miércoles, 29 de septiembre de 2021

Peaky Blinders, segunda temporada (2014)

Hace una semanas expliqué por qué comento más películas que series y reseñé la primera temporada de Peaky Blinders, la exitosa serie de la BBC creada y escrita por Steven Knight, guionista de Dirty Pretty Things (Negocios Entrañables) e Eastern Promises (Promesas Peligrosas) y escritor-director de Hummingbird (Redemption o El Redentor) y Locke, y sigo con la idea de ponerme al corriente con mis comentarios antes del estreno de la sexta y última temporada.

Peaky Blinders se transmitió en el Reino Unido a través de la BBC a partir de 2013, y tras el éxito de la primera temporada Netflix adquirió los derechos internacionales y sumó la serie a su catálogo en 2014. La primera temporada la vi en 2015 y empecé a ver la segunda, pero no hay registro de ello porque entonces ya no escribía reseñas. Por exceso de trabajo y la falta de tiempo libre la dejé inconclusa, hasta hace unos meses, que se anunció que la sexta temporada sería la última y decidí ponerme al día con la serie entera, así que es momento de compartir mis impresiones de la segunda temporada.

Como de costumbre, debo mencionar que siempre trato de mantener mis reseñas libres de spoilers, pero siempre que se trata de series o en cualquier instancia que involucre secuelas, cualquier cosa que diga puede revelar detalles de entregas o temporadas anteriores, por lo que sugiero discreción si es que todavía no han visto la primera temporada de esta excelente serie de intriga y crimen ambientada en el primer tercio del siglo XX.

La historia sigue a la familia Shelby, formada por los hermanos Tommy (Cillian Murphy), Arthur (Paul Anderson), Ada (Sophie Rundle), John (Joe Cole) y Finn (Harry Kirton), quienes junto con su tía Polly (Helen McCrory) controlan las apuestas en Birmingham y son responsables del contrabando de licor y cigarros en la región. La primera temporada estaba ambientada en 2019, cuando después de la primera guerra mundial los hermanos volvieron de Francia y Tommy se hizo cargo de manejar los negocios de la familia.

La segunda temporada tiene lugar un par de años después, en 1921. Tommy ha avanzado en sus planes de volver legales los negocios de la familia, pero sin abandonar sus actividades ilícitas. El siguiente paso en sus planes de expansión es establecer una segunda base de operaciones para el negocio de apuestas en Londres, y para tener cerca gente de su confianza busca una alianza con Alfie Solomons (Tom Hardy), líder de los judíos que fabrican licor ilegal y mantienen una guerra por el control del bajo mundo de la ciudad con los italianos.

Los Shelby asumen la labor de distribuir el licor de Solomons más allá de Londres, y a cambio apoyan los esfuerzos de éste por sacudirse de encima a los italianos, dirigidos por el inestable Darby Sabini (Noah Taylor), quien además controla el mundo de las apuestas de caballos, lo que lo pone en la mira de Tommy. Como parte de su plan de volverse legítimo, Tommy invierte en propiedades e incluso compra una yegua, lo que lo pone en contacto con May Carleton (Charlotte Riley), una acaudalada viuda que entrena caballos de carreras.

Pero no todo son negocios, y además de la relación que se da entre Tommy y May, Polly ha estado distraída en Birmingham, por lo que su sobrino decide ayudarla a localizar a sus hijos perdidos y así entra en escena Michael (Finn Cole), que tras conocer la verdad sobre su origen se integra al negocio de la familia como contador y asistente administrativo. Pero todo se complica cuando reaparece en la ciudad el Inspector Campbell (Sam Neill), ahora Mayor en el servicio secreto británico y dispuesto a vengarse de Tommy y los Shelby.

A lo largo de la temporada se desarrollan varias intrigas y traiciones, y cada vez que Tommy parece acercarse más a su objetivo de dejar atrás todas las actividades ilícitas, surge una nueva complicación que no sólo amenaza con destruir sus planes de ser un legítimo empresario, sino su vida misma además de las de toda su familia, y cuando las traiciones parecen alcanzar un punto de quiebre y Tommy no puede darse el lujo de distraerse, reaparece otro rostro de su pasado y complica aún más las cosas.

Los seis episodios de esta temporada fueron escritos por el propio Knight y dirigidos por Colm McCarthy, veterano realizador escocés que a lo largo de los años ha colaborado como director de episodios sueltos en series de televisión tan populares y aclamadas como Doctor Who, Sherlock y Black Mirror, además de que dirigió la excelente película de zombis The Girl with All the Gifts (Melanie: apocalipsis zombie, 2016), basada en la novela del mismo título de Mike Carey y adaptada por el propio escritor.

Al igual que en la primera temporada, una historia bien escrita y llena de personajes interesantes es apuntalada por el excelente trabajo del elenco, desde la magnética interpretación de Murphy hasta las excentricidades de Taylor y Hardy, y con un Sam Neill que parece haber depurado un poco el extraño acento que usó en la primera temporada. Las adiciones de Finn Cole y Charlotte Riley dan un peso especial a los dramas interpersonales de la serie, al igual que el regreso de Annabelle Wallis.

A pesar de que la serie toma elementos de otras historias de criminales o mafiosos, el peculiar enfoque de Knight y sus colaboradores, que incorporan personajes y situaciones históricas (con muchas licencias, claro) y se aseguran de darle una identidad local a la historia, lo que resulta en una envolvente historia que se siente lo bastante familiar como para entrarle con facilidad pero con los suficientes tintes de originalidad como para satisfacer a la audiencia más exigente.

Peaky Blinders es una apasionante serie de intriga y crimen con gran labor de vestuario y ambientación que, al contar con sólo seis episodios de una hora, exige un mínimo compromiso en comparación con otras series, así que si alguien más desea ponerse al día con ella antes de que se estrene la temporada final, están a buen tiempo de hacerlo. Totalmente recomendable.

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