Desde hace un par de años decidí sumarme a la costumbre de hacer un recuento del año que se fue, pero a diferencia de quienes lo hacen a inicios o mediados de diciembre, prefiero esperar a que termine el año y hacerlo en enero. En próximos días compartiré listados con mis cómics, películas y series favoritos del año que se fue. Por lo pronto, como introducción, es inevitable asociar al 2020 con la pandemia de COVID-19 que parece se extenderá a lo largo de este año.
Lo que más me preocupa de lo vivido en 2020 es que las circunstancias que atravesamos (y no hemos dejado atrás) pusieron en evidencia que buena parte de la humanidad es estúpida y egoísta, y que si la situación se haya extendido tanto o es aún más grave que en casi cualquier momento del año pasado, es a causa de las acciones de un grupo de gente avariciosa combinada con las de otro aún mayor de ignorantes, quienes nos pusieron en una situación de alto riesgo.
Además de los estragos causados por la enfermedad en la mayor parte del mundo, está el tema de los artistas y figuras públicas que nos dejaron en los pasados doce meses. Ya he comentado que suelo escribir sobre la pérdida de algunas figuras porque su obra tuvo algún impacto en mi vida y me parece justo reconocerlo. Ésa es también la razón por la que no suelo escribir de celebridades fallecidas, aunque también se dan casos de otras que no comento por falta de tiempo.
En ese apartado, de entre los artistas y creadores que se fueron en 2020, destaco a artistas y autores de cómic como Denny O'Neil, Joe Sinnott, Quino y Richard Corben. Del mundo de cine perdimos a Sir Ian Holm, Carl Reiner, Chadwick Boseman, Diana Rigg, Sean Connery y David Prowse, además del director Alan Parker; y en el terreno de la música habría que mencionar a Ennio Morricone y Eddie Van Halen. Como dije, no son todos, sino aquellos cuyo trabajo aprecio de forma especial.
El mundo del entretenimiento se vio afectado por el cierre de actividades, en algunas partes más congruente y generalizado que en otras, lo que posicionó con todavía más fuerza a las plataformas digitales y servicios de streaming que, en muchos países, se convirtieron en la única forma de disfrutar de nuevas películas. En mi caso, para no amarrarme a ver cosas todo el día, volví a asignar parte de mis horas de ocio a leer y escribir, así que algo positivo salió de todo ello.
La situación sigue complicada y es probable que haya que seguir limitando muchas actividades por un tiempo prolongado, así que es importante mantener el ánimo alto y hacer lo posible porque la desesperanza y pesimismo no se apoderen de nosotros. Por fortuna vivimos en una época en que la tecnología nos permite seguir en contacto pese a no vernos en persona, y es algo que deberíamos agradecer. ¿Imaginan pasar una situación así hace 25 o 30 años? Nos habríamos vuelto locos.
En fin. Basta de pensamientos negativos. A partir de mañana inicio el recuento de algunas de mis cosas favoritas en el mundo del entretenimiento.
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