Sigo esperando turno para recibir la vacuna contra el COVID-19, así que todavía no estoy yendo al cine. Aun así, vi que este fin de semana Cinépolis estrenó One Cut of the Dead (カメラを止めるな!, Kamera o Tomeru na!, que se traduce como "¡No paren la cámara!"), película japonesa de zombies de 2017 que hace un par de años se convirtió en un fenómeno internacional, y la cual vi en casa apenas tuve oportunidad, a inicios de 2020.
Esta comedia independiente, escrita y dirigida por Shin'ichirō Ueda se realizó con un presupuesto de alrededor de 25,000 dólares, con actores desconocidos, y se filmó en sólo ocho días, aunque el proceso de edición requirió cuatro meses. Al principio se exhibió durante una semana en un solo cine, pero luego de su éxito en festivales se reestrenó en Japón con buena distribución. Además de varios festivales alrededor del mundo la cinta tuvo estreno comercial en unos cuantos países y recaudó más de 30 millones, cifra superior a mil veces su presupuesto.
No quiero contar mucho de la trama, pues es la clase de película que se disfruta más entre menos sepan de ella antes de verla, pero quiero hacer una advertencia, porque sé de gente que abandonó funciones o detuvo la reproducción luego de unos minutos. No es mi caso (nunca dejo una película inconclusa, y he visto muchos bodrios), pero la primera media hora me tenía muy confundido. Aun así, les juro que su paciencia en esa parte se verá recompensada más adelante. Lo que sigue no son spoilers, pero quizá quieran ir a ver la película antes de seguir leyendo.
La premisa es que un grupo de filmación trabaja en una historia de zombis llamada One Cut of the Dead (Un corte de los muertos), con la gracia de estar realizada en una sola toma y transmitirse en vivo, pero mientras filman en una abandonada planta de piurificación de agua son atacados por muertos vivientes. Pero luego del primer tercio de la película la historia se vuelve meta y lo que vemos es un divertido detrás de cámaras de esa producción, y los apuros del equipo por lograr que la transmisión en vivo funcione de la mejor manera posible.
En el centro de todo está Higurashi (Takayuki Hamatsu), un director famoso por ajustarse a los requerimientos de sus productores y a quien aparentemente no le preocupa demasiado la calidad del producto final. Cuando es abordado para filmar en una toma una historia de zombis que se transmitirá en vivo, acepta, y empieza a reunir un equipo de trabajo, incluyendo una pareja de jóvenes actores (Yuzuki Akiyama y Kazuaki Nagaya) que con su actitud de divas le dan algunos dolores de cabeza, y con el apoyo incondicional de su esposa (Harumi Shuhama).
El resultado es una divertida historia sobre los apuros de un equipo profesional que debe lidiar con las absurdas peticiones de sus productores, actores problemáticos, limitaciones de presupuesto, y los incidentes y contratiempos que se pueden dar durante cualquier filmación. El título internacional hace referencia a lo que aparentemente vemos a cuadro: una historia de zombis filmada en una sola toma, sin cortes. En cambio, el título original hace referencia a un momento dentro de la historia, y ese concepto es el verdadero tema de la película.
El humor se vuelve una reflexión meta cuando volvemos a ver el primer tercio de la película, pero en la versión "detrás de cámaras", que muestra de una forma muy divertida las causas de algunas de las escenas más absurdas e incomprensibles, al tiempo que trabaja a un carismático grupo de personajes con mayor complejidad cde la que uno pudiera esperar de una sátira de humor referencial con tantos elementos meta, y se siente como una carta de amor al trabajo creativo y artesanal detrás del arte de contar historias.
Quizá uno de los problemas con tratar de no comentar mucho acerca de la película es que, a primera vista, se trata de una comedia de horror o de un producto dirigido sólo a los aficionados al cine de horror y al subgénero zombi, lo que limita su alcance. Por otro lado, no imagino que mucha gente está dispuesta a tolerar esa primera sección de la película a menos que caigan en ese grupo o disfruten el cine de bajo presupuesto, esa clase de películas que generan comentarios como "es tan mala que resulta buena" (incluso cuando en ocasiones no es cierto).
Quizás el planteamiento de Ueda peca de ambicioso en ese sentido, pero eso es algo que no me parece criticable y a mi juicio funciona si uno muestra paciencia y da a esta película el beneficio de la duda. Habiendo escrito y coproducido hace años un par de cortometrajes independientes, me es imposible no sentir un poco de simpatía por los realizadores en esta historia, que además deben lidiar con la complicación adicional de transmitir en vivo una historia que ni siquiera permite hacer cortes.
Supongo que lo más inesperado de One Cut of the Dead es que tiene mucho corazón, y en esa autenticidad con que está realizada radica su encanto. Quizás no sea la clase de película que todo mundo vaya a disfrutar, pero si les gustan las historias de zombis, disfrutan las películas de bajo presupuesto, trabajan en algún área creativa, o simplemente gustan de los "detrás de...", es muy probable que se diviertan con esta película. Si ya están vacunados y se sienten cómodos asistiendo al cine, sugiero que aprovechen la oportunidad de verla en pantalla grande.
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