Durante la primera década de este siglo se puso de moda tomar obras clásicas de la literatura, usualmente ya en dominio público, y agregarles elementos de horror para crear algo nuevo. El ejemplo más exitoso de esta práctica fue Pride and Prejudice and Zombies, donde Seth Grahame-Smith tomó como base el texto de Jane Austen y le agregó los elementos necesarios para convertir a las hermanas Bennet en cazadoras de zombis.
Oliver Twist es una de las historias más populares y conocidas de la literatura inglesa, y ha sido objeto de muchas adaptaciones a cine, teatro y televisión. El protagonista es un huérfano que pasa apuros para sobrevivir en las duras calles de Londres hasta que es rescatado por un inesperado benefactor, un joven carterista que lleva una vida mucho más excitante que la de Oliver. Y justo ésa es la historia que David decide explorar en esta novela al enfrentar a su joven antihéroe a una conspiración que involucra vampiros.
La historia parte de la premisa de que Oliver es un chico con mucha suerte que, sin darse cuenta ni preocuparse por ello, causa toda clase de problemas a la gente que lo ayuda, y es el único personaje que tiene un final feliz en la novela de Dickens. Dodger termina en prisión y es condenado a una colonia penal en Australia. Los otros chicos en la pandilla de Fagin, el criminal que los entrenó y maneja, quedan sin hogar ni modo de ganarse la vida, y el propio Fagin es enviado a la horca, y ni hablar de la pobre Nancy, muerta a manos de su amante por preocuparse por Oliver. Y es ahí que comienza la historia contada en Artful.
David construye su historia alrededor de algunos detalles de la novela de Dickens, aunque si nunca la han leído o no la recuerdan eso no tiene mayor impacto. La historia está narrada en un estilo que más que emular se mofa un poco de los manerismos de Dickens y de la literatura victoriana en general, pero añade un toque de modernidad a su lenguaje y permite que el humor se convierta en parte importante del relato, aprovechando la extrovertida y cínica actitud de su protagonista para añadir un poco de comentario social a una lectura que fuera de eso resulta bastante ligera.
Cada capítulo abre a la vieja usanza, con una breve sinopsis de lo que viene antes de que la prosa describa los hechos. Para algunos lectores esto puede representar una distracción, sobre todo si no han leído muchas novelas de aquella época, pero tras un puñado de capítulos seguramente se darán cuenta de que en realidad no es algo que interfiera con la narración. La historia está enmarcada en muchos de los clichés de una novela ambientada en el Londres del siglo XIX: el evidente clasismo de la clase acomodada y su desdén por quienes menos tienen, los abusos de las autoridades hacia los pobres y los niños y adolescentes ignorados.
El único efecto negativo de que se tome el tiempo para ello es que la primera parte de la novela se siente un tanto lenta, pero una vez que deja atrás toda esa exposición y queda claro que el lector ya sabe quién es cada personaje y entiende el mundo en que se mueven, la historia toma un ágil ritmo narrativo que no pierde jamás, así que vale la pena aguantar si es que al empezar la lectura se sienten desesperados ante el exceso de explicaciones y aclaraciones.
La trama es bastante sencilla, con un formato de aventuras que incluye emociones, peligro, engaños y violencia en una historia llena de persecuciones, capturas y rescates que involucra también a una princesa y un cazador de monstruos. Sus vampiros encajan en el molde tradicional de seres nocturnos con fuerza y velocidad sobrehumanas que se alimentan tras morder el cuello de sus víctimas. En general la historia está tan bien ejecutada que el lector no hallará razón alguna para quejarse de lo convencional que puede parecer el producto final, incluyendo la insinuación de una secuela con otro clásico villano victoriano.
En resumen, Artful es una entretenida novela que debe ser del agrado de todo aficionado a los vampiros clásicos, a las novelas costumbristas del siglo XIX, y la literatura de aventuras en general. Recomendada, pero con énfasis en la advertencia del lento arranque de la trama.
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