No es secreto que no soy fan del trabajo de Zack Snyder, y me parece lamentable lo que hizo con los personajes de DC Comics, pero si hay una película suya que me gusta es Dawn of the Dead (El Amanecer de los Muertos), remake de 2004 de la clásica cinta de George A. Romero, y verlo de vuelta en el género de zombis parecía una oportunidad de volver a disfrutar una película suya. Pero tras ver Army of the Dead (El Ejército de los Muertos), sólo puedo atribuir el éxito de Dawn... al guion de James Gunn.
La película cuenta con las actuaciones de Dave Bautista, Ella Purnell, Omari Hardwick, Ana de la Reguera, Theo Rossi, Matthias Schweighöfer, Nora Arnezeder, Hiroyuki Sanada, Tig Notaro, Raúl Castillo, Huma Qureshi y Garret Dillahunt y, contrario a lo que muchos creen, no tiene relación con Dawn of the Dead. Es una mezcla de heist movie y zombis con Las Vegas como escenario, lo que suena divertido pero no pasa de ser una prometedora premisa, así que no esperen ver Deadman's Eleven o algo por el estilo.
Un prólogo muestra a un convoy militar que transporta un contenedor salido del Área 51. Tras sufrir un aparatoso accidente en la carretera, la caja se abre, y emerge un humanoide que los ataca salvajemente y minutos después aquellos a los que mordió se transforman en zombis. La escena cierra con algunos de los no muertos observando a la distancia, desde una colina, las luces de Las Vegas. Lo que sigue es un montaje que muestra a la ciudad del pecado caer víctima del apocalipsis zombi antes de ser encerrada tras un muro de contenedores.
Tiempo después, el millonario Bly Tanaka (Hiroyuki Sanada) busca a Scott Ward (Bautista), un exmilitar que sacó de Las Vegas a algunos funcionarios importantes antes de que cerraran la ciudad, y le ofrece 50 millones de dólares para reunir un equipo y sacar 200 millones de la bóveda de su casino antes de que el gobierno detone una bomba nuclear en la ciudad para contener la expansión de la infección. Ward trabaja en un lugar de hamburguesas, así que acepta, y busca a sus antiguos compañeros Cruz (de la Reguera) y Vanderohe (Hardwick).
Juntos reclutan al resto de su equipo: Dieter (Schweighöfer), experto en cajas fuertes; Guzmán (Castillo), youtuber cazador de zombis; y Peters (Notaro), piloto de helicóptero. Junto a Martin (Dillahunt), hombre de Tanaka, y con ayuda de Lily (Arnezeder), una ruda coyote, entran a la ciudad con Kate (Purnell), hija de Ward, que desea buscar a una amiga que entró un día antes. Pero la situación en Las Vegas no es lo que esperaban, y entrar, abrir la caja y salir antes de que caiga la bomba será más complicado de lo que anticipaban.
Los zombis y las escenas de acción están bien pero Snyder sobreexplica las cosas y abusa de la cámara lenta, además de que insiste en hacer montajes estilo videoclip musical (algo que Tarantino o Ritchie hacen mucho mejor), algo fuera de tono con el resto de la película. Eso, sumado a un pobre intento de añadir peso emocional a su historia (lo que se agradece, pero requería un guionista capaz de escribir personajes) resulta en una cinta demasiado larga (dos horas y media) que comete el peor pecado posible para un blockbuster: es aburrida.
El aspecto emocional es el punto débil en el cine de Snyder, pues no tiene idea de cómo construir personajes o crear empatía hacia ellos. Forzó la historia de un padre e hija que intentan reconciliarse sin crear un trasfondo que la sustente, además de que la hija es irritante. La parte final de la película es una carrera contra reloj ante la inminente caída de la bomba y el asedio zombi, pero sus personajes se detienen a hablar de comida sin mostrar la menor urgencia, y uno sólo espera que se callen y deja de preocuparse por lo que ocurra con ellos.
Sus motivaciones son clichés que hemos visto mil veces, y tratar de darles peso emocional sin trabajarlo es una pérdida de tiempo. En general las actuaciones son sólidas pese a las limitaciones impuestas por el predecible guion y lo poco que logran se debe a su carisma. Arnezeder, Sanada y Notaro son los menos usados, pero roban escenas. En el caso de Notaro, ella no filmó con el resto del elenco, pues la añadieron digitalmente en sustitución a Chris D'Elia luego de las múltiples acusaciones por mala conducta sexual en su contra.
El género zombi es directo en sus intenciones y ejecución, así que no es raro usar estereotipos, pero al fallar en su intento de hacer algo más Snyder convierte el mal desarrollo de personajes en una distracción, un lastre para lo que hace bien, y el resultado es una colección de secuencias de acción torpemente conectadas por largas conversaciones que no van a ninguna parte, no avanzan la trama ni dan profundidad a los personajes. Y plantear una carrera contra reloj en una historia de dos horas y media raya en lo ridículo.
Hay cosas que Snyder hace bien, pero son insuficientes. El prólogo es largo, pero ofrece bastante información y da pie al montaje de la caída de Las Vegas, y junto al voiceover de Sanada que plantea el golpe al más puro estilo de una heist movie son los mejores momentos de la película. Más allá de eso, la acción se arrastra, y por mucho que esas secuencias estén bien montadas y ejecutadas, ir de una a otra se siente como una penitencia. Tal vez no sería mala idea olvidarse de la historia (¿?) y ver la película como una larga colección de videoclips.
En resumen, Army of the Dead es una larga película de acción que ofrece algunos momentos disfrutables, pero pocos y mal hilados, así que la cinta resulta una aburrida experiencia que sólo será del agrado de los incondicionales de Snyder y de los aficionados más abnegados al subgénero zombi. Si no caen en una de esas categorías, véanla bajo su propio riesgo.
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