miércoles, 22 de septiembre de 2021

Psychokinesis (염력 - Yeomnyeok, 2018)

Yeon Sang-ho es un director que era conocido por su trabajo en animación hasta 2016, cuando hizo su debut live action con la aclamada Train to Busan (Estación Zombie), y el año pasado dirigió la secuela Peninsula (Estación Zombie 2), que fue su tercer largometraje live action. Entre ambas cintas dirigió Psychokinesis (염력 - Yeomnyeok), película de 2018 que cae dentro del género de superhéroes.

Al igual que sus otras dos películas, el guion es obra del mismo Yeon. El elenco está formado por Ryu Seung-ryong, Shim Eun-kyung, Park Jung-min, Kim Min-jae y Jung Yu-mi. Se trata de la primera película coreana de superhéroes, y luego de su estreno en Corea del Sur a finales de enero de 2018, Netflix adquirió los derechos internacionales y sumó la cinta a su catálogo en la mayor parte del mundo a fines de abril de ese mismo año. Aunque se le considera una película de superhéroes, es importante señalar que no lidia con amenazas superpoderosas ni presenta héroes disfrazados, elementos comunes en el género.

La historia sigue a Shin Seok-heon (Ryu Seung-ryong), un irresponsable guardia de seguridad en un banco de Seúl que adquiere poderes telequinéticos luego de beber agua de un manantial contaminado por la caída de un meteorito a las afueras de la ciudad. Mientras piensa en una forma de ganar dinero con sus nuevas habilidades es contactado por Shin Roo-mi (Shim Eun-kyung), su hija, quien le informa que su madre acaba de fallecer. Así nos enteramos que muchos años atrás Seok-heon abandonó a su familia.

Roo-mi maneja un exitoso restorán de pollo frito que enfrenta problemas con una corrupta empresa constructora que planea demoler todos los locales de la zona para construir un lujoso centro comercial. Ella y otros locatarios se rehúsan a abandonar el lugar, pues la empresa no quiere pagar una compensación justa, y enfrentan a los golpeadores contratados para desalojarlos. Esto da a Seok-heon la oportunidad de dar buen uso a sus nuevas habilidades e intentar granjearse la simpatía de su hija y sus vecinos.  

Su forma de enfrentar a los matones de la constructora pronto le gana la simpatía de los amigos y vecinos de Roo-mi, pero reparar la relación con su hija no será tan fácil. Además, una vez que la gente detrás de la constructora decide involucrarse de forma más directa y usar su dinero e influencias para lograr lo que desean, todos tendrán que enfrentar la dura lección de que en este mundo hay cosas que no se pueden resolver ni siquiera con ayuda de poderes sobrehumanos.

En términos generales, la película es mucho más cercana en tono a Chronicle (Poder sin Límites) que a cualquiera de las producciones basadas en personajes de Marvel o DC en el sentido que lidia con una persona común que debe aprender a usar habilidades que lo separan de los demás y sin que éstas hagan desaparecer como por arte de magia todos sus problemas. Es como una historia de origen, narrada de una forma divertida, pero siempre con el tema de la relación entre padre e hija como el centro de todo.

Yeon Sang-ho tiene el acierto de mantener la historia ligera e incluir bastante humor, y se apoya en el desarrollo de personajes para mantener la atención del espectador. A pesar de que sus protagonistas deben lidiar con la avaricia y abusos de una corporación, tema con una fuerte base en la realidad, el realizador opta por no tomarse las cosas demasiado en serio, y pese a la fuerte carga de comentario social que incluye su historia, evita sermonear a nadie y enfatiza el hecho de que no existen soluciones mágicas a problemas cotidianos.

Las actuaciones son bastante sólidas y funcionan muy bien tanto en el tema de las relaciones personales como en el manejo de humor. Es obvio que todos los involucrados entienden que el género de superhéroes es inherentemente inocente y un tanto tonto, pero en vez de tratar de disfrazar ese aspecto con situaciones serias y momentos oscuros, abrazan la idea de lo fantástico y juegan con ella a lo largo de toda la película como si se tratase de una fábula acerca de un padre que busca redimir sus errores del pasado. 

Siempre me ha intrigado la forma en que el género de superhéroes, invención cien por ciento estadounidense, es interpretado en otras partes del mundo, con un bagaje cultural que alimenta de distinta forma las historias. En los últimos meses he visto producciones españolas (Orígenes Secretos), francesas (Cómo me convertí en superhéroe) y alemanas (Freaks: Eres uno de nosotros), y Psychokinesis es el primer ejemplo que encuentro de una interpretación oriental del género más allá de algunos animes y mangas japoneses.

En ese sentido, el resultado es muy cercano a lo que pienso vería en historias creadas en América Latina, pues encuentro que la situación social y económica de Corea que he visto en producciones recientes es similar en muchos aspectos a lo que vivimos en México y otros países: una economía emergente que lejos de mejorar las condiciones de vida de la población en general sólo ha incrementado la diferencia de clases, combinado con una clase trabajadora que a veces parece sostenerse sólo a base de fe y esperanza.

Psychokinesis es una muy entretenida película que debe resultar del agrado de cualquier aficionado al cine fantástico, y en general me parece una buena opción de entretenimiento ligero apto para toda la familia. Bastante recomendable.

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