Los viajes en el tiempo se han vuelto un tema tan común en el entretenimiento y la ficción contemporáneos, que no requieren demasiadas explicaciones cuando se les usa en toda clase de historias, desde cerebrales exploraciones de los peligros y paradojas que se pueden dar al tratar de alterar el pasado, hasta comedias que no muestran la menor preocupación por seguir sus propias reglas, como sucede con la popular Back to the Future.
El corto fue realizado con los 25,000 dólares que Bowler y Gigi Causey, su esposa y productora, habían ahorrado para comprar un departamento en Nueva York, pero la versión extendida contó con el apoyo de Lionsgate. Asa Butterfield y Sophie Turner son los protagonistas de esta peculiar historia de amor, acompañados por Skyler Gisondo y rodeados de un grupo de actores desconocidos. Además de un estreno limitado en unas cuantas salas de la Unión Americana, la película se distribuyó directo como video-on-demand y en DVD, y en México está disponible en el catálogo de Netflix.
Stillman (Butterfield) es un dotado estudiante de física avanzada en una relación con Debbie (Turner), pero cuando esta lo cita para terminar con él, argumentando que ya no es feliz, él no lo toma nada bien, así que hace lo mismo que haría cualquier otro en su situación: construye una máquina del tiempo con intención de revisitar los momentos clave de su relación y resolver todos los problemas y crisis que considera fueron las razones para su rompimiento. Recluta la ayuda de su mejor amigo, Evan (Gisando), para que lo acompañe y le sirva de guía para corregir todos sus errores.
El plan tiene complicaciones, y a menudo Stillman comete nuevos errores que no hacen mucho por resolver su situación, pero cada vez que eso sucede regresa otra vez en el tiempo y comienza de nuevo, lo que provoca divertidas situaciones, no sólo con la pareja, sino también con Evan, a menudo atrapado en situaciones fuera de contexto y sobre las que no tiene control alguno. Eventualmente las cosas salen como deseaba y puede retomar su relación, pero eso no resuelve sus problemas, pues se vuelve adicto a usar la máquina para corregir las cosas más insignificantes, lo que lleva a una última confrontación que decidirá el destino de sus vidas.
La película dista mucho de ser perfecta y tiene toda clase de problemas, pero posee cierto encanto que la vuelve una experiencia muy disfrutable, en buena medida gracias al carisma de Butterfield y Gisondo, que elevan las partes de comedia y tienen una química que hace fácil creer que en verdad son mejores amigos. En contra, la química entre Butterfield y Turner es mínima, lo que reduce el impacto de la parte romántica de la historia sin llegar a ser desastroso, y la joven actriz tiene que lidiar con un personaje que en porciones importantes de la historia carece de una personalidad propia y es usada como un mero objeto.
La historia sería fácil de describir como una cruza entre (500) Days of Summer (500 días con ella) y Back to the Future, en particular con la primera de ellas, en buena medida porque el personaje de Stillman es tan egoísta y tóxico en su forma de abordar una relación como lo era Tom, y con el paralelo adicional de que ambos personajes se benefician de ser interpretados por un talentoso y carismático actor. En ese aspecto, me queda la impresión de que con esta película puede pasar lo mismo que con el debut de Marc Webb, y que muchos en la audiencia se quedarán con el mensaje equivocado luego de ver la película.
El guion hace un gran trabajo en explicar la premisa y sentar el tono de comedia de la película desde los primeros minutos, así que los dos primeros tercios resultan bastante divertidos. Es hasta el tercer acto, cuando se presentan complicaciones al plan de Stillman y las cosas se ponen un poco más serias que la historia empieza a trastabillar, en buena medida por lo que mencioné sobre la química entre Turner y Butterfield, que existe, pero parece más la que habría entre dos buenos amigos y no es suficiente como para convencer a nadie de que están enamorados y en una relación larga y mayormente estable.
Como sea, agradezco que Bowler no tomara la salida fácil en la manera de resolver el conflicto, lo que probablemente habría convertido a su película en una comedia romántica mucho más convencional, y quizás eso habría ayudado a darle un perfil más amigable y hacerla más atractiva desde un punto de vista comercial. Como dije, creo que aunque no es perfecta, se sostiene. Por otro lado, la idea de resolver una relación gracias a la oportunidad de volver a hacer las cosas es algo que se hizo de mejor manera en la excelente película francesa de hace un par de años Mon Inconnue (Amor a Segunda Vista), que ya comenté aquí.
Time Freak es una entretenida comedia romántica con suficientes elementos para sentirse fresca en un subgénero que tiende a volverse repetitivo, y cuenta con las actuaciones de un joven grupo de protagonistas carismáticos y talentosos, así que si están en busca de una opción ligera de entretenimiento, me parece una cinta muy recomendable a pesar de sus carencias y defectos.
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