha caracterizado a las producciones con héroes de DC, y a tratar de usar a los personajes para transmitir mensajes positivos aptos para una audiencia de cualquier edad. Ojalá se mantenga esa disposición, pero se cuide más el trabajo de guion para ofrecer productos más redondos y satisfactorios. Warner acaba de dar luz verde a una tercera entrega también de manos de Jenkins. Ojalá elija mejor a sus coescritores, y se aseguren de recuperar los elementos mitológicos que separan a Wonder Woman de muchos otros personajes.
En un año que nos dio muy pocas películas y recuerdos brillantes, Wonder Woman 1984 tenía la oportunidad de ser algo memorable, y no la aprovechó. Se trata de una película mayormente entretenida si uno evita analizar sus partes, y aunque el resultado es más bien mediocre, está lejos de ser una mala película. Recomendada para todo público, pero con muchas reservas.
Eso sin olvidar un dato muy importante; Cuando Diana le pide a Barbara qaverigue el origen de la piedra y está lo qconsigue es ubicarlo hay un fallo bestial. Barbar le dice qromulo, el ultimo emperador de Roma,cuando murió la tenía. Cuando fue Roma lo quien fundó Roma. Esos errores históricos...
ResponderBorrarSí, los errores históricos, geográficos o científicos son caso aparte. Si es en servicio de la historia, o no afectan el desarrollo de la misma, prefiero ignorarlos, o jamás disfrutaría nada. Mientras la lógica interna funcione, no hay problema, pero esta película adoleció de todo y por todas partes.
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