martes, 29 de junio de 2021

35 años de Labyrinth (Laberinto), de Jim Henson

Jim Henson es famoso por su trabajo con marionetas en Sesame Street (Plaza Sésamo) y The Muppets Show (El Show de los Muppets), pero el talentoso escritor, director, productor, actor y titiritero quería hacer cine desde la universidad. En 1965 dirigió un corto nominado al Oscar, y en 1974 preparaba un guion para largometraje cuando se dio la oportunidad de hacer El Show de los Muppets y lo dejó de lado. Hace unos años Ramón K. Pérez convirtió ese guion abandonado en un cómic, que ya comenté aquí.

En 1982 pudo por fin volver al cine y dirigió Dark Crystal (El Cristal Encantado), donde usó muppets para poblar con grotescos seres fantásticos un mundo de fantasía. La película recibió críticas encontradas, pero tuvo una taquilla aceptable, así que en 1985 contó con el apoyo de George Lucas para realizar un segundo largometraje, Labyrinth (Laberinto), que contó con las actuaciones de Jennifer Connelly y David Bowie, y se estrenó el 27 de junio de 1986, así que hace un par de días cumplió 35 años.

Sarah (Connelly) es una joven de 16 años a quien sus padres dejaron cuidando a su hermano Toby. Cansada tras un rato de no poder hacer que deje de llorar, exclama que desearía que los duendes vinieran y se lo llevaran lejos. Para su sorpresa, su deseo es cumplido, y poco después aparece ante ella Jareth (Bowie), el rey de los duendes, y le informa que tal como lo pidió, sus duendes se llevaron a Toby, y que si desea recuperarlo, tendrá que atravesar un laberinto y llegar hasta su castillo.

El único problema es que tiene sólo unas horas para ello y el laberinto está lleno de trampas y de extraños seres y fantásticas criaturas (todos ellos muppets, claro) que la pondrán a prueba, dificultando sus avances. Una vez más la película recibió críticas encontradas, pero la taquilla fue mala, y en Estados Unidos recaudó menos de 13 millones de dólares, poco más de la mitad de su presupuesto de producción (25 millones), lo que decepcionó tanto a Henson que no volvió a dirigir y se limitó a producir otros proyectos.

Al paso de los años Labyrinth se convirtió en una película de culto, y las ventas en varios formatos domésticos de video a lo largo del tiempo han compensado con creces la decepción de su paso por los cines. A más de tres décadas de su estreno es apreciada por millones de fans, y a menudo se habla de la posibilidad de revivir la franquicia con una secuela que hasta ahora no se ha cristalizado. En lo personal es una película que me gusta bastante, desde el exquisito diseño de sets y criaturas hasta el soundtrack de Trevor Jones o las canciones del propio Bowie.

Todo empezó con un boceto del ilustrador Brian Froud, colaborador de Henson en The Dark Crystal, de un bebé rodeado por duendes. Henson y Dennis Lee esbozaron la historia y Terry Jones, de Monty Python, escribió el guion. Durante el proceso hubo varias versiones y correcciones. Laura Phillips, escritora de Fraggle Rock, lo revisó, y hubo adiciones de Lee, Henson y el propio Lucas. La comediante Elaine May fue script doctor días antes de iniciar la filmación, pero sólo Jones tiene crédito como guionista.

Muchos creen que parte del problema con la recepción que tuvo la película tiene que ver con las expectativas del público. Henson era famoso por su trabajo en los Muppets, así que una película llena de personajes fantásticos (interpretados por marionetas) con un Bowie peculiarmente glamoroso y Connelly arreglada como una princesa, debe haber creado expectativas acerca de la película que poco o nada tenían que ver con la fantasía oscura que los esperaba al asistir a una función.

Y habría que recordar que, aunque las historias infantiles desde los clásicos cuentos de Andersen o los hermanos Grimm siempre han tenido cierto toque de oscuridad, el entretenimiento familiar a lo largo de los años sesenta y setenta pasó por un proceso de verse endulzado, sobre todo gracias al trabajo de Disney, primero con sus versiones animadas de cuentos de princesas, y después con sus películas live action (Cupido Motorizado, La Montaña Encantada, El Perro Lanudo, etc.), así que Labyrinth iba en contra de las expectativas colectivas. 

Descubrir que Labyrinth era una historia bastante más oscura que lo que esperaban debió desconcertar a mucha gente, y pasaron años antes de que la película recibiera muestras de aprecio. Poco a poco aparecieron críticas más positivas que las que recibió al estrenarse, y por fortuna Henson pudo ser testigo del amor que su trabajo recibió de los fans antes de su muerte en 1990. Pero, ¿qué cambió con los años que le permitió a esta cinta volverse un objeto de culto?

Se podría argumentar que fue una película que se adelantó a su tiempo, y es una postura que se puede defender. Por ejemplo, hoy día el género de fantasía goza de gran popularidad, sobre todo en el sector identificado como jóvenes adultos, y me imagino que esta película habría tenido mucha mejor recepción si, por ejemplo, hubiera llegado a cines en los últimos años de la década de los noventa o a inicios de este siglo, después de la explosión de popularidad de Harry Potter y otras obras de fantasía.

Y no hay que olvidar el estado de ánimo en los países occidentales en los ochenta. Muchos creen que el optimismo y ligereza presentes en el entretenimiento de la época, o la abundancia de colores alegres en el arte y la moda eran una respuesta a la aprehensión de los últimos años de la guerra fría, cuando la posibilidad de un conflicto nuclear era una amenaza plausible, y era como si buena parte del mundo prefiriese vivir en negación. Otras películas "oscuras" que sufrieron antes de volverse de culto son, por ejemplo, The Thing y Blade Runner, ambas de 1982. 

Aún así, creo que es un poco más de lo primero, pues esta película tiene esos tonos más oscuros que nos recuerdan que el paso de la infancia a la adolescencia y de la adolescencia a la adultez no son sencillos, y esa oscuridad, temor e inseguridad son un reflejo de la incertidumbre que representa enfrentar lo desconocido. Eso encaja en la historia de Sarah, que enfrenta la oscuridad en la aparente seguridad de su casa. Además, tiene 16 años y está a punto de convertirse en mujer, lo que da tonos más siniestros al evidente interés de Jareth en ella.

Para un niño, el mundo es un lugar enorme y todo fuera de su casa es nuevo, y está lleno de gente y cosas extrañas en las que no sabe si puede confiar. Todo tiene reglas, y eso no significa que estas no puedan cambiar en cualquier momento, y el lenguaje es algo que a veces sólo sirve para incrementar la confusión en cualquier situación. La adolescencia ofrece más interrogantes que respuestas. El mundo de los adultos no tiene sentido, y el amenazante misterio que nos rodea es aún mayor, sobre todo en el caso de una mujer.

Sarah enfrenta lo desconocido sin saber si tiene aliados o quienes le rodean fingen serlo. Atrapada en un mundo que no entiende, pronto es evidente que los motivos de Jareth son más siniestros de lo que parecen. No está claro qué piensa hacer con Toby, pero alberga la esperanza de convencer a Sarah de que sea su reina. Ella resiste la tentación y sale adelante, como precursora de las heroínas adolescentes de las décadas siguientes. Proclama además su independencia con un grito de batalla de heroínas reales y ficticias: No tienes poder sobre mí.

Por eso insisto en que Labyrinth fue una obra adelantada a su tiempo. Apareció en una época donde el único precedente de fantasía oscura dirigida a niños o adolescentes era The Dark Crystal, así que la audiencia que años después recibió con brazos abiertos a películas como The Witches (Las Brujas, 1990 - producida por el propio Henson) o The Nightmare Before Christmas (El Extraño Mundo de Jack, 1993) todavía no estaba ahí.

Respecto a la producción misma, tuvo muchas curiosidades. George Lucas produjo la película, y el primer día de filmación se presentó en el set acompañado por Darth Vader, quien entregó a Henson una tarjeta deseándole buena suerte. Además de haber hecho revisiones al guion, también ayudó en el proceso de edición. Cabe señalar que en su intento por no tomar protagonismo, se rehusó a dar entrevistas durante la producción y alrededor del estreno de la película, dejando que Henson recibiera la atención.

En cuanto al elenco, en la versión original del guion Jareth era una criatura similar a los otros duendes e iba a ser otro muppet, pero Henson consideró apropiado agregar más humanos aparte de Sarah y Toby, y como quería incluir canciones, pensó en un cantante que pudiera actuar. Su primera elección era Sting, pero sus hijos lo convencieron de buscar otras opciones. Buscó entonces a Michael Jackson y David Bowie, y tras una charla con este último decidió ofrecerle el papel, que el Camaleón del Rock aceptó con gusto.

En años recientes se ha hablado de la posibilidad de hacer una secuela, y por un tiempo Scott Derrickson (Sinister, Dr Strange) estuvo ligado al proyecto. También hace tiempo Nicole Perlman (Guardians of the Galaxy, Detective Pikachu) trabajó en un guion, y dijo que sería una historia separada dentro del mismo universo. Como sea, no ha habido avances en el proyecto, al menos de forma pública. La historia tiene varias secuelas y precuelas en cómic, publicados desde 2006 primero a través de Tokyopop y después por BOOM! Studios.

A treinta y cinco años de su estreno Labyrinth es una película que, pese a sus fallas y defectos, vale la pena revisitar, sobre todo en compañía de los más pequeños, que hoy día parecen más capaces de lidiar con su temática que muchos de quienes fuimos niños durante los años ochenta.

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