Desde que era pequeño, un tema que siempre me ha apasionado mucho es el de la exploración espacial. Todo lo que tenga que ver con astronautas me genera interés, así que era cuestión de tiempo para que consiguiera y leyera la trilogía de novelas conocida como Lady Astronaut, de Mary Robinette Kowal, que es una de las series literarias más premiadas y aclamadas de los últimos años en el terreno de la ciencia ficción.
Debo comenzar por confesar que hace un par de años, cuando vi la portada de The Calculating Stars, título que podría traducirse como Las estrellas calculadoras, me quedé con la idea de que el libro contaría la historia de las computadoras de la NASA, el grupo de mujeres a cargo de realizar todos los cálculos y ecuaciones necesarias para proyectar trayectorias, órbitas y planes de vuelo para las misiones espaciales, de forma similar a lo que mostró la película Hidden Figures (Talentos Ocultos, 2016), lo que no me hubiera molestado en lo más mínimo, pero fue razón suficiente para llevarme una sorpresa hace unos meses al conseguir las novelas y descubrir que ése no era el caso.
Debí suponerlo, si no por otra cosa, al menos porque quizás una historia basada en hechos reales no sería la mejor forma de ganar los premios Hugo, Nebula y Locus (quizás los tres galardones más importantes en la ciencia ficción) como mejor novela de 2018. En realidad la historia está ambientada en un mundo paralelo al nuestro, donde la carrera espacial se realizó de modo distinto al que conocemos y bajo circunstancias mucho más apremiantes. Lejos de ser una decepción, eso me emocionó aún más, y puse la trilogía en mi pila de pendientes.
La historia comienza la mañana del 3 de marzo de 1952 cuando un enorme meteorito cae en el Océano Atlantico, frente a la costa este de los Estados Unidos, y destruye algunas de las ciudades más importantes de esa nación, incluyendo la capital y con ella a la mayor parte de su gobierno. Elma y Nathaniel York son una pareja de científicos (física matemático e ingeniero de cohetes) que trabajan para la NACA, predecesora de la NASA, que sobreviven casi de milagro pese a haber estado en la zona más afectada por el desastre.
Tras presentar su informe a las autoridades, se hace evidente la inevitable conclusión: si la humanidad desea sobrevivir, necesitará un nuevo hogar fuera de nuestro planeta. Esto pone en marcha una versión urgente del programa espacial, adelantando la conquista de la Luna con miras a establecer colonias al menos ahí y en Marte. De forma paralela, la novela narra la lucha privada de Elma por lograr que las mujeres sean parte integral del esfuerzo, convencida de que muchas mujeres tienen lo necesario para convertirse en astronautas.
Elma y muchas otras mujeres, muchas de las cuales volaron en misiones de abasto y transporte durante la segunda guerra mundial como parte de las WASP (Women Air-Force Service Pilots, mujeres pilotos de servicio de la fuerza aérea) deben enfrentar las convenciones de la época y los prejuicios de la sociedad para demostrar su valor en medio de una situación de urgencia donde no hay espacio para discriminar a nadie por su sexo o color de piel, otro punto de contención con el que hay que lidiar antes de pensar en mudar la sociedad humana a un nuevo planeta.
La novela se desarrolla con un cuidado balance entre el desarrollo del programa espacial, haciendo un excelente retrato de las muchas limitaciones y problemas que esa clase de empresa enfrentaría en la década de los cincuenta, y la historia de Elma y su búsqueda de reconocimiento en una sociedad que debiera ser más equitativa, lucha que de forma tangencial la lleva a darse cuenta de la gravedad del tema racial, que hasta antes del desastre se había dado el lujo de ignorar.
Kowal tiene un estilo narrativo muy ágil y dinámico que, pese a la gran cantidad de información que contiene su novela, evidencia de su completa investigación histórica, nunca pierde el ritmo y mantiene en todo momento la atención del lector, con personajes humanos bien construidos y llenos de matices, con quienes resulta fácil identificarse o simpatizar, mientras crea una absorbente historia alterna del desarrollo del programa espacial. A pesar de ser el primer libro de una trilogía, cuenta una historia completa y se sostiene bien por su cuenta. Aun así, ya tengo las otras dos novelas listas para leer y comentar en las próximas semanas.
The Calculating Stars es una novela entretenida y bien escrita que será del agrado de quienes gustan de historias sobre avances científicos, así como de cualquiera interesado en la exploración del espacio. Sin duda se trata de una lectura más que recomendable, y leerla me recordó un gran pendiente que debo solucionar en algún momento: buscar la novela The Right Stuff, de Tom Wolfe, que dio origen tanto a la película de 1983 como a la serie de 2020 y narra los inicios del programa espacial estadounidense.
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