A ochenta años de publicada la primera aparición de Batman, es buen momento para repasar algunos de los mitos e ideas equivocadas que persisten alrededor de la creación del popular personaje o, más concretamente, a la errónea percepción general sobre la verdadera participación de Bob Kane en la concepción de su obra más famosa.
Pero ese mismo contrato omitía cualquier clase de reconocimiento o crédito a sus muchos colaboradores, empezando por el escritor Bill Finger, quien, en honor a la verdad, hizo más que el propio Kane por definir al hombre murciélago como lo conocemos. Para entender lo que pudo haber sido de Batman sin la participación y aportes de Finger, basta con echar un vistazo a la idea original de Kane para el ahora icónico vigilante nocturno.
Su héroe era un rubio acróbata enfundado en un traje rojo con calzoncillos negros que ocultaba su rostro detrás de un sencillo y genérico antifaz. Abajo pueden ver un dibujo de Kane, y coincidirán conmigo en que es difícil pensar en ese personaje como “Bat-Man”, pues la única justificación para llevar ese nombre eran las rígidas alas que el vigilante usaba a manera de planeador, las cuales tenían la apariencia de unas enormes alas de murciélago.
La idea de cambiar su apariencia, es decir, eliminar las mallas de color rojo y reemplazar las alas rígidas por una capa, además de ponerle una distintiva máscara con orejas de murciélago y añadir en su pecho un emblema con la silueta de ese animal, fue de Finger, quien al idear el mundo en que se movería el héroe creó también al comisionado Gordon, Robin, y otros personajes. El batimóvil y varios otros elementos que asociamos con el Caballero de la Noche también fueron ideas suyas.
Al paso de los años, con un creciente interés por rescatar la historia detrás de los primeros años del cómic americano, se fue revelando la importancia de Finger, lo que dio pie a que algunos académicos e historiadores exigieran que el escritor fuese reconocido como cocreador del personaje, lo que por fin ocurrió hace un par de años, cuando Warner/DC, compañía propietaria del personaje, accedió a añadir un “con Bill Finger” a la acostumbrada leyenda de "Batman creado por Bob Kane".
Otra crítica frecuente a Kane se debe a su limitada capacidad artística. A lo largo de los años se ha descubierto que Kane copiaba dibujos de otros artistas, sobre todo a inicios de su carrera, incluyendo la historia de Batman publicada en las páginas de Detective Comics #27. Muchos han sido identificados como copias del trabajo de Henry Vallely, popular ilustrador comercial del primer tercio del siglo XX conocido por sus ilustraciones para revistas de moda, comida y deportes, además de un prolífico ilustrador de libros infantiles.
Cuando Batman empezó a ganar popularidad, Kane contrató como asistentes a un puñado de jóvenes y talentosos artistas, quienes se encargaban de realizar la mayor parte del trabajo. Kane modificaba el arte en las páginas antes de que éstas fueran entintadas para darles su propio “estilo” y las firmaba, razón por la que a veces es complicado identificar al artista responsable de dibujar muchas historias publicadas en los primeros años del personaje.
A lo largo de los años, historiadores y estudiosos del arte han logrado identificar a los estilos de artistas que años después dejaron atrás la sombra de Kane. Entre ellos podemos destacar a Jerry Robinson, Dick Sprang, Sheldon Moldoff y Jack Burnley, entre otros. Las portadas siempre han sido más fáciles de identificar gracias a que Kane se limitaba a firmarlas sin hacer retoques, por lo que los expertos no tienen problema alguno para identificar los característicos trazos de los "asistentes" de Kane.
A continuación les comparto a manera de ejemplo tres de las portadas más icónicas de aquellos primeros años de Batman, mismas que además permiten distinguir las diferencias entre los estilos de Kane y un par de sus asistentes más famosos. De izquierda a derecha: Detective Comics #27, dibujada por Bob Kane; Batman #1, con arte de Jerry Robinson; y Batman #9, ilustrada por Dick Sprang. La diferencia en estilos es clara evidencia de que estas piezas no eran obra del mismo artista.
Respecto a la elaboración de los cómics de Batman, el consenso entre especialistas e historiadores del medio es que las historias eran producto de sesiones de trabajo en grupo, donde Kane, Finger y uno o más de sus asistentes desarrollaban en conjunto la idea central de la trama. Concluida la sesión grupal, Finger escribía el guion, que después era usado por uno o varios de los artistas empleados por Kane para realizar las páginas.
Completado el arte, Kane revisaba cada página y retocaba los dibujos antes y durante el proceso de entintado. Una vez terminadas, eran enviadas a la editorial para su eventual aprobación y publicación. En los años sesenta hubo cambios administrativos en DC Comics en busca de agilizar la producción, y como parte de ello llegaron a un acuerdo con Kane para eliminarlo como intermediario entre la editorial y los responsables de elaborar el cómic, así que Bill Finger y artistas como Sprang, Moldoff y Robinson fueron contratados directamente por DC.
Una vez que los créditos se volvieron una norma en la industria, los antiguos colaboradores de Kane se hicieron conocidos y recibieron el justo reconocimiento por su trabajo. Kane dejó de firmar las páginas a cambio de una compensación económica y el crédito permanente como creador del personaje. Además de "vivir de sus rentas", aprovechaba al máximo los periodos de celebridad que le daba la popularidad del personaje, como ocurrió durante el apogeo de la serie de TV de los 1960.
Kane decía que desde su retiro se dedicaba a pintar, mayormente por gusto, aunque en ocasiones también por encargo de coleccionistas. Por un tiempo presumió como su trabajo más reciente una serie de pinturas de payasos, pero poco después apareció la joven pintora a quien había comprado las piezas y lo demandó por robarle crédito. El caso se resolvió fuera de la corte, y se presume que Kane pagó una buena compensación para callar a la joven artista.
A pesar de sus bien documentados abusos y mentiras, hay que reconocerle a Kane que, pese a que aportó muy poco a la creación de Batman o al desarrollo de la rica mitología que rodea al personaje, la cruda idea inicial que tuvo sirvió como una pequeña bola de nieve que puso en marcha una avalancha creativa de parte de otros, y eso basta para que merezca cierto crédito y reconocimiento al hablar del personaje, lo que dista mucho del crédito total y absoluto por su creación que recibió durante décadas.
Es momento de olvidarnos de la historia "oficial" de la creación de Batman y reconocer abiertamente las importantes aportaciones que Bill Finger y los varios “asistentes” de Kane tuvieron en la formación de la mítica figura del encapotado protector de Gotham City que, a ochenta años de su primera aparición, goza de gran popularidad y es una de las figuras más reconocidas en la cultura pop de todo el mundo.
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