Hoy Matt Fraction es uno de los escritores más reconocidos en el medio del cómic estadounidense gracias a su trabajo en cómics como Sex Criminals, Casanova, Hawkeye o Superman's Pal Jimmy Olsen, pero en 2003 era un nombre todavía era casi desconocido en el medio, pero eso empezó a cambiar cuando su colaboración con Kieron Dwyer en Last of the Independents empezó a llamar la atención, y la reedición de esa novela gráfica hace apenas unos meses bajo el sello Image es pretexto suficiente como para dedicarle este espacio.
En aquel entonces lo primero que llamaba la atención de esta novela gráfica fue el formato en que se publicó, de forma horizontal o apaisada, y para aplacar los reclamos sobre lo complicado de guardarlo en un librero, AiT/Planetlar, editorial a cargo de la publicación, incluyó una funda de papel satinado que permitía guardarlo de forma vertical como cualquier otro tomo de cómics. Otro detalle peculiar era que, más que blanco y negro, el cómic se publicó en sepia, algo bastante inusual en el cómic americano.
La historia sigue a una pequeña banda de asaltantes que realiza un robo al banco de un pequeño pueblo estadounidense, quienes al ingresar en la bóveda se encuentran con la sorpresa de que contiene mucho más dinero del que esperaban encontrar. El trío de delincuentes está formado por Cole, un hombre mayor que funge como líder del grupo, Justine, su mujer, propietaria de un avión que alquila para toda clase de tareas, y Billy, un enorme y fornido hombre con la actitud y sensibilidad de un niño, y quien es el protegido de Justine y Cole.
Tras salir del banco y realizar su escape sin dejar huellas (o eso es lo que creen), se refugian en un viejo parque de diversiones abandonado propiedad de Cole, pero antes de que puedan concretar sus planes para desaparecer, descubren que el dinero extra que encontraron pertenece a unos mafiosos de Las Vegas, mucho menos dispuestos que las autoridades a dejar pasar el robo. Pronto aparecen en el parque un grupo de matones con intenciones de recuperar el dinero, lo que lleva a una violenta confrontación.
Cole y Billy rechazan el primer ataque, pero saben que no será el único y deben prepararse pues les tomará al menos un día más reunir todas sus cosas y desaparecer. Los mafiosos son más persistentes de lo que se pudiera esperar, y eso es el pretexto ideal para deleitarnos con algunas secuencias de acción, incluyendo balaceras en la calle, persecuciones en autos, e incluso una más a caballo. ¿Podrán la peculiar familia de asaltantes superar a los matones de la mafia y desaparecer con su botín?
La edición de Image Comics de Last of the Independents difiere en algunos aspectos de aquella publicada por AiT/Planetlar hace dieciocho años. Para empezar, se trata de un tomo de pasta dura en el que parece haber quedado atrás toda preocupación por el formato apaisado del volumen, algo que en los últimos años se ha vuelto una ocurrencia más o menos común. Además, el cómic está impreso en un mejor papel, y los apagados tonos sepia son reemplazados por algo que luce como café diluido sobre una impresión en negro que destaca de gran manera el limpio trazo de Dwyer.
La historia es un claro homenaje al cine neo noir de los 1970, con todo y referencias a algunas películas y una que otra serie de TV. El guion de Fraction se enfoca en sus personajes, y la atmósfera noir del perqueño pueblo en medio del desierto se convierte en el escenario ideal para la violenta disputa que se da entre los decididos vaqueros asaltabancos y los trajeados matones provenientes de Las Vegas, resultando en una entretenida lectura que hará las delicias de los aficionados a la ficción criminal.
En general la historia es simple pero está muy bien ejecutada, algo que vale la pensa destacar, pues antes de la aparición de esta novela gráfica lo único que Fraction había publicado era una historia serializada en las páginas de Funk-O-Tron, una antología también editada por AiT. Las personalidades de su trío de ladrones están bien definidas y sus diálogos son concisos y al punto, con una eficacia y economía que por momentos recuerda a autores de historias de crimen como Richard Stark, cuyas historias de Parker carecen de florituras innecesarias.
Pero está claro que la estrella aquí es Kieron Dwyer. El talentoso artista hace un gran trabajo al dar un rostro y apariencia propios a cada personaje, y eso incluye a los muchos matones que persiguen a sus protagonistas. Su trabajo con expresiones faciales y lenguaje corporal es el complemento ideal para el económico uso de textos de Fraction, y le saca el mayor provecho posible al formato horizontal para maximizar el impacto narrativo, sobre todo en sus secuencias de acción, que toman un cierto caracter que de inmediato llevan al lector a pensar en una película.
La limpia ejecución de Fraction y Dwyer pese a que ambos estaban en un momento muy temprano de sus carreras es sumamente efectiva, y el resultado es la clase de historia que es necesario leer en una sola sentada por la simple y sencilla razón de que no es posible dejar el tomo hasta concluir su lectura. Puede sonar exagerado, pero se trata de una historia de crimen que recuerda a las excelentes adaptaciones que Darwyn Cooke realizó de un puñado de novelas de Parker, con el agridulce recordatorio de que nunca veremos una más.
Las referencias visuales y en tono al cine no son casualidad, y esta nueva edición de Image incluye, además de una introducción del escritor y comediante Patton Oswalt, un texto del propio Fraction en el que lista entre sus influencias para la historia varias películas de los 1970. Claro que, al igual que ocurre con muchas de esas cintas hoy día, es fácil percibir esta historia como un producto de su tiempo que por momentos se siente anacrónico y fuera de lugar, pero en general sigue siendo una entretenida lectura que dejará satisfecho a cualquier lector.
En resumen, Last of the Independents es una excelente opción de lectura para cualquier aficionado a las historias de robos y la ficción criminal, y una excelente oportunidad de echarle un vistazo a uno de los primeros trabajos de un par de grandes autores. Hoy día es casi imposible encontrar una copia de la edición de AiT, y aun si no lo fuera, la calidad de impresión de la nueva edición de Image es excusa suficiente para querer sumar esta gran novela gráfica a cualquier colección. absolutamente recomendada.
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