jueves, 16 de septiembre de 2021

Six-Gun Snow White, de Catherynne M. Valente

Dentro del género de fantasía no es rara la noción de reinterpretar historias clásicas en un nuevo contexto, y los cuentos infantiles no son la excepción. De hecho, no es raro ver toda clase de intentos por actualizar los conceptos de un cuento en busca de crear historias que se sientan relevantes en un entorno contemporáneo.

Blanca Nieves ha sido objeto de varias versiones e interpretaciones, y soy muy fan de lo que Neil Gaiman hizo con su cuento Snow, Glass, Apples, que hace unos años Colleen Doran adaptó en una preciosa novela gráfica, y ya antes Tanith Lee había explorado la idea de Blanca Nieves como vampiro en su cuento Red as Blood, incluido en la antología Vamps

Pero Six-Gun Snow White, novela corta de Catherynne M. Valente publicada en 2013, se siente diferente. Ganadora del Locus Award y nominada a los premios Hugo y Nebula como mejor novela corta, y al World Fantasy Award como ficción larga, se trata de un western.

La historia comienza como una narración en primera persona de la propia Blanca Nieves. Así descubrimos que su padre es el acaudalado señor H, dueño de varias minas de plata en Nevada, quien obligó a la nación cuervo a entregarle en matrimonio a Pistola que Canta, una de sus hijas más hermosas, y que de su unión nació Blanca Nieves. Así nos enteramos de que su madre murió durante el parto, y que su padre mantuvo en secreto su existencia, pues el mundo no estaba listo para aceptar a una mestiza.

El nombre de Blanca Nieves se lo dio su madrastra, una mujer tan hermosa como cruel, como un recordatorio de la pálida piel que nunca tendrá. Su madrastra es una bruja con un espejo mágico y dice amarla incluso cuando sus acciones indican lo contrario. Al cumplir dieciocho años Blanca Nieves huye de casa e intenta abrirse paso en el mundo, cazando para vivir y trabajando en las minas de su padre para ganarse la vida, pero sin revelar su identidad, ni siquiera cuando su madrastra envía a alguien a matarla.

La autora hace más que sólo trasladar el clásico relato al viejo oeste, pues lo recrea para explorar temas como familia, misoginia, independencia y racismo, pero desde una perspectiva actual y con una fuerte influencia del realismo mágico iberoamericano. Valente conserva algunos de los elementos más reconocibles de la clásica historia de los hermanos Grimm, como la madrastra con el espejo mágico o Blanca Nieves hallando refugio con siete forajidos.

Hay un claro tinte feminista en su recreación de Blanca Nieves, con alegorías de lo que significa ser mujer y lo que la sociedad espera de una, lo que se manifiesta en los crueles esfuerzos de la madrastra por intentar que Blanca Nieves encaje en lo que se espera de ella más allá de su origen mestizo, los sacrificios que debe hacer. Valente usa la historia original, pero en vez de ceñirse a ella, deconstruye sus elementos y los moldea para integrarlos a una narrativa que se siente familiar a la vez que nueva.

Algo de lo que más me gustó de la versión del personaje creada por Valente es la forma en que desecha el estereotipo de Blanca Nieves como doncella en apuros, y al convertirla en un personaje fuerte e independiente la usa como una manifiesta rebelión contra los estereotipos de género y, por el peculiar origen que da al personaje, también de raza. En esta historia no hay un príncipe encantador que venga a salvarla. De hecho, "Encantador" es el nombre que recibe el caballo apalusa de Blanca Nieves.

El amor también es un tema central en esta historia, pero no el amor romántico, sino amor abusivo, que es la mejor forma de describir la relación entre Blanca Nieves y su madrastra. La primera mitad de la historia, narrada en primera persona por la joven, es un desgarrador y doloroso relato de esa relación, y una de las razones para cambiar a una narrativa en tercera persona es que no quedaba mucho por explorar entre ambas mujeres. Esa relación se mantiene como el principal motor de la historia hasta el final, y la narración en tercera persona permite explorar de una forma menos íntima y personal los aspectos más ásperos y duros de la peculiar dinámica madre-hija.

El exuberante estilo de Valente puede llegar a parecer rebuscado, pero le sienta muy bien a la historia. El final se siente un tanto apresurado, pero a pesar de ello Six-Gun Snow White es una satisfactoria lectura que debe ser del agrado de cualquier aficionado a la fantasía. Lectura bastante recomendable.

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