Un tema recurrente cuando hablamos de cómics de superhéroes y en especial en todo lo que va de este siglo, es que hay mucha gente, incluso al interior de DC Comics o de Warner, la compañía dueña de esa editorial, que no entiende el género y en particular tiene problemas con el primer superhéroe de todos, el personaje que dio inicio al género: Superman. ¿Es realmente tan difícil entender qué es lo que hace funcionar al personaje?
Por fortuna, de tiempo en tiempo aparece una historia que le recuerda al mundo la esencia del personaje y demuestra que el Hombre de Acero es tan relevante hoy día como lo era hace ochenta años, si no es que aún más que entonces. El año pasado tuvimos la excelente Superman Smashes the Klan, de Gene Luen Yang y Gurihiru, y más de una década antes estuvo All-Star Superman, de Grant Morrison y Frank Quitely, y no es raro escuchar a alguien afirmar que son las únicas dos grandes historias que el personaje ha tenido en lo que va de este siglo.
Es innegable que se trata de dos obras que muestran a la perfección que el problema no es el personaje, sino la forma de utilizarlo. Por ello me parece extraño que en esa clase de conversaciones nunca se mencione otro cómic publicado este siglo que puede resultar muy útil para entender el papel del hombre de acero en la cultura popular contemporánea, incluso a pesar de que no se trata de una historia protagonizada por el último hijo de Kriptón: It's a Bird...
Esta novela gráfica escrita por Steven T. Seagle e ilustrada por Teddy Kristiansen cuenta una historia semi-autobiográfica que explora el conflicto interior de un escritor de cómics que, en un momento complicado de su vida, recibe una llamada de su editor para ofrecerle la oportunidad de escribir una serie. Steve, el escritor, tiene cosas más importantes en mente y no muestra demasiado interés en tomar una nueva asignación, al menos hasta que se entera de que se trata: Quieren que escriba a Superman.
Se trata de una asignación soñada, parte de las metas que él, al igual que muchos otros escritores, se había fijado desde que decidió ser escritor de cómics. El problema es que no es un buen momento para ello, pues Steve atraviesa por una crisis personal que lo ha hecho pensar en su futuro, y no sólo en lo que tiene que ver con su vida profesional. ¿Cómo puede pensar en un rumbo adecuado para las historias de Superman, si no está seguro de que su propia vida tenga uno?
En este particular momento en su vida, Steve no cree tener una historia que contar con Superman. No siente ninguna conexión o afinidad con el personaje, y está convencido de que, aunque en el pasado tuvo un significado muy importante, ahora es un concepto que se ha visto rebasado y por lo tanto resulta intrascendente en el mundo actual. Y no es que cuestione la verosimilitud del personaje. No se trata de averiguar o entender cómo funcionaría Superman en el mundo real, sino de analizar el papel que tiene en nuestro mundo como, más que como un personaje de ficción, como un símbolo.
Pero eso no es todo. La otra razón por la que Steve está considerando rechazar la propuesta es completamente personal. Su problema es que asocia a Superman con una tragedia familiar. En un flashback descubrimos que la primera vez que Steve leyó un cómic del hombre de acero, cuando era un niño, fue en el hospital, donde él y su familia aguardaban la muerte de un ser querido. La llamada de su editor y la oferta de hacerse cargo del personaje lo han hecho recordar aquellos duros momentos y las implicaciones que aquella muerte tuvo en las vidas del resto de su familia. ¿Cómo podría escribir a Superman después de algo así?
Y ése es el verdadero punto de partida de la historia. Steve se entera de que su familia tiene una propensión genética a desarrollar la enfermedad de Huntington, un padecimiento neurológico progresivo que es intratable. Si es difícil para cualquiera tratar de identificarse con Superman, un hombre perfecto e invulnerable, ¿imaginan lo complicado que debe ser para alguien que sabe que en cualquier momento puede manifestar una potencial enfermedad incurable, sobre todo si se trata de una persona con un profundo temor a la muerte?
La historia de Seagle gira alrededor del mal de Huntington y los efectos que esta enfermedad puede tener en una familia, se enfoca en explorar la forma en que algo así altera la dinámica y relaciones interpersonales, y el modo en que influye o motiva decisiones drásticas, como la tomada por Steve años atrás, cuando llegó a la conclusión de que no quería tener hijos. Escribir a Superman es una oferta que se presenta en un momento muy complicado. Su padre está desaparecido, y su novia quiere hijos. En su cabeza, si lo primero es a causa del Huntington, lo segundo se vuelve algo impensable.
Pero Steve no puede hacer nada respecto a su padre, y su ocupación significa que tiene mucho tiempo para pensar. En un intento por evadir la realidad de su situación, Steve se concentra en tratar de resolver su problema laboral y en tratar de entender a Superman. Intercaladas con su historia vemos viñetas que reflejan sus reflexiones sobre el personaje, en las que explora varios aspectos del mismo y empieza a definir los elementos atemporales que pueden volverlo relevante sin importar la época. Poder, justicia, escapismo, el verdadero valor de una identidad secreta y el sueño americano, son algunos de los temas que analiza, además de que también reflexiona sobre el simbolismo tras el icónico héroe.
De forma magistral, It’s a Bird... cuenta dos historias interconectadas: la de un hombre que enfrenta su propia mortalidad, contada de forma honesta y humana, y la de un escritor que busca entender los valores culturales, históricos y simbólicos que hacen de Superman una figura mítica y relevante. Seagle y Kristiansen hacen uso de la historia, filosofía e incluso teoria del color para desmenuzar y desglosar todo lo que Superman significa y así entender su papel en el mundo actual. Luego del análisis de esta talentosa pareja de autores, entendemos mejor al personaje y tenemos un nuevo significado de lo que representa ser “super” en la sociedad contemporánea.
Para cuando se publicó esta novela gráfica, en 2004, Seagle y Kristiansen ya gozaban de amplio reconocimiento en sus respectivas disciplinas, y habían alcanzado cierta popularidad en el medio tras haber colaborado en la aclamada House of Secrets, otra serie también publicada bajo el sello Vertigo, pero me atrevería a decir que It’s a Bird... representa un punto alto en sus carreras. Kristiansen ganó el premio Eisner como mejor pintor o artista multimedia en interiores gracias a esta novela gráfica.
Por desgracia se trata de una obra que la misma editorial no parece valorar como debería. Durante muchos años el volumen estuvo fuera de prensa, y aunque en 2017 apareció una nueva edición, primero en pasta dura y meses después también en pasta blanda, no hubo reimpresiones, así que, una vez agotado el tiraje inicial, el tomo volvió a ser tan difícil de conseguir como unos años atrás. En lo personal considero que se trata de una lectura obligada para cualquier escritor o artista que aspire a hacer algo con Superman en cualquier medio.
Como dije, no es un volumen fácil de conseguir, pero les aseguro que vale la pena intentarlo. Lectura ampliamente recomendada.
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