Walter Simonson es uno de los artistas de cómic más celebrados en el medio, y con justa razón. Inició su carrera profesional a mediados de los 1970, y cimentó su nombre con memorables etapas en Thor, Fantastic Four, Orion y muchos títulos más para Marvel y DC Comics, pero en lo personal le tengo un aprecio especial a sus cómics de autor, como es el caso de su épica de ciencia ficción Star Slammers.
Se unió a la Washington Science Fiction Association y empezó a colaborar en su periódico. Ahí, como parte de una campaña para obtener la sede de la World Science Fiction Convention de 1974, publicó los primeros episodios de la historia. Los últimos capítulos, dibujados ese mismo año, mostraban su evolución como artista, y decidió usarlos como portafolio.
Carmine Infantino, entonces editor en jefe de DC Comics, vio esas páginas y empezó a darle trabajo en varios títulos, incluyendo una popular historia de Manhunter escrita por Archie Goodwin y publicada como historia secundaria en las páginas de Detective Comics. Simonson gozó de gran éxito en DC y Marvel, y fue para esta última que retomó la idea de los Star Slammers para una historia publicada como parte de su recién lanzada línea de novelas gráficas como Marvel Graphic Novel No. 6: Star Slammers.
Pero, ¿de qué trata esta historia? La mejor manera de explicarlo es la descripción que el propio autor ha hecho de su obra: "Hace tiempo existió una raza de hombres que podían disparar, pelear y matar mejor que nadie, y les pagaban fabulosas sumas de dinero para actuar como mercenarios. La práctica se volvió tan lucrativa que decidieron convertirla en un negocio. Se volvieron los hombres de negocios más exitosos de la historia, y se hacían llamar... ¡Star Slammers!"
Aquella primera historia, publicada en 1983, consta de 60 páginas y cuenta parte del origen de los Star Slammers. Ante la amenaza de ser exterminados por cazadores de la avanzada civilización de Orion, los habitantes de un pequeño planeta son entrenados por un guerrero de la misma especie que los cazadores, y el resultado es un mundo entero lleno de grandes pilotos y guerreros que, tras defender su hogar, llevan la guerra a sus presuntos depredadores y cimientan el inicio de su leyenda.
La novela gráfica gozó de buena aceptación de crítica y lectores, pero pasarían más de diez años antes de que pudiéramos disfrutar de otra historia en esta saga. El éxito de Image Comics, lanzada en 1992 provocó un renovado interés por historias propiedad de los autores, y a finales de 1883 Malibu Comics, editorial que ayudó al lanzamiento de Image, creó Bravura, un sello donde autores de renombre podían trabajar en sus propias creaciones. Uno de ellos fue Walter Simonson con una nueva historia de los Star Slammers.
Esta nueva historia se anunció como una miniserie de cinco números, pero Malibu tuvo problemas de capitalización, y tuvo que suspender operaciones ese mismo año, lo que dejó inconclusa la historia de Simonson, pues sólo alcanzaron a publicar cuatro números. Mike Richardson, de Dark Horse Comics, ofreció a Simonson terminar la historia, y en 1996, además del Star Slammers Special #1, que en realidad era el inédito desenlace de la miniserie, Dark Horse Presents #114 incluyó una historia de ocho páginas que era un preludio a la miniserie.
Esa segunda historia sucede miles de años después de la novela gráfica, y cuenta la historia de Rojas, legendario estratega notorio incluso entre las formidables filas de los Star Slammers. Luego de que una operación sale mal, Rojas es capturado, algo sin precedentes en la historia de la galaxia. Sus enemigos pretenden usarlo como parte de un complot para apoderarse de un imperio, así que debe unir fuerzas con la coronel Phaedra, diminuta pero feroz guerrera, para escapar y asegurarse de que el honor de los Star Slammers se mantenga intacto.
En términos generales se puede describir a Star Slammers como una space opera de ciencia ficción militar, y es claro que la principal intención de Simonson con esta obra era crear una épica historia de acción y aventura, por lo que su despliegue artístico supera por mucho a su labor como escritor. El diseño y composición de página, quizás el sello más característico de su trabajo a lo largo de su carrera, es parte esencial de esta saga, donde la trama y el desarrollo de personajes pasan a segundo plano.
Pero eso no significa de ningún modo que no sea una buena historia, pues lo es, aun si no ofrece nada innovador o inesperado. Hay partes de la trama en ambas historias que llegan a ser un tanto predecibles, pero de una forma que se disfruta porque es obvio que es intencional, e incluso es notorio que hay gran cantidad de guiños a películas western y de corte bélico, tanto en el desarrollo de la historia como en el aspecto visual, lo que crea una peculiar sensación de familiaridad aun si es la primera vez que leen estas historias.
En el aspecto gráfico es evidente una fuerte influencia de autores europeos de cómic de ciencia ficción, y muchos de los diseños de personajes, mundos y naves de Simonson no se verían fuera de lugar en las páginas de Metal Hurlant, sobre todo lo que vimos en la novela gráfica. La historia de los 90 incorpora además elementos propios del cómic americano de la época, con páginas dobles y viñetas de página entera que enfatizan poses dinámicas o momentos de acción, aunque ejecutados de gran manera.
La historia completa volvió a circular ya en este siglo gracias a IDW, que en 2014 la publicó como una miniserie de ocho números. Los tres primeros eran la novela gráfica, y el resto la miniserie de Bravura/Dark Horse. Para ese propósito, la todas las páginas fueron recoloreadas para darles una apariencia moderna y superior a las de las ediciones originales. El responsable del nuevo color fue Len O'Grady, y permite disfrutar del trazo y tintas de Simonson de un modo que sólo puede superar la experiencia del blanco y negro.
Un año después apareció Star Slammers: The Complete Collection, un tomo de 300 páginas en pasta dura que además de la novela gráfica, la miniserie noventera y el preludio de DHP incluye también las páginas creadas por Simonson a inicios de los 1970 que dieron origen a la historia. Hay también una edición de pasta blanda que no incluye esas páginas, y en español es posible hallar una edición de Panini Cómics México que replica la edición de lujo de IDW con todo el material adicional.
Cabe mencionar que el rotulado de todo (excepto el material amateur, claro) fue rotulado por John Workman, colaborador habitual de Simonson. Cuando se anunció el tomo, el autor dijo que tenía ideas para al menos una historia más, y que quizás la haría en cuanto tuviera tiempo para ello. Eso fue justo cuando empezaba a trabajar en Ragnarök, obra aún en progreso que merece un comentario aparte, así que tendremos que esperar a que la concluya para saber si en verdad habrá más Star Slammers en nuestro futuro.
Como sea, la suma de lo que hay es una obra bastante recomendable, sobre todo si son aficionados a la ciencia ficción.
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