jueves, 9 de septiembre de 2021

Peaky Blinders, primera temporada (2013)

Debo confesar que soy muy indisciplinado para ver series de televisión, y es por eso que aquí escribo más sobre películas. Salvo contadas excepciones, es raro que pueda dedicarme a ver una serie en bloques para ir despejando temporadas, mientras que no tengo problema con dedicarle un par de horas a una película. Como resultado, tengo varias empezadas, aunque quiero hacer algo para remediar eso.

Peaky Blinders es una producción británica originalmente transmitida a través de la BBC y que desde 2014 se distribuye en el resto del mundo vía Netflix. La primera temporada la vi a inicios de 2015, pero en aquel entonces ya no escribía reseñas. Por múltiples compromisos de trabajo tenía poco tiempo libre, así que empecé la segunda pero la dejé inconclusa. Hace unos meses, cuando se anunció que empezaron a filmar la sexta temporada y que ésta sería la última, decidí que era momento de ponerme al día, pero ha sido un avance lento por las razones que explico más arriba. Como sea, aquí mi opinión de la primera temporada.

Steven Knight, escritor de Dirty Pretty Things (Negocios Entrañables) e Eastern Promises (Promesas Peligrosas), además de guionista-director de Hummingbird (Redemption o El Redentor) y Locke, es el creador de la serie, y él mismo escribió los seis episodios de la primera temporada, un par de ellos junto a Stephen Russell y Toby Finlay, con Tom Harper y Otto Bathurst como directores de tres episodios cada quien. El elenco es encabezado por Cillian Murphy, Sam Neill, Helen McCrory y Annabelle Wallis.

La historia parte en 1919 y sigue a la familia Shelby, líderes de los Peaky Blinders, una banda criminal en Birmingham, Inglaterra vagamente basada en una pandilla real que operó desde finales del siglo XIX en aquella ciudad. El líder de la familia es Thomas "Tommy" Shelby (Murphy), un tipo frío y calculador que volvió de la primera guerra mundial con un par de medallas. La tesorera de la banda es su tía Polly (McCrory), y sus hermanos Arthur (Paul Anderson) y John (Joe Cole) sirven como sus tenientes.

Cuando su gente roba un embarque de contrabando, se sorprenden al descubrir que se trata de armas de uso militar. Tommy decide esconderlas hasta hallar el modo de sacarles ventaja. Poco después llega a la ciudad el Inspector Campbell (Neill), un duro oficial de policía que tiene la misión de localizar las armas a como dé lugar, y aparece también Grace (Wallis), una atractiva joven irlandesa que pide empleo en la cantina que sirve como base de operaciones a los Shelby, y pronto se desarrolla una fuerte y mutua atracción entre ella y Tommy.

La serie sigue los planes de Tommy por expandir sus operaciones, con el sueño de eventualmente volverse un legítimo hombre de negocios, al tiempo que lidia con las pesquisas de Campbell, que sospecha que los Shelby tienen las armas o por lo menos conocen su paradero. Además, a lo largo de los seis episodios se desarrollan una serie de dramas interpersonales que lidian con la tensa dinámica que existe entre los miembros de la familia y los problemas que tienen para empatar sus vidas personales con las actividades ilegales que realizan.

En términos generales la serie cubre terreno de sobra conocido, y por momentos es posible hallar ecos de otras historias de criminales o mafiosos, pues se centra en la violenta e implacable persecución de las ambiciones de sus protagonistas, que encajan en el molde de antihéroes, pero está ejecutada con una mezcla de energía y convicción, palpable desde el atmosférico tema musical de Nick Cave, y el resultado es una experiencia hipnótica, anclada en las actuaciones de Murphy y un sólido elenco de apoyo.

Murphy da un peso y credibilidad al personaje de Tommy con una interpretación sutil que puede ir desde una inexpresiva frialdad hasta violentas explosiones de ira en un instante, y abarcando una amplia gama de matices en que miradas, expresiones faciales y lenguaje corporal ayudan a construir de gran manera al atormentado y ambicioso líder de los Peaky Blinders, logrando la difícil proeza de hacer que el espectador se involucre y preocupe por lo que pasa por alguien que es responsable de actos por lo menos cuestionables.

Sé que a lo largo de los años ha habido quejas acerca de la fidelidad histórica de la serie, lo que me parece absurdo, en primera, porque la serie nunca se ha promocionado como la verdadera historia detrás de los Peaky Blinders, y como toda obra de ficción debería entenderse que los responsables se han tomado licencias y libertades en la forma de presentar los hechos, incluso cuando se alude a sucesos y personajes reales. Es una mera cuestión de sentido común, estamos viendo una obra dramática, no un documental educativo. 

Como sea, Peaky Blinders es una sólida y fascinante serie de época que vale mucho la pena. Además, con sólo seis episodios de aproximadamente una hora cada uno, el nivel de compromiso que requiere es menor al de la mayoría de las series actuales, y ahora es buen momento para ponerse al día mientras se prepara el desenlace, que de acuerdo con Knight podría darse en una película que sustituya a una séptima temporada. Absolutamente recomendable.

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