Hace algunos días cumplió años Joe Haldeman, legendario escritor de ciencia ficción de quien lo único que he comentado por aquí, hace ya casi diez años, es la novela The Hemingway Hoax (El Engaño Hemingway), y me pareció un desperdicio no haber escrito nunca sobre su novela más famosa, que es una de mis favoritas: The Forever War (La Guerra Interminable).
La historia sigue a William Mandella, estudiante de física reclutado para servir como parte de una unidad de élite, formada por individuos sanos y en forma, todos ellos de alto coeficiente intelectual, que la Fuerza Exploradora de las Naciones Unidas prepara para ir a la guerra contra los taurans, especie alienígena que ha atacado naves de colonos humanos. Tras un duro periodo de entrenamiento, Mandella es enviado al frente, a varios años luz de distancia, gracias a collapsars interconectados (una especie de agujeros de gusano) que permiten cubrir la distancia en un instante.
Los efectos relativistas de viajar de esa forma causan otra clase de complicaciones, pues luego de sobrevivir sus dos años de servicio, cuando Mandella regresa a la Tierra listo para retomar su vida civil al lado de su ahora amante Marygay Potter, descubre que han pasado más de veinticinco años. Al igual que muchos otros veteranos, encuentran muchas dificultades para readaptarse a la sociedad, así que se reenlistan. A pesar de que les habían prometido puestos como instructores en la Luna, poco después de reportarse en sus estaciones son enviados una vez más al frente de batalla.
La novela explora los horrores de la guerra y la futilidad de las acciones de un individuo en el gran esquema de las cosas, y plantea la facilidad con que la sociedad humana puede transformarse de forma radical en un tiempo relativamente corto. Parte del choque cultural de volver a la Tierra décadas después se debe a que, como medida de control de natalidad, la homosexualidad se vuelve la norma y los heterosexuales son vistos como una anomalía. Esos cambios se ven reflejados en las fuerzas armadas, y hacia el final de la guerra, que duró más de mil años, la humanidad se reproduce sólo por clonación.
Algunos críticos y estudiosos sostienen la tesis de que Haldeman escribió su novela como respuesta o reacción a las ideas mostradas en Starship Troopers, novela de Robert A. Heinlein publicada 15 años antes, y que muchos piensan glorifica la idea de la guerra y el servicio armado. Haldeman reconoce la influencia de esa obra en su trabajo, pero niega que The Forever War haya nacido como una respuesta directa o con la intención de refutar alguna postura ideológica de Heinlein.
Y la verdad es que es fácil simpatizar con la postura de Haldeman respecto a los conflictos bélicos, al menos por el mensaje que queda plasmado en esta obra, que explora el efecto deshumanizador de la guerra, y en vez de presentarla como una noble labor, la muestra como un acto sin significado alguno que rara vez logra algo, y refutando la idea de que un conflicto puede reducirse a un enfrentamiento entre buenos y malos, o a que un individuo lo bastante comprometido puede hacer una diferencia mediante algún acto de sacrificio.
En 1997 apareció The Forever Peace, una especie de secuela temática a esta obra, y en 1999 se publicó Forever Free, que sí es una secuela directa. Ese mismo año apareció la novela corta A Separate War, que se desarrolla de forma paralela a la parte final de The Forever War, y las cuatro obras son consideradas como una serie. Hace unos años el artista belga Marvano colaboró con Heinlein para adaptar The Forever War y Forever Free como novelas gráficas, y juntos crearon una trilogía que da seguimiento a esa última novela. Durante años se ha hablado de llevar la historia al cine, pero a la fecha nada se ha concretado.
The Forever War es una excelente novela que aborda desde una perspectiva humana el tema de la guerra, y se trata de una de esas obras que se mantienen vigentes y relavantes al paso de los años. Se trata de una de las grandes novelas de diencia ficción del siglo XX, y una que puedo recomendar sin reserva alguna.
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