martes, 20 de abril de 2021

Peninsula (반도 - Estación Zombie 2, 2020)

El cine coreano atraviesa por un periodo de gran popularidad alrededor del mundo, desde éxitos de crítica como Parásitos hasta favoritas del público como Space Sweepers (Barrenderos del Espacio) o la aclamada Train to Busan (Estación Zombie). Ésta última generó el suficiente interés como para que se realizara una secuela, la cual habría de estrenarse el año pasado en el marco del Festival de Cannes, mismo que fue suspendido a causa de la pandemia.

La cinta lleva por título Peninsula (반도 - Bando, literalmente Península) y se estrenó en Corea en julio pasado, abriéndose paso a pantallas de otras partes del mundo dependiendo del estado de actividades de cada país. En el caso de México, la película llegó hace apenas unas semanas a través de Netflix, mismo servicio de streaming que tiene disponible la cinta anterior, y en el cual pueden hallarla bajo el título de Estación Zombie 2. Al igual que su predecesora, la dirección corrió a cargo de Yeon Sang-ho, y aunque la historia está ambientada en el mismo mundo, se trata de una historia independiente y sin personajes en común.

La historia sigue a Jung-seok (Gang Dong-won), un oficial del ejército sudcoreano que intenta abandonar el país durante la crisis de zombies que vimos en Train to Busan, en compañía de su hermana, su cuñado y el hijo de estos. Abordan un barco que se supone los llevará a Japón, pero poco después de que les avisan que en vez de eso serán trasladados a Hong Kong se descubre la presencia de un infectado, y como resultado de su ataque Jung-seok pierde a su hermana y su sobrino.

Cuatro años después la península coreana está en cuarentena y los refugiados son tratados como parias en las calles de Hong Kong. Sin ganas de vivir, un desaliñado Jung-seok y su cuñado reciben una tentadora oferta de un mafioso local: si aceptan ser parte de un grupo que se aventure a internarse en territorio coreano para recuperar un camión que contiene 20 millones de dólares, podrán repartirse la mitad antes de entregar el resto a los criminales. Sin muchas opciones para sobrevivir en sus condiciones actuales, ambos aceptan formar parte de la expedición.

El grupo es llevado en barco hasta el puerto de Incheon, desde donde se abrirán paso en medio de la noche hasta el lugar en la carretera donde se supone está el camión. Tras una rápida búsqueda, el grupo encuentra lo que busca y confirma que el dinero sigue ahí, pero no logran mantener el silencio y atraen la atención de una horda zombie. Mientras intentan huir, descubren que hay otros sobrevivientes en la ciudad, y estos no están dispuestos a dejarlos escapar, por lo que provocan un choque que los deja expuestos al ataque de los zombies.

Cuando se cree perdido, Jung-seok es rescatado por una adolescente y una niña a bordo de una camioneta reforzada y escapan de los zombies en una exhilarante escena de persecución con espectaculares drifts y maniobras arriesgadas, en una secuencia que no debe ser muy lejana de lo que resultaría de combinar la franquicia de Rápidos y Furiosos con una película de zombies. Jung-seok descubre que las chicas son parte de una familia que sobrevive ocultándose tanto de los zombies como de la milicia que desató el ataque en contra de su grupo. 

La milicia en cuestión es la Unidad 631, parte del ejército, pero luego de que sus solicitudes de extracción fueron ignoradas desarrollaron una decadente comuna sin ley, reminiscente de las que están presentes en películas como Mad Max y otras historias postapocalípticas. Estos llevan el camión hasta su enclave, convencidos de que debe estar cargado de alimentos y provisiones, Mientras tanto, Jung-seok conoce a la madre de las chicas y le explica cómo y por qué volvió a la península, y ésta lo convence de que deben robarle el camión a la milicia y llevarlo al puerto para escapar todos juntos.

Supongo que antes que otra cosa habría que reconocer a Sang-ho que haya buscado expandir el mundo de Train to Busan y hacer una película diferente en lugar de caer en la trampa común en muchas franquicias occidentales de hacer una variación sobre la historia original, como podría haber sido trasladar las acciones a otro vehículo, como podría haber sido, por ejemplo, un barco. En vez de eso, el director cambió los claustrofóbicos pasillos del tren por el espacio abierto de una ciudad, y como resultado se incrementó el énfasis en las secuencias de acción. 

Y justo en las secuencias de acción radica la mayor fortaleza de Peninsula. Aunque están presentes algunos de los elementos temáticos prevalentes en la cinta original y persiste la idea de enfatizar la importancia de cuidarnos unos a otros, la película carece de la solidez emocional característica de su predecesora, y los personajes se sienten menos trabajados lo que resulta en una experiencia bastante más dispareja, lo que no necesariamente implica que sea una mala película, pues el tono es muy distinto y quizás no aplica siquiera la idea de compararlas.

La dinámica familiar era el corazón de Train to Busan, e incluso los personajes a su alrededor aportaban algo a nivel emocional, mientras que aquí vemos una familia destruida en la secuencia inicial que se convierte sólo en la razón para que el protagonista albergue sentimientos de culpa, y la familia que conocemos después no es desarrollada a fondo, por lo que el hecho de que sea una familia y no un simple grupo de sobrevivientes pasa a ser casi anecdótico. Y esa falta de profundidad emocional hace que la película, pese a ser bastante entretenida, sea una experiencia mayormente olvidable.

Las actuaciones en general son sólidas, pero hay que señalar que el guion es muy blando y a la vez que no exige un mayor esfuerzo a nadie, tampoco les da mucho con qué trabajar. El impacto negativo de tener personajes unidimensionales es más notorio cada vez que vemos a un personaje sacrificándose por alguien más. Esa clase de escenas en Train to Busan tenían una fuerte carga emocional que fortalecía el tema principal de la historia, y aquí son momentos que se sienten superficiales y vacíos, sobre todo porque nunca desarrollamos la suficiente empatía por ninguno de ellos.

Claro que es difícil atrapar un rayo dos veces, y era un tanto irreal pensar que Sang-ho y compañía podían hacer algo a la altura de su aclamado esfuerzo anterior. Por eso hago énfasis en que Peninsula no es una mala película, y si nos limitamos a juzgarla dentro de lo que usualmente ofrece el subgénero zombie, se trata de una cinta más que cumplidora, llena de emocionantes secuencias de acción que a pesar del disparejo trabajo de CGI mayormente cumplen con su cometido y el resultado son dos horas de entretenimiento escapista sin muchas pretendiones.

En resumen, Peninsula es una entretenida película de acción con toques de horror, y aunque como secuela representa un paso atrás en la franquicia, se trata de una cinta que debe hacer las delicias de los aficionados a este subgénero. Película recomendable, pero con algunas reservas.

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