Un tema bastante común al hablar de cómics independientes es el de la distribución, y muchos autores han volteado al internet y la distribución digital como una alternativa viable, pero esa suele ser una ruta más usada por novatos en busca de entrar a la industria del cómic y tratar de establecer su nombre que como una opción para todos, y tal vez eso fue lo que más llamó la atención en 2013 cuando Brian K. Vaughan (Saga, Paper Girls) y Marcos Martin (Amazing Spider-Man, Daredevil) anunciaron el lanzamiento de Panel Syndicate como una nueva plataforma para distribuir cómics digitales, con The Private Eye, creación de ambos, como su primer título.
¿Un par de autores reconocidos entre los mejores en el medio poniendo su trabajo al alcance del público, incluso gratis? Por supuesto que era atractivo. Si no conocen Panel Syndicate, aun es buen tiempo para echarle un vistazo. Ahí encontrarán cómics de altísima calidad por autores de primer nivel. Todos sus títulos están en el esquema "paga lo que quieras", con archivos descargables en varios formatos, sin tecnologías DRM o restricción alguna, e incluso pueden ser gratis si no se pueden permitir pagar por ellos, aunque les sugiero pagar aunque sea un poco, pues el dinero va directo a los autores. Todos los títulos están disponibles en inglés, español, portugués y catalán. Aquí el enlace a The Private Eye.
The Private Eye es una historia de ciencia ficción ambientada en el año 2076, un futuro en que la vida cambió tras el colapso de la nube. Contraseñas, infomación bancaria, registros médicos, correo electrónico, historial de búsquedas... todo se filtró, exponiendo los secretos de todos. Tras décadas de vivir en una sociedad que comparte demasiado al mismo tiempo que nos preocupan nuestros secretos, el colapso de la nube lleva a la desaparición del internet. La gente no sólo volvió a interesarse en objetos físicos y vivir en el mundo real, sino que desarrolló una especie de identidad secreta, adoptando seudónimos y saliendo a la calle sólo bajo el aninimato de una máscara.
El protagonista se hace llamar P.I. y es un periodista sin licencia, o "paparazzo", como también se conoce a la gente que se dedica a buscar información y localizar objetos o personas para otros, la clase de tareas que asociamos con un investigador privado. La razón por la que estos individuos actúan sin licencia, es que cualquier búsqueda de información, incluso sobre uno mismo, es considerada un delito. El título del cómic deriva de la forma coloquial de referirse a un investigador privado, y viene de su abreviación en inglés, que es justamente P.I., donde la segunda letra se pronuncia 'ai', de forma similar a 'eye', ojo.
Aunque el trabajo principal de un paparazzo es rastrear y destruir información que sus clientes no desean que alguien más encuentre, a veces realizan labores más convencionales, y tras ser contratado para localizar a una mujer desaparecida, nuestro encapuchado investigador se ve envuelto en una conspiración que pondrá en peligro su vida y la de quienes le rodean. Lo que descubrió es demasiado grande e importante como para sólo hacerse a un lado, y no es como si los involucrados se lo fueran a permitir así de fácil. ¿Podrá salir con vida de esto? ¿Se atreverá a revelar a alguien su descubrimiento?
La historia ofrece intriga suficiente para mantener al lector involucrado página tras página, y su tono le permite hacer guiños a la cultura pop y al género noir, y no sólo como referencias, sino en la ejecución de algunas secuencias. Además de contexto, la detallada creación de mundo de Vaughan y Martín da a la historia un trasfondo lleno de subtextos que merecerían un análisis aparte, y se da el lujo de dejar en segundo plano otros problemas actuales, sólo para dejar claro que aun si la pérdida de privacidad es la gran crisis de este mundo, problemas como el calentamiento global no han desaparecido.
El trabajo de Vaughan está a la altura de lo que hemos venido a esperar de este talentoso autor. Además de una historia interesante llena de brillantes ideas, sus diálogos están cargados de humor y energía, y la creación de neologismos forma parte de su trabajo de construcción de mundo. La suma de todas las partes resulta en un cómic con identidad propia, la clase de historia en que puedes hallar ecos de otros cómics o del trabajo de otros autores, pero que sin duda tiene una identidad propia y un tono distintivo que la separan de casi cualquier cosa que podamos hallar en el mercado.
¿Y qué puedo decir del arte de Marcos Martín que no se halla dicho antes? El talentoso artista español hace uso de su limpio trazo y un creativo diseño de locaciones y personajes para asegurarse de que la identidad visual de The Private Eye no se parezca a nada que conocemos. Su clara y limpia labor narrativa nos lleva de la mano a explorar este mundo, extraño y ajeno a nosotros pero familiar de formas que pueden ser perturbadoras por lo fácil que es imaginar a nuestro propio mundo llegando a una situación similar.
El artista saca el máximo provecho al diseño de página, pues la historia se presenta en un formato apaisado u horizontal, el cual permite aprovechar mejor el espacio de un monitor de computadora, medio para el que pensaron la historia y el cual se conservó cuando en 2015 Image Comics ofreció una versión impresa en un tomo de lujo en pasta dura. Otro punto distintivo de este cómic es eo color, obra de Muntsa Vicente, cuya vibrante e intensa paleta de color contrasta con el desolador tono de la historia y resalta el detallado trabajo de diseño de Martín, sobre todo en los escenarios y el diseño de las muchas máscaras que vemos en la historia.
A ocho años de su aparición original y sabiendo que ya existe una versión impresa de esta historia es probable que esto no tenga el mismo impacto, pero en su momento me pareció brillante la idea de que la única forma de leer este cómic con su advertencia sobre los peligros de depender del internet y la información digital en nuestras actividades cotidianas fuera realizar una transacción electrónica para tener acceso a los archivos digitales, diseñados para su lectura en un dispositivo conectado al internet.
La historia se publicó originalmente dividida en diez capítulos, y todavía es posible acceder a ellos a través de Panel Syndicate. Con el tiempo se crearon dos colecciones digitales con 150 páginas cada una, recogiendo el material de cinco capítulos además de contenido extra como bocetos y un vistazo al proceso de su creación. Ambos "tomos" también pueden ser adquiridos a través de la misma plataforma, todo con el mismo sistema de paga lo que quieras. El tomo de lujo en pasta dura puede ser un poco más complicado, pero es posible ordenarlo desde varias tiendas en línea.
En resumen, The Private Eye es un inteligente y entretenido cómic de ciencia ficción con una historia que además de interesante invita a reflexionar sobre nuestros hábitos cotidianos en un mundo hiperconectado. Se trata de un excelente trabajo en que dos de los mejores autores de cómics de los últimos años ponen en exhibición lo mejor de su trabajo, lo que resulta en una lectura muy satisfactoria. Sin duda un cómic bastante recomendable.
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