Más que horror, me parece que esta novela es fantasía oscura con ciertos tintes de horror, crimen y fantasía contemporánea, de esa que a últimas fechas equiparan con el realismo mágico, etiqueta con la que no estoy para nada de acuerdo.
Como sea, Horns se publicó en 2010 y cuenta la historia de Ignatius "Ig" Perrish, un joven de 26 años que vivía con comodidad y ciertos privilegios en el pueblo de Gideon, New Hampshire, en buena medida gracias a ser hijo de un famoso músico y hermano menor de una estrella de televisión. Pero esa vida fácil se vino abajo cuando Merrin Williams, su novia, fue violada y asesinada, pues a pesar de ser inocente y de que nunca fue acusado de nada, la gran mayoría del pueblo lo considera culpable del crimen, cuyas misteriosas circunstancias apuntaban a él de forma demasiado conveniente.
Tras una noche de excesos y alcohol, Ig despierta en el bosque, cerca de la fundición abandonada y del lugar en que hallaron el cuerpo de Merrin. Siente algo en su cabeza, y descubre que ahora tiene cuernos. Convencido de que sigue ebrio, va a casa a dormir y espera hasta sentirse mejor para ir al hospital a que lo revisen. Así descubre que la gente no sólo no reacciona ante la visión de los cuernos, sino que en su presencia revelan sin empacho lo que pasa por su cabeza y sus más siniestros deseos.
Se podría decir que, en rasgos generales, Horns es una historia de amor y venganza que explora temas filosóficos y de teología, que gira alrededor de la naturaleza del bien y el mal, la existencia de dios y su relación con la presencia del mal, y los cuestionamientos morales de un hombre ante esas interrogantes, todo envuelto con la estructura de una tradicional novela de horror en la que un personaje dulce y de buen corazón lucha por conservar la inocencia y pureza de su corazón al tiempo que busca hacer justicia. La novela tiene cincuenta capítulos, los cuales se dividen en cinco secciones, que llevan los títulos de Hell, Cherry, The Fire Sermon, The Fixer y The Gospel According to Mick and Keith.
Es evidente que Hill comparte con su padre la habilidad para escribir prosa de lectura fácil y accesible y el amor por la cultura pop, manifiesto en toda clase de referencias a lo largo de la obra. En este caso se podría incluso argumentar que abusa de las alusiones al diablo y sus representaciones populares, desde los nombres de personajes como Merrin y Regan (El Exorcista), símbolos religiosos (serpientes, trinches y crucifijos), metáforas descaradas (corbatas como ataduras, cerezas como fruto prohibido y símbolo de virginidad) y música de los Rolling Stones (los Mick y Keith de la última sección, además de una cita en código morse en las solapas de la cubierta).
Horns fue nominada en los Bram Stoker Awards de 2010 en la categoría de mejor novela, aunque no lo ganó, y un par de años después fue llevada al cine en una película dirigida por Alexandre Aja y protagonizada por Daniel Radcliffe y Juno Temple, la cual tuvo una recepción mixta pero es tema de una discusión aparte.
En resumen, Horns me parece una muy entretenida novela de fantasía con tintes de horror y crimen, y debe resultar del gusto de cualquier aficionado a esos géneros. Sin duda una lectura bastante recomendable.
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