Una de las historias más amadas y populares de todos los tiempos es Blanca Nieves y los Siete Enanos, y constantemente nos encontramos con nuevas versiones, aún si no siempre retratan de la mejor manera los temas de erotismo, pedofilia, incesto, necrofilia y vampirismo de la original.
Esta novela gráfica es una adaptación de un cuento de Neil Gaiman publicado en 1994 en una edición especial a beneficio del Comic Book Legal Defense Fund. En 1998 fue reimpreso dentro de la colección de cuentos del autor Smoke and Mirrors y más adelante apareció también en la antología de vampiros Love in Vein II (2005), editada por Poppy Z. Brite.
Se trata de un recuento del cuento de hadas popularizado en el siglo XIX por los hermanos Grimm, con la particularidad de que está narrada por la madrastra de Blanca Nieves, que por tradición es presentada como la villana de la historia, una malvada y envidiosa bruja. Aquí se trata de una joven reina que hace cuanto está en su poder por salvar a su reino de su monstruosa hijastra y su literal sed de sangre.
A inicios del año pasado, Dark Horse Comics anunció que como parte de su reciente línea de novelas gráficas que adaptan historias en prosa de Gaiman, Colleen Doran (A Distant Soil, Wonder Woman, Orbiter) sería la encargada de convertir Snow Glass, Apples en una obra de narrativa gráfica y, en efecto, la preciosa edición fue publicada el verano pasado. De inmediato se hizo acreedora a toda clase de elogios y alabanzas, y con justo merecimiento.
Poco tiempo después de la boda el rey parece contraer alguna enfermedad y empieza a debilitarse poco a poco. Su salud se deteriora como si sufriera de algún malestar crónico y desgastante (¿anemia, quizás?). Al poco tiempo muere, y deja el ahora expandido reino en manos de su joven viuda.
La reina desconfía de la princesa, pues siente que oculta un secreto antinatural, y tiene razón. Luego de un breve encuentro nocturno que le cuesta un poco de sangre, toma medidas para protegerse con magia y empieza a pensar en la forma de proteger a su reino del monstruo que secretamente vive al interior del palacio, sin importar que ello implique llenarse las manos de sangre.
Para su mala fortuna, todos sus planes y artilugios para tratar de proteger a su pueblo resultan insuficientes, y más aún luego de la visita a la región de un joven príncipe con apetitos sexuales un tanto... inusuales, quien se convertirá en aliado y prometido del pequeño monstruo y ayudará a que la historia llegue a una conclusión muy similar a la que todos conocemos, pero donde el "felices para siempre" puede no significar lo que todos creíamos...
Recuerdo que una amiga, después de que le presté el libro para leerlo, me comentó que había sido su historia favorita. Desde entonces y al menos por varios meses se dedicó a pintarle colmillos a cuanta imagen de Blanca Nieves en la versión de Disney podía encontrar, lo que no fue difícil pues tenía poco de aparecida la edición remasterizada en DVD y la publicidad abundaba.
La adaptación de Colleen Doran es extraordinaria. He escuchado decir que tiene un estilo inspirado en manga, pero ése no es el caso. Colleen es una estudiosa del arte y siempre que puede incorpora elementos estilísticos de artistas clásicos en su trabajo, y en esta ocasión el artista cuya influencia alimenta las preciosas ilustraciones de Doran es Harry Clarke, pintor irlandés del primer cuarto del siglo XX, famoso por sus vitrales e ilustraciones de libros, muchas de ellas evocadoras del Art Noveau.
Además de alterar su estilo, la artista decidió olvidarse de la composición estándar de una página de cómic, y en vez de dividirlas en paneles, optó por dejar que las imágenes fluyesen libremente una sobre otra, a veces encimándose o sólo como parte de una ilustración compuesta, lo que complementa a la perfección la narración en primera persona, presentada en cajas de texto que flotan entre el arte con textos tomados del cuento de Gaiman.
Desde la primera página se habla de que la princesa es culpable de que su madre falleciera al dar a luz, y las primeras páginas nos presentan una reconstrucción del relato, pero desde una perspectiva muy similar a la que vemos en Game of Thrones: todo lo que ocurre es parte de una serie de manipulaciones políticas donde el sexo y las conspiraciones son recursos para alcanzar el objetivo deseado. Conforme la historia avanza, el tono se vuelve cada vez más oscuro y poco a poco adopta tintes de horror que llevan a un desenlace inevitable.
El cuento de Gaiman tiene la virtud de desafiar las expectativas del lector al subvertir los elementos convencionales del género y hallar nueva vida en una historia de sobra conocida. Que lo haga respetando elementos clásicos de la versión tradicional (la piel blanca de su protagonista, el énfasis en sacarle el corazón, o la fascinación del príncipe por la princesa muerta que encuentra en el bosque) hace su trabajo aún más impactante.
Así que si la adaptación a cómic ayuda a que la historia llegue a un público más amplio, mejor. Durante su realización Doran trabajó con el texto original, pero estuvo en contacto con Gaiman para hacer consultas sobre detalles y trasfondo, así que se puede decir que fue un trabajo colaborativo pese a la aparente poca participación de Gaiman. La adaptación ha sido nominada a varios premios, incluyendo el Hugo, y recientemente ganó el Bram Stoker, entregado por la Asociación de Escritores de Horror.
Si les gusta la fantasía, pero creen que algunas historias de su infancia se han vuelto obsoletas, o simplemente si están buscando un cómic diferente en tono e imagen a lo que encuentran semana a semana en los estantes de tiendas, Snow, Glass, Apples es una experiencia de lectura que no se pueden perder.
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