Los videojuegos nunca han tenido mucha suerte en lo que a adaptaciones al cine se refiere, y aunque la versión de 1995 de Mortal Kombat es recordada con cariño por quienes crecieron con el popular juego durante los 1990, hay que reconocer que la cinta dirigida por Paul W.S. Anderson era una b-movie hecha con más ganas y actitud que con talento o recursos narrativos. Considerando que su secuela, Mortal Kombat: Annihilation (1997) representó un paso atrás, no es ninguna sorpresa que pasaran más de veinte años antes de que se diera una nueva película.
La nueva cinta basada en el popular videojuego es dirigida por Simon McQuoid (un director de comerciales de TV que aquí hace su debut en cine), sobre un guion de Greg Russo y Dave Callaham, y cuenta con las actuaciones de Lewis Tan, Jessica McNamee, Josh Lawson, Tadanobu Asano, Mehcad Brooks, Ludi Lin, Chin Han, Joe Taslim e Hiroyuki Sanada. Se estrenó en algunas partes de Asia a principios de abril, y el pasado fin de semana tanto en cines de América y otras partes del mundo como a través de la plataforma de streaming HBO Max (sólo en los Estados Unidos).
Un prólogo ambientado en Japón en el siglo XVII muestra a un grupo de asesinos del clan Lin Kuei que, dirigidos por Bi-Han (Taslim), atacan el hogar de Hanzo Hasashi (Sanada), donde luego de una espectacular batalla Bi-Han usa sus helados poderes para asesinar a Hanzo, su esposa e hijo, dejando atrás, sin saberlo, a una pequeña bebé que es más tarde rescatada por una misteriosa figura que aparece entre relámpagos y de quien más tarde descubrimos se trata de un dios llamado Raiden (Asano), y de ahí la acción salta al presente.
Cole Young (Tan), un peleador de artes marciales mixtas del circuito amateur, recibe la visita de un sujeto llamado Jax (Brooks), que le pregunta por la marca de dragón en su pecho y se sorprende al enterarse de que la tiene de nacimiento. Cuando Cole sale a cenar con su esposa e hija, es atacado por Bi-Han, que ahora se hace llamar Sub-Zero. Jax lo salva y lo envía en busca de una mujer llamada Sonya Blade (McNamee) mientras él enfrenta al asesino. Ella le explica que varios guerreros alrededor del mundo tienen una marca como la suya, y que están siendo asesinados.
Le cuenta también sobre un torneo llamado Mortal Kombat, y sobre Outworld, mundo paralelo al nuestro cuyos guerreros están cazando a los campeones de la Tierra, también llamada Earthrealm, para que no puedan participar. Antes de que Cole exprese su incredulidad, los ataca un lagarto humanoide, y tras vencerlo van en busca del mítico templo de Raiden, donde se supone entrenan los campeones de la Tierra. Ahí encuentran a Liu Kang y Kung Lao, otros guerreros, y se preparan para enfrentar a las fuerzas de Shang Tsung (Han), el malvado señor de Outworld.
Mientras la película se centra en los combates entre los campeones de la Tierra y los despiadados asesinos de Outworld todo fluye bien, pero la parte intermedia, cuando llegan al templo y hay un tibio intento por desarrollar a los personajes y la mitología, se siente lenta y torpe, y queda la sensación de que hizo falta trabajar más el guion o editar de mejor forma para no perder el ritmo. El tercer acto se enfoca de nuevo en las peleas, y el resultado, más allá de un CGI de cuestionable calidad, es una película bastante entretenida y sin muchas pretensiones.
El mayor problema de la película son los personajes, que tienen muy poco desarrollo, y el elenco, mayormente desconocido y sin mucho ángel o carisma, no ayuda en nada a que el espectador pueda identificarse o simpatizar con ellos, en particular con Cole, que toma un rol central y nos acompaña en la introducción a la mitología (no conozco al personaje, pero eso puede ser porque sólo jugué la versión para N64, a mediados de los 90. ¿MK Trilogy?), así que la película funciona mejor si uno desconecta el cerebro y se limita a disfrutar la acción.
Las coreografías son cumplidoras, aunque se abusa un poco del CGI, lo que diluye su impacto, y quizás por eso la larga pelea final, entre los que quizá son los dos personajes más populares de la franquicia, resulta la más disfrutable. La inclusión de algunos característicos y sangrientos fatalities del videojuego, además de las líneas más representativas de los peleadores, resultará del agrado de los fans. Por otro lado sorprende un poco que el torneo que da nombre a la película no sea parte de la misma, lo que obedece a la intención de realizar una trilogía.
En resumen, Mortal Kombat es una película bastante violenta pero ligera y sin pretensiones que resulta bastante entretenida, sobre todo si son fans del videojuego, y pese a que se siente un poco larga para la historia que cuenta, resulta una buena opción de entretenimiento escapista si tienen un par de horas por matar. Medianamente recomendada, pero con las reservas ya mencionadas.
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