viernes, 14 de mayo de 2021

Jupiter's Legacy - Temporada 1 (Netflix, 2021)

Pocos autores de cómic de la actualidad son tan famosos como Mark Millar, aunque me parece que en buena medida se debe a que desde Stan Lee no habíamos visto a nadie trabajar con tanto ahínco en su autopromoción. El escritor escocés tiende a exagerar cuando se trata de tomar crédito por muchas cosas, como cuando afirma que los Avengers de Marvel Studios derivan de su trabajo en The Ultimates o Civil War, o que la película Logan es una adaptación de Old Man Logan, aun si en ambos casos sus aportaciones son tangenciales en el mejor de los casos.

Para que la autopromoción pague sólo hace falta alguien dispuesto a comprar, y ante la popularidad de las adaptaciones de cómics y la escasez de propiedades conocidas (Marvel está atado a Disney y DC a Warner), el interés de Netflix se tradujo en la compra de Millarworld, la compañía de Millar, por varios millones de dólares a fin de desarrollar franquicias propias. Su primera producción con la propiedad es Jupiter's Legacy, basada tanto en el cómic de Millar y Frank Quitely como en su precuela, Jupiter's Circle, dibujada por Wilfredo Torres.

La serie fue desarrollada por Steven S. DeKnight, guionista y director que sirviera como showrunner de la primera temporada de Daredevil, también producida por Netflix, aunque es difícil saber qué tanto de su visión de la historia sobrevivió en la versión que vimos, pues renunció a mitad de la producción, unas semanas después de iniciadas las grabaciones. Lo que me parece preocupante es que éstas siguieron por varios meses sin un showrunner, y cuando llegó Sang Kyu Kim, guionista conocido por su trabajo en The Walking Dead, los trabajos prosiguieron por unas semanas más para complementar el material ya existente.

Jupiter's Legacy, cuya primera temporada consta de ocho episodios, los cuales fueron liberados en su totalidad el pasado 7 de mayo, narra una historia generacional de superhéroes, y cuenta con las actuaciones de Josh Duhamel, Ben Daniels, Leslie Bibb, Elena Kampouris, Andrew Horton, Mike Wade y Matt Lanter, entre muchos otros, con una estructura narrativa que salta de forma constante e indiscriminada entre dos líneas temporales.

Sheldon Sampson (Duhamel) es Utopian, el héroe más poderoso del mundo, quien sigue a rajatabla un estricto código de conducta que enfrenta un creciente rechazo entre la nueva generación de héroes, formada por hijos suyos y de los miembros originales de The Union, el grupo que formó con su esposa Grace (Bibb), alias Lady Liberty, y otro puñado de héroes luego de adquirir sus poderes. El principal punto en disputa es la postura acerca de no matar, pues los jóvenes consideran que es demasiado restrictiva, sobre todo al enfrentar a poderosos villanos que no dudan en matarlos cuando tienen la oportunidad.

El conflicto se centra en la tensa relación entre Sheldon y sus hijos. El único interés de Chloe (Kampouris) en algo que tenga que ver con súper es ser una supermodelo, en tanto que Brandon (Horton), alias Paragon, es el sucesor natural del legado de su padre, con toda la responsabilidad que eso implica. Durante una batalla con el poderoso supervillano Blackstar (Tyler Mane), éste mata a los dos mejores amigos de Brandon, y cuando parece que Utopian y Lady Liberty serán sus siguientes víctimas, el joven héroe no vacila en usar fuerza letal para salvarlos, reavivando el debate y poniéndolo a la vista de la opinión pública.

En el pasado, Sheldon y su hermano Walter (Daniels) trabajan con su padre en una compañía dedicada al acero. En 1929, tras el desplome de la bolsa en el infame Martes Negro, quedan en la ruina. Su padre se suicida frente a Sheldon y se revela que había defraudado a sus trabajadores y hecho otras cosas cuestionables. Sheldon empieza a tener visiones, no sólo de su padre muerto, sino de una extraña ubicación que parece llamarlo. Pese a la evidencia de que perdió la razón y su molesta actitud, convence a Walter, a George (Lanter), su mejor amigo, y a Grace, entonces una reportera, de acompañarlo a buscar el sitio de sus visiones.

El lugar en cuestión está ligado al origen de sus poderes, pero no aprendemos mucho más al respecto, y más allá de saber (a medias) de donde vienen, no queda claro el propósito de ser testigos de ese periodo de su historia, pues nada de lo que ahí sucede parece tener relación con el "conflicto" que enfrentan en el presente, que tiene un desarrollo mínimo y poco claro. La serie cierra con una revelación que no se siente como tal porque carece de peso dramático, en buena medida por la falta de desarrollo de los personajes, y al final queda la sensación de que vimos un prólogo de algo, lo que resulta ridículo para seis horas de "historia".

Vamos por partes. El primer episodio, escrito por DeKnight, plantea la idea general de la historia y parece indicar que vamos a seguir la historia desde el punto de vista de Brandon, pero esto queda olvidado de inmediato y las apariciones de Paragon se vuelven esporádicas, repetitivas e insignificantes. Chloe tiene un poco más de tiempo en pantalla, e incluso un arco de desarrollo, que a veces da saltos extraños y toma atajos extraños, pero en ninguno de los dos casos se trabaja lo suficiente la relación con sus padres más allá de dejarnos claros que ambos consideran no estar a la altura de su legado y toman posturas opuestas al respecto.

Brandon parece decidido a hacer su mejor esfuerzo para ser el mejor héroe que pueda y así lograr la aprobación de su padre, mientras que Chloe considera una pérdida de tiempo el tratar de ponerse a la altura de un ideal inalcanzable, por lo que en vez de someterse a las frustraciones y sufrimiento que eso le dejaría, se refugia en una vida de vicios y excesos. Su madre intenta mediar entre ambas partes, y por momentos parece ser el único personaje en toda la serie que actúa como adulto responsable. Aun así, la mayor parte del tiempo parece sujeta a lo que dicta Sheldon, lo que contradice lo que conocemos de su juventud.

El peso dramático de la historia cae sobre Sheldon, con sus sueños, aspiraciones y código ético, pero está tan mal desarrollado que no funciona. El problema no es que el héroe más grande del mundo sea un personaje irascible, egoísta y lleno de imperfecciones, sino que no tiene una sola cualidad redentora que merezca un mínimo de simpatía de la audiencia. De hecho, se enfatiza su falta de humanidad al grado de que es incapaz de decir quién es la persona bajo cada uniforme. Para fines de la historia, debía ser un Superman abrumado por su responsabilidad ante el mundo y la presión de criar una familia, pero fracasa en todos los frentes. 

El problema con el desarrollo de personajes se ve exacerbado por la narrativa dual. En el pasado Grace es una mujer fuerte e independiente, sin el mínimo interés hacia Sheldon. ¿Cómo se convirtió en su esposa? ¿Por qué le ha tomado 90 años hallar motivos para confrontarlo y discutir con él? Walter es ambicioso y egoísta, pero en el presente parece la viva imagen de la serenidad y sabiduría que vienen con la edad, y no parece haber el mínimo interés en mostrar como evolucionó su personaje. George es uno de los puntos brillantez de las secuencias en el pasado, pero en el presente sólo hay vagas menciones.

Me parece increíble que la mitad de la serie narre el origen de seis héroes pero haga un esfuerzo consciente por ignorar a tres de ellos y no logre nada interesante con los otros tres. Uno de ellos no existe en el presente, e incluso en el pasado sólo hay atisbos de su personalidad. Se insinúa su homosexualidad, pero ni siquiera eso tiene peso en la historia. También tratan de convencernos de que el más carismático de ellos se convirtió en el villano más grande y peligroso del mundo antes de ¿desaparecer? bajo circunstancias misteriosas, pero no sabemos lo suficiente sobre él como para que eso tenga algún impacto.

El origen mismo de sus poderes genera toda clase de interrogantes, pero no de buena manera. El grupo parece haber sido elegido de forma caprichosa, y deben superar algunas pruebas antes de ser considerados como dignos portadores de estos poderes. Además, un requisito indispensable es que sean capaces de dejar atrás sus diferencias, lo cual sucede de la nada y se vuelve algo ridículo porque tenemos claro que sus diferencias y rencillas no sólo persistieron, sino que se volvieron aún más graves, sin que eso parezca tener la menor importancia.

Me queda la impresión de que la serie pone en evidencia muchas de las debilidades y deficiencias del cómic que la inspiró. Millar nunca se ha caracterizado por saber trabajar a sus personajes, y algunas de las mejores adaptaciones de su trabajo, como Wanted o Kick-Ass, se han beneficiado de que hubo guionistas que tomaron el esqueleto narrativo de su historia para crear personajes en ese marco y hacer cosas interesantes con ellos. ¿Será que la participación directa de Millar en esta adaptación le jugó en contra? ¿Será posible que las diferencias creativas que DeKnight citó al dejar el proyecto hayan sido con él? No me extrañaría.

El aspecto visual también me parece algo que hay que destacar. Los diseños de personajes de Frank Quitely siempre se han caracterizado porque sólo parecen funcionar cuando él los dibuja. Si otros artistas de cómic no logran hacer que se vean bien, era difícil pensar que se tradujeran de forma exitosa a la pantalla. Además, muchos de los de personajes secundarios se sienten genéricos. Los efectos especiales son muy regulares, y las secuencias de acción y pelea no tienen nada que las haga distintivas. En general la serie no nos muestra nada que no hayamos visto antes, y hecho de mejor manera. 

Muchos de los problemas son de origen. Sabemos que los héroes envejecen más lento, así que es difícil saber qué edad tienen los hijos. ¿Los héroes originales se mantuvieron célibes durante décadas? ¿Todos rompieron el celibato al mismo tiempo? Si estos héroes son la única fuente conocida de poderes en este mundo, ¿de dónde salieron los villanos? ¿Todos los superseres de segunda generación son primos? Ya mencioné que Millar hace un mínimo trabajo con los personajes, y aquí pasa lo mismo. Hay un enorme elenco secundario que se vuelve ruido de fondo. Tal vez hay una razón para que Sheldon no los distinga si no es por sus poderes.

Al igual que en los cómics, la historia en el pasado resulta mucho más interesante que la del presente, pero aquí nos muestran sólo el principio. Quizás ver a los héroes en acción en plenitud física nos hubiera dado una mejor idea de la clase de personas que son. Parte del código de Sheldon es no participar en temas de política, pero ver su respuesta y decisión de no intervenir en conflictos como la Segunda Guerra Mundial, las guerras de Corea y Vietnam, o la guerra del Golfo Pérsico sería interesante, y ni hablar del 11 de septiembre. Además, sería una oportunidad para ver más de George, e incluso de mostrar cómo se volvió un villano.

Incluso en los pocos casos en que parece pasar algo con algún personaje, hay muchas interrogantes. Por ejemplo, los motivos de Chloe para darle la espalda a su familia y las responsabilidades que implica ser parte de ella son claros, pero su actitud autodestructiva o su relación con Hutch no tienen sentido. De forma casual se nos informa que él es el hijo sin poderes de George. Se conocen por accidente, y parece que Chloe decide convertir lo suyo en algo serio sólo porque él no le teme a Utopian. Lo que está bien, pero una cosa es no temerle y otra provocarlo sin razón aparente, sobre todo si te ganas la vida como delincuente.

Las actuaciones me parecen de genéricas a mediocres, aunque parte de la culpa es del guion y la dirección. Los únicos que salen bien librados son Leslie Bibb, que aun bajo la ridícula caracterización de arrugas de látex y canas con raíces negras, interpreta a una madre preocupada por su familia y la única persona con la entereza moral para contradecir a su marido; y Matt Lanter, que aporta carisma y conflictos internos al personaje de George, amigo abnegado con sus propios secretos y conflictos internos. Y una mención honorífica para el siempre excelente Kurtwood Smith, que domina el escenario en su breve participación. 

Filmar episodios sin showrunner tiene consecuencias, y armar un rompecabezas con las piezas existentes, sobre todo si hubo un cambio de dirección, era difícil. Aun así, hay cosas que me parecen imperdonables. La edición para pasar de una época a otra se vuelve frustrante porque no hay un sólo hilo dramático o narrativo que una ambos relatos más allá de compartir personajes. Parece como si el trabajo de edición hubiera sido sólo hacer una lista de escenas antes de pegar una detrás de otra, alternando pasado y presente sin respeto alguno por la narrativa o el tiempo interno en ambas historias, que nunca se sienten como partes de un todo.

Al final del día, Jupiter's Legacy es un confuso amasijo de clichés con algunos momentos entretenidos pero sin rumbo o intenciones claros. Parece que en el fondo se oculta una historia esperando ser contada, pero ninguno de los involucrados parece interesado o todos carecen de la habilidad para hacerlo. Me deja la sensación de ser una historia que llegó a la pantalla una década demasiado tarde, pues en medio de un género que ha crecido mucho en los últimos años luce como una entrada genérica y sin nada nuevo que ofrecer. Sólo para incondicionales de Millar.

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