jueves, 2 de septiembre de 2021

El Bar (Álex de la Iglesia, 2017)

No es un secreto que soy fan de Álex de la Iglesia, y luego de comentar 30 Monedas descubrí que en las distintas plataformas de streaming hay varias películas suyas, incluyendo algunas que no he visto, y como nunca he comentado ninguna por aquí, de vez en cuando me iré poniendo al día con todas las que pueda. Comenzamos con El Bar, una de dos producciones estrenadas en 2017. 

El guion de esta comedia de humor negro con tintes de misterio es obra del propio De la Iglesia con Jorge Guerricaechevarría, su colaborador habitual, y el elenco es un ensamble de actores que mezcla veteranos con rostros menos conocidos, e incluye a Blanca Suárez, Mario Casas, Carmen Machi, Secun de la Rosa, Jaime Ordoñez, Terele Pávez, Alejandro Awada y Joaquín Climent.

Debutó en el Festival Internacional de Cine de Berlín en febrero de 2017 y unas semanas más tarde se estrenó en España con buen éxito inicial, aunque no recuperó en taquilla la inversión de 5 millones de euros que fue su presupuesto.

Los créditos iniciales abarcan una inusual animación microscópica de una infección viral cuyo significado se vuelve evidente más adelante. La historia transcurre en el centro de Madrid, donde una toma continua muestra la facilidad con que una infección podría esparcirse y muestra a algunos personajes que caminan por la calle. Uno de ellos es Elena (Suárez), una atractiva joven que se dirige a una cita a ciegas pero hace escala en un bar popular con intención de recargar su celular.

El lugar es atendido por su propietaria, Amparo (Pávez), y Sátur (De la Rosa), su ayudante-mesero-barista. entre sus clientes están Nacho (Casas), un publicista hipster; Trini (Machi), una solitaria mujer mayor; un vendedor (Awada); y un ex policía (Climent), además de Israel (Ordoñez), un indigente a quien le da por citar la biblia. Un hombre que parece enfermo se encierra en el baño, y a los pocos minutos de la llegada de Elena otro cliente sale del bar y cae muerto, víctima aparente de un francotirador.

Cuando otro parroquiano intenta ayudarlo le pasa lo mismo, lo que desata el miedo entre el resto. El pánico da paso a la paranoia, y la creciente desconfianza entre las ocho personas avanza un entretenido thriller de misterio con una fuerte carga de comedia oscura mientras se acusan y señalan unos a otros y repasan escenarios sobre lo que podría estar ocurriendo, y por qué no parece haber respuesta alguna de las autoridades. ¿Es un asesino común o los está vigilando? Y ¿qué tiene que ver todo eso con el hombre del baño?

De la Iglesia y Guerricaechevarría crean una interesante dinámica en su variopinto grupo de personajes que hace una mordaz crítica social al exponer los prejuicios que salen a relucir ante una situación de crisis con una constante escalada en el nivel de tensión entre ellos. El talentoso cineasta español hace gala de su habilidad para crear secuencias con un creativo uso de cámaras y encuadres que evitan que la película se vuelva monótona pese al limitado escenario en que se desarrolla la historia.

Hacia la mitad se da un cambio en la dinámica al interior del bar que divide todavía más al grupo de personas ahí atrapadas, lo que lleva a que la claustrofobia que pesa sobre ellos se altere de forma sutil pero notoria. Del mismo modo, el misterio da paso a una situación cada vez más tensa que pronto se vuelve violenta mientras la desesperación de los personajes crece conforme se dan cuenta de la creciente gravedad de su situación. Las dos mitades de la película son distintas, pero de algún modo De la Iglesia logra que sean congruentes.

El tema de la infección viral está siempre presente, y cada vez que hay algún riesgo de que se nos olvide hay algún diálogo o situación que lo vuelve a poner en el centro de todo, ya sea al interpretar el egoísmo y la desconfianza como una enfermedad contagiosa, o al recurrir a las más burdas alusiones a suciedad, ya sea mediante mostrar sangre, vómito, orina y heces, o desviar las conversaciones a temas tan delicados como terrorismo bacteriológico o la posibilidad de ser víctimas de un experimento.

La idea de estar atrapados y temerosos de alguna infección crea curiosos paralelos entre esta historia y una película de zombis, lo que me parece muy adecuado pues el blanco de la comedia oscura de los realizadores no es muy distinto a la clase de crítica social que se oculta tras muchas historias de muertos vivientes, en particular las que tienen influencia de George A. Romero, y al final queda en el aire la reflexión de que la desconfianza y el egoísmo pueden ser un mal tan peligroso y contagioso como cualquier infección.

Puede que El Bar no sea una de las mejores películas de De la Iglesia, pero en términos generales me parece una buena forma de revisitar algunos temas presentes en muchoa de su filmografía de una forma entretenida e interesante en una oscura mezcla de drama y comedia. Bastante recomendada, aunque con ciertas reservas.

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