Uno de los efectos que la pandemia ha tenido en la industria del entretenimiento es que llevamos un año con muy pocos estrenos, aun a pesar de que muchas películas hallaron el modo de estrenarse en alguna plataforma de streaming.
En noviembre se anunció un acuerdo con Netflix para estrenar la película alrededor del mundo con el título internacional de Space Sweepers (Barrenderos Espaciales). El estreno se dio el pasado 5 de febrero, y fue la película más vista en su primer fin de semana en varias partes del mundo.
La historia sucede en el año 2092, cuando debido a la negligencia humana en temas de conciencia ambiental la Tierra se ha vuelto prácticamente inhabitable. La corporación UTS ha construido Eden, un habitat orbital que ofrece un nuevo hogar a la humanidad, y está trabajando en el proceso de terraformar Marte. Pero tener un nuevo hogar no implica que los viejos problemas hayan quedado atrás, pues existe un proceso de selección para poder mudarse allá, lo que resulta en discriminar a la gran mayoría de la población de la Tierra, aún si algunos consiguen visas de trabajo para laborar en el espacio.
Pero incluso quienes trabajan en órbita la vida sigue siendo muy complicada. Sus empleos están mal pagados, y el precio de todo es tan elevado que la gran mayoría de la clase trabajadora vive en deuda permanente que jamás podrán pagar, no importa qué tanto hagan o cuantos trabajos estén dispuestos a tomar. Una de esas ocupaciones de paga mínima es la de remover la basura espacial que rodea a la Tierra, y los encargados de recoger ese material son conocidos como barrenderos, aunque si consideramos que su única paga es lo que perciben al entregar lo que recogen para someterlo a reciclaje más bien son pepenadores.
La cinta sigue a la tripulación de una nave de recolección llamada Victoria, cuya tripulación es famosa (y no precisamente apreciada) entre sus pares por su marcada tendencia a actuar de forma temeraria e imprudente en la lucha por superar a sus competidores y recoger la mayor cantidad posible de chatarra. El grupo lo forman la Capitana Jang (Tae-ri Kim), el piloto Tae-ho (Joong-ki Song), Tiger Park (Seon-kyu Jin) y el robot humanoide Bubs (Hae-jin Yoo). Luego de una de las atrevidas maniobras que les han ganado el odio de otros barrenderos, el grupo encuentra entre los restos de una nave dañada a una pequeña niña, a quien llevan a bordo.
La película fue escrita y dirigida por Sung-hee Jo, quien empezó a trabajar en ella hace diez años, luego de darse cuenta de que el tema de la basura espacial que orbita a nuestro planeta, a pesar de haber sido tocado en historietas, animaciones y videojuegos, jamás había sido el tema central de una película, y decidió contar una historia sobre la respuesta que el pueblo coreano tendría a tal problema. Tras varios borradores e intentos por vender la idea, en 2018 consiguió el financiamiento inicial para realizar la película, y a lo largo del año siguiente reunió a su elenco y empezó a filmar, ganando nuevos inversionistas para trabajar en los efectos especiales.
A primera vista, Space Sweepers es una película de aventuras espaciales bastante convencional y poco innovadora, con una mezcla de acción, drama y comedia que recuerda en tono a algunas producciones de Marvel Studios, y recrea la sensación de aventura característica de cintas como Star Wars o Guardians of the Galaxy, condimentada con un poco de comentario social que, aunque obvio, no llega al punto de convertirse en moralino ni alcanza el tono de un sermón, algo que en ocasiones se le sale de las manos a algunos realizadores, y en ese sentido creo que hace muy bien en enseñar las cosas en vez de decirlas.
Por ejemplo, nunca se explica el proceso de selección para quienes van a vivir a Eden, pero cada que vemos alguna escena del idílico habitat espacial sólo hay gente blanca que nos dicen que también es rica. Entre los barrenderos, además de la tripulación coreana de la Victoria, hay españoles, latinos, franceses, chinos, etc., y es refrescante que no nos den a entender que el inglés se ha convertido en el idioma universal, pues todo mundo lleva aparatos traductores que permiten que cada quien hable su propio idioma sin problemas de comunicación. Otro detalle manejado con gran sutileza es que Bubs es un androide transgénero.
Las actuaciones van de sólidas a sobresalientes, aunque destaco en especial a Seon-kyu Jin, que tiene la enorme ventaja de que Tiger Park, su personaje, es quizá el único de los protagonistas que tiene la posibilidad de romper clichés, a diferencia de Tae-Ho y la Capitana Jang, que encajan en los estereotipos de piloto dotado que es atormentado por su pasado, y de mujer dura e inexpresiva llena de secretos. Hae-jin Yoo hace un gran trabajo al prestar su voz (y la captura de movimiento) a Bubs, que es el personaje más humano y mejor desarrollado. En general los personajes resultan atractivos, y es fácil simpatizar con cualquiera de ellos.
A pesar de que la caracterización de los personajes y la trama transitan caminos de sobra conocidos, y no sólo en la ciencia ficción (un variopinto grupo de parias e inadaptados que poco a poco forman una familia, personajes duros y ambiciosos cuyo corazón se ve ablandado por la presencia de una dulce niña, la "benevolente" corporación que resulta no ser tal, etc.), el guion de Jo logra que las interacciones entre los personajes sean las que formen los lazos que los unen, resultando en una cálida y emotiva historia llena de valores humanos en que el esperanzador (aunque ingenuo e inocente) final encaja a la perfección.
El CGI y los efectos especiales lucen impresionantes, algo digno de destacaren una película cuyo presupuesto (alrededor de 21 millones de dólares) fue mucho menor al de cualquier película similar creada en occidente, y complementados por un gran trabajo de dirección y fotografía (esta última obra del cinematógrafo Bong-seon Byeon) construyen un retrato bastante plausible de la vida en el espacio, desde los sucios callejones y barrios bajos, hasta el contraste entre el opulento habitat de Eden y los basureros en que se mueven los trabajadores, y con batallas espaciales y secuencias de acción que no le piden nada a producciones mucho más ambiciosas.
En resumen, Space Sweepers es una entretenida película de aventuras que apoyada en un carismático grupo de protagonistas ofrece poco más de dos horas de escapismo puro, sazonado con una buena dosis de comentario social y que, a pesar de sus limitaciones y de tener tal vez veinte minutos de sobra, representa una excelente opción de entretenimiento ligero que resulta particularmente bienvenidó en el momento que vivimos. Sin duda se trata de una película bastante recomendable.
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