Hace unos días mi buen amigo Héctor McCoy me invitó nuevamente a acompañarlo en su podcast De la Ciencia a la Ficción para hablar de The Blob (La Mancha Voraz). Ayer compartí el episodio en cuestión, además de mi reseña de la versión original de esta historia, una película de 1958 protagonizada por Steve McQueen, y ahora toca turno al remake de 1988.
La historia transcurre en un tranquilo y apacible pueblo de California, donde la caída de un meteorito desata el horror cuando un viscoso organismo que disuelve y absorbe todo a su alrededor queda suelto y empieza a alimentarse de los habitantes del pueblo. Luego d un juego de fútbol americano del equipo de la preparatoria local, Paul Taylor (Leitch), una de las estrellas del equipo, invita a salir a Meg Penny (Smith), pero su cita se ve interrumpida cuando encuentran a un anciano con algo viscoso en el brazo.
Sin dudarlo lo suben al auto para llevarlo a un hospital, y llevan también a Brian Flagg (Dillon), un rebelde delincuente juvenil que fue el primero en hallar al viejo. Mientras están en el hospital y esperan a que se desocupe un doctor, el extraño organismo devora al anciano y escapa. Paul intenta llamar a la policía, pero nadie le cree, y dado que el único testigo que puede apoyar lo que dicen él y Meg es Flagg, en quien la policía no confía, la criatura queda libre para seguir creciendo y alimentándose.
Meg escapa de casa y convence a Flagg de ayudarla a averiguar qué es esa cosa, así que vuelven a donde hallaron al viejo, pero se encuentran con que un equipo del gobierno revisa el lugar. Los llevan de vuelta al pueblo, donde están reteniendo a toda la población, y les informan que el pueblo estará en cuarentena, pero pronto queda claro que saben más de lo que dicen. Los únicos que pueden hacer algo son Meg y Flagg, pero, ¿serán capaces de detener a la criatura antes de que acabe con sus vecinos y familias?
Esta película no la vi en el cine, sino en video a inicios de los 1990, unos años después de su estreno, y desde entonces no la había vuelto a ver. Me sorprendió lo bien que ha envejecido. No es raro que las películas de horror de los años ochenta sean apreciadas hasta varios años después, pero por alguna razón The Blob rara vez es mencionada al hablar de lo mejor del género en aquella época, lo que me parece una injusticia. Claro que no ayuda que la película no esté en alguna plataforma, aunque se puede rentar o comprar en Google Play por $30.00 MX.
Russell y Darabont hacen un gran trabajo al tomar la idea central de la versión general y actualizarla, no sólo en términos de ambientarla en el presente, sino que reinterpretan algunos de sus temas de acuerdo al entorno de la época, así que en vez de tratarse de una advertencia contra las amenazas desconocidas que vienen de otras partes, tema común en los 50, la convierten en una historia de conspiraciones y guerra biológica, además de trabajar a sus personajes de un modo que décadas atrás era poco usual.
Ése es uno de mis aspectos favoritos de esta versión. Juegan con las expectativas de la audiencia sin importar si éstas derivan de conocer la versión original o de su familiaridad con el género. Los primeros minutos establecen a Paul y Meg como los presuntos héroes, y Leitch tiene todo lo que uno esperaría en el protagonista de una película de horror adolescente, así que el primer giro argumental es también una advertencia: no importa lo que pienses que sabes, te vamos a sorprender con esta historia.
El caso de Meg me parece digno de destacar, pues me parece que es la primera final girl moderna, ya que en lugar de ser una persona fuerte y que desde un principio nos convenza de que no dejará de pelear para sobrevivir, parte como una chica modosa y recatada que tiene que recurrir a su fuerza interior conforme el peligro se incrementa a su alrededor y debe adaptarse, y no sólo lo hace como una mujer fuerte y decidida, sino que jamás pierde la compasión que mostró desde los primeros minutos.
Además, ofrece un interesante y efectivo contrapunto para lo que hacen con Flagg, que pese a su egoísta e indiferente fachada poco a poco revela que es sólo eso, una fachada, pues en realidad tiene sentimientos y demuestra que es capaz de ponerse en riesgo para ayudar a los demás, aun si al principio necesita un empujoncito y algo de motivación. El elenco de adultos que los rodea hace un gran trabajo, y aunque no tienen personajes tan redondeados, cumplen de forma adecuada con su rol en la historia.
La mayor diferencia entre esta versión y la original es la seriedad con que Russell y Darabont se toman la amenaza. Es más que una palpitante masa de gelatina, y pese a su amorfidad queda claro el peligro que corre quienquiera que se cruce en su camino, lo que incluye a mujeres y niños, que en otras historias del género suelen estar exentos de sufrir un trágico final. Incluso se toman el tiempo para permitir que la audiencia simpatice o se identifique con ellos antes de despacharlos, lo que resulta muy efectivo.
Y ya que mencioné el tema de lo amenazante de la mancha en esta versión, debo hablar del excelente trabajo de Tony Gardner, el joven especialista en maquillaje y prostéticos reconocido por películas como Zombieland o Cult of Chucky y quien entonces tenía apenas veintitrés años de edad. The Blob es una de las últimas películas de la edad de oro de los efectos prácticos, pero también usó herramientas modernas, como modelos esculpidos a partir de escaneos tridimensionales, como en la escena del hospital (vean la segunda imagen de este post).
Hay un puñado de escenas memorables. Además de la del hospital, se me vienen a la mente las de la caseta telefónica, el cine, la persecución en las alcantarillas y el clímax de la historia. Entre más lo pienso, menos entiendo por qué no se trata de una obra mejor apreciada en general. Con los aficionados al género es distinto, lo que explica los frecuentes rumores de una nueva versión, incluida la que Rob Zombie pretendía hacer una década atrás. Como sea, la versión de 1988 debe ser uno de los mejores remakes de horror jamás realizados.
La versión original de The Blob es apreciada gracias al filtro de la nostalgia y su lugar en la historia del horror y la ciencia ficción es indiscutible, pero a mi juicio el remake del '88 la supera en todos los aspectos. Si son aficionados al género o tienen al menos un interés pasajero por el cine adolescente de horror, les recomiendo que le den un vistazo, se podrían sorprender. Totalmente recomendada.
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