lunes, 18 de enero de 2021

The Player of Games, de Iain M. Banks (Culture 02)

Sigo adelante con mis comentarios de libros leídos en años previos pero ignorados en este espacio. Hace unas semanas compartí mi reseña de Consider Phlebas (Pensad en Flebas), primer libro de la saga de La Cultura, serie de Iain M. Banks que es una de mis sagas favoritas en el campo de la ciencia ficción, género que quienes me conocen o tienen algún tiempo leyéndome saben es uno de mis favoritos. Antes de eso había comentado las dos primeras novelas de Banks, que no son de ciencia ficción, The Wasp Factory y Walking on Glass, firmadas como Iain Banks, sin la M inicial intermedia.

Con eso en mente y de vuelta a la ciencia ficción, toca turno a la segunda entrega de la saga de La Cultura, The Player of Games (El Jugador) novela publicada en inglés en 1988. Recuerdo que la leí por primera vez hace treinta años, luego de que en una de mis excursiones de caza de libros encontré copias de la edición en español (Martínez Roca) de esta novela y de Pensad en Flebas.

En su momento leerlas me hizo reevaluar lo que sabía de la space opera, subgénero de la ciencia ficción menospreciado (por fortuna no tanto como en el pasado) por el pecado de buscar entretener a su audiencia, pues se trata de una corriente enfocada a narrar aventuras espaciales.

Cuando a inicios de la década pasada quise dar un vistazo a la obra más "seria" de Banks (comenzando con las novelas mencionadas más arriba), decidí revisitar estas historias y leer el resto de la serie, pero ahora en su idioma original. Así que este comentario, al igual que el que compartí hace un par de meses de Consider Phlebas, refleja la impresión que me dejó esa relectura. Como nota al margen, esa segunda visita me dejó un sabor agridulce. Sé que fue en 2013, porque justo iba a la mitad de este libro cuando me enteré del fallecimiento de Banks, que un par de meses antes había anunciado que tenía cáncer en la vesícula y le quedaba poco de vida.

El protagonista de The Player of Games es Jernau Morat Gurgeh, un habilidoso y famoso jugador de juegos de mesa, quien vive en el Orbital de Chiark y empieza a sentirse aburrido ante la falta de retos en su vida. Circunstancias Especiales, una división de La Cultura que lidia con las relaciones entre sus mundos y otras civilizaciones, lo invita a integrarse a una excursión que hará un largo viaje, pero se rehúsa a darle más detalles hasta que haya aceptado. Gurgeh no está seguro de querer ir, pero es chantajeado por Mawhrin-Skel, un dron amigo suyo a quien expulsaron de CE debido a su personalidad inestable, quien le pide que ponga como condición para participar que lo acepten de vuelta.

El viaje al Imperio de Azad, en las Nube de Magallanes, les toma dos años, tiempo en que Gurgeh estudia el juego más importante de aquella civilización, también llamado Azad, y al cual ha recibido una invitación para participar. Se trata de un complejo juego de estrategia que cuenta con varias etapas, que involucran juegos menores dentro del juego mismo. La importancia del juego es tal que los resultados de cada gran torneo se usan para dar forma a la situación política y social que el Imperio tendrá durante el siguiente ciclo, hasta la celebración del siguiente torneo.

El juego fue diseñado para reflejar la postura ideológica y política de cada uno de sus participantes, y esa es la razón por la que se le usa como las principal herramienta para determinar el rango social y posición política que cada uno de sus participantes tomará en las actividades cotidianas del torneo. Al principio nadie cree que un forastero con sólo dos años jugando y sin experiencia en competencia tenga la capacidad para avanzar en el juego, pero conforme Gurgeh va derrotando oponentes es palpable el cambio de actitud, y surgen alianzas y estrategias encaminadas a eliminarlo del juego.  

Durante el torneo Gurgeh conoce más de la sociedad en Azad y de la forma en que se rige, y cada vez desprecia más todo lo que representa, lo que le da la motivación para seguir adelante en la competencia. Cuando logra llegar a la final, donde habrá de enfrentar al Emperador mismo, queda claro lo mucho que está en juego, pues aunque Gurgeh no puede convertirse en el nuevo Emperador por tratarse de alguien ajeno a su sociedad, una victoria suya podría provocar el colapso de la estructura social y política del Imperio.

El corazón de la novela radica en el impresionante trabajo que Banks realiza en la construcción de mundos, pero no descuida otros aspectos igualmente importantes, como el desarrollo de personajes. Los primeros capítulos muestran diversos aspectos de la vida en los mundos de la Cultura, para después dar paso a una similar exploración del Imperio de Azad. Conforme transcurre la novela vamos conociendo a Gurgeh, y somos testigos del cambio en su persona durante el viaje, cuando la emoción de aprender un nuevo y complejo juego lo va transformando en una versión diferente de sí mismo.

Cuando tiene que interactuar con una sociedad extraña para entender su estructura y funcionamiento a fin de aplicar ese conocimiento al juego mismo, permite que, a través de sus ojos, el lector también pueda conocerla. En ese aspecto la novela logra incorporar también una buena dosis de comentario social, pues no es difícil hallar paralelos entre algunos aspectos de la vida en el Imperio con características propias de ciertos periodos y lugares de la historia de la humanidad. Mención aparte merece el juego mismo, que Banks describe con lujo de detalle, aun a pesar de que nunca ahonda en las reglas para jugarlo.

Desde un punto de vista meramente narrativo, me parece que The Player of Games es una novela menos compleja y hasta cierto punto más predecible que Consider Phlebas. Pero se trata de uno de esos casos en que la simpleza es engañosa, pues Banks se toma el tiempo para aportar gran variedad de matices a los mundos que presenta y a los personajes que los habitan, sin olvidarse de las inteligencias artificiales características de La Cultura. Además, esa aparente simpleza narrativa hace que la novela se lea de forma ágil, con un ritmo que puede volverse vertiginoso en sus momentos de mayor tensión, pero balanceado con escenas contemplativas que permiten absorber la información.

Como muchas de las mejores space operas, The Player of Games inspira asombro e invita a dejar volar la imaginación para explorar mundos distintos al nuestro, pero con los suficientes rasgos familiares para permitir una fácil aceptación. Al igual que en la novela anterior, la política es parte importante de la obra, pero es usada más como una herramienta de crítica social que además ayuda a desarrollar de forma más clara las civilizaciones que presenta.

En cierto modo me parece una novela más accesible que Consider Phlebas, y tal vez esa es la razón por la que al poco tiempo de su publicación hubo interés en llevar la historia al cine. Eso nunca se concretó, y el tema no volvió a presentarse hasta hace un par de años, cuando Amazon Studios anunció una colaboración con Plan B Entertainment para desarrollar una serie para Prime Video, basada en la saga completa, proyecto que se canceló hace unos meses.

En resumen, The Player of Games es una cautivadora y entretenida historia de ciencia ficción que, además de ser una recomendación obligada para los aficionados al género, puede ser una excelente oportunidad para que lectores ajenos a la ciencia ficción pero con curiosidad por la misma se hagan una idea de sus muchas posibilidades. Lectura bastante recomendada.

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