Si leen de forma habitual mis comentarios de cine, seguro han notado que tengo una notoria afición por los géneros de ciencia ficción, fantasía y horror, y que en el caso del último me gustan mucho las llamadas comedias de horror. Pues justo a ese subgénero pertenece The Final Girls, película de 2015 escrita por M.A. Fortin y Joshua John Miller y dirigida por Todd Strauss-Schulson.
Sony adquirió los derechos y la productora Stage 6 Films se encargó de su realización. La película debutó en el festival South by Southwest en marzo de 2015 y en octubre del mismo año tuvo un estreno limitado en partes de lo Estados Unidos de forma casi simultánea a su aparición en video.
La película cuenta con las actuaciones de Taissa Farmiga, Malin Åkerman, Adam DeVine, Thomas Middleditch, Alia Shawkat, Alexander Ludwig y Nina Dobrev, y podría describirse como una parodia que dobla como carta de amor a las películas de slashers de los años ochenta, en particular a aquellas que tienen como escenario un campamento juvenil en medio del bosque, de entre las cuales la más famosa y por mucho es Friday the 13th, que derivó en una larga y exitosa franquicia.
Max (Farmiga) es una tímida estudiante de preparatoria que perdió a su madre tres años atrás en un accidente de auto. Su madre (Åkerman) era una actriz cuya carrera nunca despegó porque productores y directores la encasillaron como una scream queen luego de que veinte años antes, en 1986, fuera parte del elenco de Camp Bloodbath, una película de slashers que al paso del tiempo se convirtió en objeto de culto. Max no socializa, pero se deja convencer por Duncan (Middleditch), hermanastro de Gertie (Shawkat), su mejor amiga, de asistir a una proyección de la película, aun a pesar de que ésta le genera sentimientos encontrados.
En el cine se les unen Chris (Ludwig), un apuesto chico que se siente atraído por Max, y Vicki (Dobrev), la exnovia de Chris que no ha superado la separación. Un accidente durante la proyección provoca que de algún modo los cinco queden atrapados en la película, donde deberán tratar de sobrevivir hasta que ésta llegue a su fin, lo cual sólo sucederá cuando alguien logre matar al asesino. El problema es que Max, emocionada al volver a ver a su madre, está decidida a salvar a Amanda, el personaje que interpretó, con lo que arriesga que la trama pueda seguir su curso original. ¿Lograrán sobrevivir a la experiencia?
El título de la película es una alusión a uno de los tropos del género, que es la chica que no sólo logra sobrevivir, sino que se las arregla para derrotar al asesino. La historia juega con cuanto cliché logra integrar, y todos los personajes, ficticios o "reales", tienen un tipo y una función específicos. Dentro de la película conocen a Kurt (DeVine), el molesto y sexista galán conquistador; Tina (Angela Trimbur), la chica fácil que sólo quiere divertirse; Blake (Tory N. Thompson), el amigo negro; y a la dulce e inocente Amanda. La "última chica" es Paula (Chloe Bridges), una chica dura e independiente.
En cuanto a Max y sus amigos, también llenan estereotipos típicos del género. Vicki es la chica malintencionada que, al percibirla como su rival, molesta todo el tiempo a la protagonista, pero no llega a ser malvada. Gertie es la amiga de carácter alegre y optimista, Duncan el nerd que sabe todo lo que se puede saber sobre la película y por tanto hace el papel de guía, y Chris es el chico bueno que, casualmente, es el tipo más apuesto de todos y está enamorado de Max. Ella, por último, llena el papel de la chica tímida y en apariencia insignificante pero que posee una gran fuerza interior.
Usar perfiles tan específicos podría representar un riesgo que limitase la narrativa, pero el guion se asegura de que sean identificados y apreciados rápidamente, lo que genera una pronta empatía entre el espectador y ambos grupos de personajes. Por otro lado, quizás el mayor acierto de la película es que nunca se toma demasiado en serio y opta por divertirse con la idea planteada en la premisa. Al llevar la historia al interior de una película llena de clichés, los realizadores pueden explorar temas meta sin que la cinta se vuelva una introspección a fondo del género, como fue el caso, por ejemplo, de Scream.
La historia pasa tanto tiempo hallando formas de divertirse con los personajes "reales" atrapados en una película que los elementos de horror en la trama pasan a segundo plano y son sólo el pretexto que mueve la historia. En vez de optar por el humor de pastelazo común en sátiras y parodias (Scary Movie), la historia se centra en la relación entre los personajes, e incluso logra poner peso emocional al lazo que surge entre Amanda y Max una vez que ésta se da cuenta de que la inocente chica no es su madre, lo que refuerza su determinación de tratar de salvarla aun si todo está en su contra.
Me parece que la razón por la que la película funciona es justo porque decide tratar a sus personajes como el elemento principal de la historia, pues de otro modo la trama, predecible para quienquiera que haya visto un par de películas de horror, no tendría mayor atractivo fuera de un puñado de bromas y referencias. Es decir, todo mundo sabe lo que le espera al chico negro, lo que pasa con las chicas fiesteras, o el riesgo que corre cualquier personaje que pretenda tener sexo durante la historia, así que los realizadores se aseguran de admitirlo y convertir esos detalles en parte de un acto de complicidad con la audiencia.
Algunos de los momentos más divertidos de la cinta se dan una vez que los chicos deciden tratar de cuidar a los personajes, y adoptan una actitud paternal hacia ellos. Chris, por ejemplo, trata de educar a Kurt para que sea más respetuoso con la gente a su alrededor, sobre todo si se trata de mujeres. La película tiene también algunos momentos inspirados que resultan innovadores, como la transición cuando los protagonistas se sumergen en un flashback, en blanco y negro, obviamente, o la forma en que los textos en pantalla se convierten en elementos tridimensionales con los que deben interactuar.
Imagino que habrá quienes se sientan decepcionados de que la película sea sólo una comedia ligera más preocupada por homenajear al género y contar una historia sencilla que por analizar el subgénero slasher o la importancia social o histórica de las final girls, pero la cuestión es que la película nunca pretende ser más de lo que es. Habría que apuntar que el estudio insistió en mantener el gore, violencia y lenguaje a un nivel que permitiría hacer la labor de marketing como una película para adolescentes y adultos, y por la misma razón no hay un sólo desnudo, ni siquiera parcial, otro elemento característico del género y la época.
En los últimos años ha crecido el interés por analizar y reivindicar el papel de las final girls en la ficción contemporánea, y hay trabajos, tanto escritos como en otros medios que hacen un buen trabajo en ello, pero la intención de Strauss-Schulson, Miller y Fortin nunca fue hacer algo similar, y por tanto no debiera culpárseles por no cumplir con expectativas ajenas que poco o nada tienen que ver con la película que hicieron.
A fin de cuentas, The Final Girls es una divertida comedia que con inteligencia y creatividad rinde un sentido homenaje a uno de los subgéneros de horror más populares, y se da tiempo para hacerlo con mayor emotividad de la que uno hubiera esperado de una simple comedia. Si crecieron viendo películas de slashers y tienen algún afecto por ellas es posible que extrañen más sangre y uno que otro desnudo, pero aun así hallarán los suficientes homenajes como para disfrutar de una entretenida carta de amor al género.
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