lunes, 14 de junio de 2021

Sweet Tooth, temporada 1 (Netflix, 2021)

Hace unos días escribí acerca de Sweet Tooth, el cómic creación de Jeff Lemire publicado entre 2009 y 2012 por DC Comics a través de su sello Vertigo, y ahora toca turno a la serie de TV inspirada en aquella obra, estrenada hace una semana en Netflix.

La idea de adaptar el cómic existe desde hace varios años, pero tomó forma en 2018, cuando la plataforma de streaming Hulu ordenó la producción de un episodio piloto, y Team Downey, la compañía productora propiedad de Robert y Susan Downey se asoció con Warner para su realización. El elegido para desarrollarlo fue Jim Mickle, escritor y director que usualmente trabaja en los géneros de horror y drama. El año pasado la producción se mudó de Hulu a Netflix y poco después se confirmó la luz verde para hacer una temporada de ocho episodios.

Beth Schwartz se integró al equipo como escritora y co-showrunner junto a Mickle y se iniciaron las grabaciones. Además de sus aportes como escriitor, el propio Mickle se encargó de dirigir cuatro de los ocho episodios, y la totalidad de la temporada se estrenó en todos los territorios de Netflix el pasado viernes 4 de junio. La serie cuenta con las actuaciones de Nonso Anozie, Christian Convery, Adeel Akhtar, Stefania LaVie Owen, Dania Ramirez, Aliza Vellani y Will Forte, además de James Brolin como narrador.

La historia sucede en el futuro cercano, unos diez años después de que se dio el "Gran Colapso", cuando una epidemia viral arrasó con buena parte de la población y provocó la caída de la civilización. De forma casi simultánea a la enfermedad empezaron a aparecer bebés híbridos, mezcla de humanos y animales, y dejaron de nacer bebés humanos, y muchos piensan que existe una relación entre el virus y los híbridos, aun si nadie sabe cuál podría ser. La serie sigue a Gus (Convery), un híbrido de ciervo y humano que fue criado por "Pubba" (Forte) en una reserva boscosa, lejos de la civilización o cualquier otro ser humano.

Tras nueve años en que su "padre" lo cuidó y educó, enseñándole a sobrevivir y usar los recursos a su alrededor, el hombre muere tras enfrentar a unos cazadores, dejando solo a Gus. El chico se las arregla para sobrevivir sin mayor inconveniente en la cabaña, al menos hasta que tiene un encuentro cercano con un par de cazadores. Sólo la oportuna aparición de Jepperd (Anonzie), un exjugador de futbol americano que andaba en las cercanías, impide que Gus sea asesinado. El chico, asustado, huye a la cabaña, pero es seguido por Jepperd, quien tras ver cómo vive intenta convencerlo de no alejarse de ahí y evitar todo trato con humanos.

Aunque Gus parece feliz con la idea de hacer justo eso, su soledad y las emociones que le despierta una foto de quien él piensa es su madre lo hacen decidir que quiere ir a buscarla, así que empaca una mochila y sale corriendo a alcanzar a Jepperd para pedirle que lo ayude a llegar a Colorado, el lugar donde se tomó la foto. A pesar de que el hombre no está interesado en viajar con Gus o llevarlo a ninguna parte, no puede evitar que el chico vaya con él, con lo que se vuelven compañeros de viaje y poco a poco se va desarrollando una curiosa amistad entre ambos, lo que no los exime de toda clase de peligros durante el viaje. 

Esta primera temporada consta de ocho episodios y me parece un gran trabajo de adaptación, pues a pesar de que cambia muchos aspectos de la historia original de Lemire, dejando de lado muchos de los aspectos melancólicos y hasta cierto punto deprimentes del cómic a cambio de una historia mucho más optimista, pero no por ello más ligera o carente de oscuridad. Rescata muchos de los temas de la historia original, pero los intergra en una narrativa amigable para público de todas las edades, además de que enfatiza algunos aspectos temáticos de la historia que le dan una especial relevancia en el mundo actual.

Y no me refiero sólo al hecho de hacer alusiones a la pandemia de COVID-19 que el mundo aún no supera, que en realidad son bastante obvias, sino a que aprovecha muchas de las situaciones planteadas por la historia para lidiar también con temas de actualidad, como el cambio climático y la crisis ecológica, el abuso de poder, o la perversión de la ciencia en busca de beneficios personales en vez de a favor de todos. Y ni hablar de temas universales, como las diferencias creadas por la brecha generacional, o el racismo, esa desconfianza y temor injustificados hacia aquellos que de una u otra manera son distintos a nosotros.

Además de la historia de Gus, la serie propone dos narrativas paralelas que ayudan a enriquecer el mundo en que sucede la historia. Una sigue a Aimee (Ramirez), una exterapeuta que encontró un nuevo hogar en un zoológico abandonado, al cual convirtió en un refugio para híbridos tras descubrir los peligros que acechan a los desvalidos infantes; y otra al Dr. Adi Singh (Akhtar), un médico que dejó de ejercer pero vive aterrado ante la idea de que alguien descubra el secreto que oculta su esposa. Hay varios otros grupos presentados con diversos grados de desarrollo, pero el foco central de la historia se queda con Gus.

Y creo que esa fue la mejor decisión que los responsables de la serie pudieron tomar, pues el carisma de Gus, interpretado de excelente forma por Convery y la rápida química que desarrolla con Jepperd son el principal atractivo de la serie, pues además de tener un atractivo desarrollo de su relación, enmarcado por toda clase de aventuras, tienen encuentros con otros personajes, tanto aliados como antagonistas, y entre los más interesantes destaca Bear (Owen), la joven líder de un ejército de adolescentes decididos a proteger a los híbridos del peligroso mundo aun bajo el control de los adultos.

Las actuaciones en general son bastante buenas y ayudan a que el espectador logre simpatizar con algunos personajes y aprenda a odiar a otros rápidamente. La historia delimita de forma muy clara las diferencias entre buenos y malos, así que, más que una historia postapocalíptica, Sweet Tooth se siente como un entretenido cuento de hadas (idea reforzada por la cálida narración de James Brolin) pero con más tensión y emociones de las que podríamos esperar, y matizada con un lado oscuro que amenaza con tomar el control en cualquier momento, impartiendo enseñanzas en tono de advertencia a lo largo del camino.

Hacia el final de la temporada las tres narrativas convergen de forma orgánica. Poco a poco descubrimos las respuestas a muchas de las interrogantes planteadas a lo largo de la serie, pero nos encontramos con nuevos misterios e incógnitas que atrapan la atención de la audiencia, dejando todo listo para una (aún por anunciar) segunda temporada, la cual podría cobrar un mayor grado de complejidad narrativa ahora que ya quedó atrás la importante tarea de introducir a todos estos personajes y situaciones en un mundo que al mismo tiempo resulta familiar y extraño.

Sweet Tooth es una emotiva y entretenida serie de fantasía con sufiencientes tintes oscuros como para atraer a un público adulto, pero no tantos como para ahuyentar a los más pequeños. Con grandes actuaciones y un carismático protagonista, resulta una excelente opción de entretenimiento televisivo para toda la familia. Bastante recomendable.

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