Es sorprendente la gran cantidad de películas independientes de bajo presupuesto que superan en resultado (e ingresos) a mucho más costosas producciones de los grandes estudios. En especial resalta el éxito de las que usan found footage (metraje encontrado), como recurso para contar su historia en grabaciones hechas con una cámara casera, o que simulan que ése es el caso. Desde que The Blair Witch Project resultó un fenómeno de taquilla y la técnica se puso de moda, producciones de diverso géneros han buscado seguir la misma ruta, y aunque la calidad varía de proyecto a proyecto, el éxito financiero es algo que tienen asegurado casi desde su concepción.
Chronicle (Poder sin Límites) es un producto híbrido, pues utiliza el recurso de la cámara casera, pero lo combina con valores de producción más elevados. Su mayor mérito es no caer en la trampa de casarse con una forma de hacer las cosas y tratar de contar su historia de la mejor manera posible con los recursos a su alcance.
Chronicle (Poder sin Límites) es un producto híbrido, pues utiliza el recurso de la cámara casera, pero lo combina con valores de producción más elevados. Su mayor mérito es no caer en la trampa de casarse con una forma de hacer las cosas y tratar de contar su historia de la mejor manera posible con los recursos a su alcance.
Andrew Detmer (Dane DeHaan) es un estudiante de preparatoria retraído y solitario. Su único amigo es su primo, Matt (Alex Russell), e incluso su relación con él es seca y distante. La madre de Andrew (Bo Petersen) está muriendo de cáncer, y su padre (Michael Kelly), un bombero retirado, está al borde de un colapso alcohólico, por lo que no es raro que ventile su frustración peleando o golpeando a Andrew.
Con sus ahorros, Andrew compra una videocámara y, sin saber exactamente por qué, decide empezar a filmar todo lo que ocurre alrededor de su vida. No pudo haber elegido mejor momento para ello, pues algunos días más tarde ocurre un suceso que alterará su vida para siempre.
Tras asistir a una fiesta a la que no tenía ganas de ir, y luego de un altercado con uno de los asistentes, Andrew está sentado fuera del lugar cuando es abordado por Steve (Michael B. Jordan), un amigo de Matt y uno de los chicos más populares y exitosos de su escuela, quien le pide que lo acompañe, pues él y Matt quieren que grabe con su cámara algo que encontraron en los terrenos que rodean el lugar donde se celebra la fiesta.
Pronto encuentran en un claro del bosque a Matt, quien está cerca de un hoyo en el suelo del que emerge una extraña vibración y se alcanza a percibir una brillante luz. Por impulso Steve y Matt deciden que no pueden quedarse con la duda de que es lo que hay ahí abajo y descienden por la apertura del hoyo. Temeroso de quedarse solo, Andrew los sigue, sin dejar de grabar un solo momento.
Encuentran una caverna subterránea que se extiende como si fuese un largo y sinuoso corredor que desemboca en una amplia cámara, en la cual hay una enorme masa de cristales que parece ser la fuente de la luz y vibraciones. Lo que sea que es, empieza a interferir con la cámara, y antes de que los muchachos se den cuenta los afecta también a ellos, pues pierden el conocimiento.
Días más tarde, Andrew usa una cámara nueva para filmar las actividades que realiza junto a Matt y Steve. Lo que sea que les pasó en la caverna despertó en ellos habilidades telekinéticas, y ahora dedican la mayor parte de su tiempo a experimentar con lo que pueden hacer. Pronto se hace evidente que Andrew es quien tiene mayor dominio de sus habilidades, lo que se vuelve preocupante una vez que empiezan a aflorar en él tendencias antisociales y los muchos resentimientos que guarda hacia todo el mundo.
La historia explora de manera inteligente y entretenida la idea de que el poder corrompe o, para ponerlo en términos más claros, sobre todo si son fans de cómics y de los superhéroes, ¿qué pasa si adquieres un gran poder pero no asumes ninguna responsabilidad?
La película marca el debut como director de Josh Trank, quien trabajó sobre una historia y guion de Max Landis, hijo del famoso director de horror y comedia John Landis.
Hay quienes la describen como una película de superhéroes, pero me parece una impresión equivocada. Ciertos elementos de la historia son similares a cosas que hemos visto en historias de origen de superhéroes, pero lo que se extrapola de ese origen poco o nada tiene que ver con el género. Las similitudes no van más allá de que los protagonistas son seres humanos con poderes sobrehumanos.
De concretarse la planeada secuela (idea comprensible luego de que el presupuesto de aprox. 12 millones de dólares fue duplicado por la recaudación de su primer fin de semana sólo en Estados Unidos) pudiera tomar un rumbo más cercano al género, pero ni eso es seguro. En todo caso, más allá de si son o no fans de cómics o de los superhéroes, Chronicle es una buena película a la cual debieran darle una oportunidad. Altamente recomendada.
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