Cuando se habla de lecturas para jóvenes lectores, muchos se imaginan que es sólo otra forma de referirse a libros o novelas gráficas para niños, y la verdad es que no siempre es así. A menudo se trata de obras que pueden ser disfrutadas por adultos de todas las edades, pero que por su naturaleza o contenido tienen un especial impacto en adolescentes, y justo ése es el caso de This One Summer.
Esta novela gráfica publicada en 2014 por First Second, editorial especializada en cómics y novelas gráficas para niños y adolescentes, es obra de las canadienses Mariko y Jillian Tamaki, primas que unos años antes habían colaborado en la novela gráfica Skim. Es muy probable que el nombre de Mariko les resulte familiar, pues en los últimos años ha ganado notoriedad gracias al trabajo que ha estado realizando para Marvel y DC Comics, donde actualmente es la guionista regular de Detective Comics, título insignia de la segunda editorial.
La historia sigue a Rose y Windy, un par de chicas adolescentes que desde que tienen memoria han pasado cada verano en una pequeña comunidad adyacente a un lago llamada Awago Beach junto con sus familias. Rose es un poco mayor que Windy, y la historia está narrada desde su punto de vista, y lo que hace distinto al verano en que se da la historia es que por primera vez las chicas son conscientes de su interés por los chicos, además de que por primera vez ponen atención a los problemas de los adultos a su alrededor, empezando por sus familias.
La historia explora la amistad entre las dos chicas, que a pesar de que conviven cada año sólo durante las semanas que pasan en el lago, se consideran una a otra como la hermana que nunca tuvieron. También muestra el proceso de maduración por el que atraviesan al tomar consciencia de que el mundo es más complejo de lo que los momentos de esparcimiento y diversión que hasta entonces marcaban todos sus veranos podrían indicar. Los padres de Rose discuten todo el tiempo, y por primera vez ella se da cuenta de que su madre sufre de depresión, causada por problemas de infertilidad, además de varios abortos.
Esa nueva consciencia de los problemas de los adultos a su alrededor representa una distracción para Rose, por lo que cada momento que puede pasar al lado de Windy es aún más apreciado que de costumbre. A pesar de ello, los cambios van más allá de su entorno, y Rose se sorprende al ver que algunos de sus pasatiempos favoritos de años anteriores ya no le resultan atractivos, sino que los encuentra bobos e infantiles, a pesar de que habla con nostalgiua de lo mucho que se divertían en veranos anteriores. Windy parece sorprendida por algunos de los cambios en su amiga, pero no se deja desanimar y trata de seguirle el paso.
Pero una nueva distracción se presenta cuando Rose empieza a sentir curiosidad por los chicos que pasan el verano en la comunidad, y muestra particular interés por Dunc, el dependiente de la tienda local. Antes de que Rose pueda entender los cambios que atraviesa, las dos chicas conocen a Jenny, una joven no mucho mayor que ellas que está embarazada, y quien les permite un vistazo a todos los miedos e inseguridades que vienen con su situación, lo que por primera vez las hace pensar acerca de la sexualidad y entender que se trata de algo que tiene consecuencias.
La historia tiene un ritmo semilento pues es más reflexiva que narrativa, y hay que destacar que Mariko tiene un talento especial para escribir diálogos que se sienten naturales y permiten entender mejor a sus adolescentes protagonistas. La elección de narrar en primera persona permite proyectar de forma sensible la ingenuidad y confusión de Rose, además de lo pone la inseguridad de la chica en contraste a la seguridad que Windy parece tener en sí misma, lo que ayuda a trabajar de gran manera el tema de convertirse en mujer.
En cuanto al arte, Jillian Tamaki tiene un trazo suelto, con líneas fuertes y fluidas que retratan los espacios abiertos de la naturaleza alrededor del lago con la misma seguridad que los interiores de casas o tiendas. Su uso de páginas dobles para ilustrar paisajes o momentos de esparcimiento ayuda a reforzar el ritmo relajado de la historia. Sus personajes son muy expresivos, y su peculiar estilo recuerda por momentos tanto a algunos mangas como a ciertas animaciones europeas, sobre todo por el contraste entre sus sencillas figuras y los detallados fondos que los rodean todo el tiempo.
La inusual elección de realizar la obra en monocromo, con una tinta de color azul violáceo, genera un particular tono nostálgico que le sienta muy bien a la historia. En particular me gusta la forma en que usa una variedad de diseño de página para manipular el ritmo de cada escena, usando fondos detallados cuando quiere que el lector pase un poco más de tiempo en una escena, y omitiéndolos por completo para enmarcar momentos de peculiar impacto. No sé qué tan cercana sea la relación entre estas autoras más allá de ser familia, pero está claro que se complementan a la perfección en la página impresa.
Esta novela gráfica de más de 300 páginas ganó el premio Eisner como mejor novela gráfica original y el Ignatz Award como novela gráfica sobresaliente, además de que fue reconicda con galardones que suelen reconocer a la literatura juvenil sin prestar mucha atención a los cómics, como el Printz Honor y el Caldecott Honor. De hecho, se convirtió en la primera novela gráfica en recibir el Caldecott y la segunda en ser reconocida con el Printz. Existe una edición española publicada por La Cúpula con el título de Aquel Verano, pero ignoro que tan fácil sea conseguir esa edición en México.
This One Summer es una de esas novelas gráficas que pueden resultar del agrado de lectores normalmente ajenos a la narrativa secuencial, sobre todo si disfrutan de historias con un aire de cotidianeidad y personajes creíbles y bien desarrollados, y me parece que en particular es la clase de historia que lectores jóvenes pueden disfrutar porque hallarán ecos de muchos sentimientos y cuestionamientos. Sin duda una lectura bastante recomendable.
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