Después de los múltiples retrasos de estrenos a causa de la pandemia, 2021 será un año de cuatro estrenos para el Universo Cinematográfico Marvel. Luego de Black Widow, tocó el turno a Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings (Shang-Chi Y La Leyenda De Los Diez Anillos), película dirigida por Dustin Daniel Cretton. La película se estrenó en cines a inicios de septiembre, y llegó a Disney+ el pasado viernes 12 de noviembre.
Esta película es la vigésimo quinta producción de Marvel Studios como parte del MCU, y cuenta con las actuaciones de Simu Liu, Tony Leung, Awkwafina, Meng'er Zhang, Michelle Yeoh, Benedict Wong, Ben Kingsley, Fala Chen y Florian Munteanu.
La historia sigue a un joven chino llamado Shaun (Liu), que vive en la ciudad de San Francisco, y pese a tener estudios universitarios trabaja como valet en el estacionamiento de un hotel de lujo junto a su mejor amiga, Katy (Awkafina). Luego de ser atacados por asesinos profesionales en un autobús rumbo a su trabajo, Shaun le revela que es un peleador altamente entrenado y que su verdadero nombre es Shang-Chi. La razón para cambiarse el nombre y mantener un bajo perfil es que intenta no llamar la atención de su padre.
Xu Wenwu (Leung), su padre, es el líder de una peligrosa organización criminal, The Ten Rings (Los Diez Anillos), y Shang-Chi teme que irá también tras su hermana Xialing (Zhang), que está en Macau, así que desea ir a prevenirla. Katy está confundida por lo ocurrido, pero decide acompañarlo. En Macau descubre que llevarlo allá fue una trampa. Su padre los captura a ambos y los lleva de vuelta a su guarida en las montañas, donde revela que irá en busca de una mítica aldea porque está convencido de que Jiang Li (Chen), su esposa muerta, es prisionera ahí.
Wenwu es poseedor de los diez anillos, un arma mística que le da grandes poderes y lo hace inmortal, pero está convencido de que su mujer (Maggie Cheung) le envía mensajes para pedirle que la salve. Los hermanos escapan y llegan a la aldea antes que él para prevenir a sus habitantes de lo que los acecha, y junto a la familia de su madre se preparan para recibir al invasor, aunque tendrán que enfrentar algo mucho más oscuro y siniestro si es que desean sobrevivir y salvar al resto del mundo.
Siempre he pensado que parte del éxito de las películas del MCU es producto de la combinación de los espectaculares valores de producción de un blockbuster de alto presupuesto con historias que desarrollan personajes al tiempo que encuentran una perspectiva humana desde la cual explorar historias sobre la eterna lucha entre el bien y el mal, en ocasiones imbuida con los intereses personales de sus directores, y su calidad suele depender de si la balanza se inclina más hacia el lado humano o al de la genérica producción corporativa.
En el caso de Shang-Chi debo decir que por fortuna se trata de uno de esos proyectos donde asoma la personalidad e intereses de los involucrados en su creación, desde guionistas y director hasta actores y gente detrás de cámaras. El director nació en Hawai pero tiene ascendencia mixta asiático americana, al igual que muchos de sus colaboradores, y al llenar el elenco con actores chinos y asiático americanos buscó pelear contra muchos de los estereotipos, y me parece que hizo un muy buen trabajo.
Las películas anteriores de Cretton son dramas de interés humano (Short Term 12 y Just Mercy, por ejemplo), así que fue una sorpresa cuando se le anunció como director de Shang-Chi. Supongo que el contacto con Marvel Studios se dio a través de Brie Larson, que actuó en sus tres películas anteriores. La reinvención del personaje funciona bien, y a pesar de los muchos cambios respeta la idea general del personaje: el joven hijo del más peligroso criminal en el mundo, criado para ser un asesino pero que decidió enfrentar a su progenitor.
Mucho de lo que hacen bien se debe al elenco. La trama limita lo que Liu puede hacer al exigirle más estoicismo que cualquier otra cosa, y mucho de su desarrollo emocional recae en los actores que interpretan a las versiones infantil y adolescente de su personaje, aunque su carisma y química con quienes le rodean permite empatizar con el personaje. Awkafina es el comic relief, pero con una intención más allá de la risa fácil, y aporta a la humanización del personaje, como la amiga incondicional que amaga con ser interés romántico.
Pero el golpe de genio fue conseguir al extraordinario Tony Leung para el papel de Wenwu. El veterano y aclamado actor de Hong Kong da profundidad y matices emocionales al personaje, un psicópata tirano cegado por el dolor de la muerte de su esposa, cuya tragedia combina la negativa a aceptar su pérdida con suficiente poder como para pensar que puede hacer algo al respecto. Su poderosa presencia y callada intensidad dominan cada escena en la que aparece y lo convierten en uno de los mejores villanos de la historia del MCU.
Su trágica historia lo eleva por encima del simple y ambicioso señor de la guerra decidido a conquistar al mundo, con algunos guiños al complicado pasado de su versión comiquera: el "peligro amarillo", Fu Manchu (más adelante reemplazado por el igualmente problemático Mandarín). Su contraparte temática es Jiang Nan (Michelle Yeoh), hermana de Jiang Li, una figura materna que proyecta increíbles niveles de paz y fuerza interiores y ayuda a Shang-Chi a prepararse para la batalla final
Aunque la trama se mueve en la periferia de lo que conocemos del MCU, los lazos existen, desde menciones al blip, la aparición de Wong (Benedict Wong) o cerrar el arco de Los Diez Anillos y la identidad del Mandarín, que tanta controversia causó tras su rol en Iron Man 3, y que es el pretexto ideal para ver una vez más a Sir Ben Kingsley en el divertido papel de Trevor, el actor contratado para fingir ser el líder de los Diez Anillos. Michelle Yeoh tiene un rol breve pero de peso en la historia, redondeando un excelente elenco.
Es importante hablar de la identidad cultural de la película. No sólo hace un buen trabajo al sacudirse los estereotipos que rodean a los personajes asiáticos, sino que incorpora en la historia mitología y espiritualidad chinos, no sin comentar la molesta costumbre occidental de hablar y tratar a la gente de distintas naciones de Asia como si fuesen parte de una sola cultura. Aclarado el punto, la trama, apoyada en el diseño de escenarios, vestuarios y criaturas mitológicas, asegura que quede claro el origen de sus personajes.
Esa identidad también está presente en las secuencias de combate, muchas de ellas coreografiadas por Andy Cheng, frecuente colaborador de Jackie Chan, y no sólo son algunas de las mejores y más espectaculares en todo el MCU y el cine reciente de Hollywood en general, sino que incorporan elementos de humor, además de que están filmadas de una forma clara que permite apreciarlas, evitando la molesta tendencia a hacer close-ups y cortes rápidos que insinúan acción en vez de mostrarla.
Muchos esperaban que esta película tuviera un peso cultural similar al que hace unos años tuvo Black Panther, y en cierto modo así fue, y sospecho que su menor impacto en medios es sólo consecuencia de las limitaciones impuestas por la pandemia, lo que no evitó que se convirtiera en la película más taquillera del año. En todo caso, su verdadero impacto no tiene por qué ser inmediato, aunque sospecho que su éxito, así como el de otras películas recientes, como Crazy Rich Asians, puede llevar a una mayor apertura al cine asiático americano.
Simu Liu hace un gran trabajo como un agradable sujeto que pasa de ser un tipo común y corriente a una máquina de pelear, y esa mezcla de carisma y habilidad puede convertirlo en la próxima gran estrella de acción, aunque hace falta explorar más a fondo al personaje de Shang-Chi y su intrigante origen como producto de dos escuelas de combate que a la vez son filosofías de vida: el pacífico Tai-chi de la familia de su madre, que aboga por el autodescubrimiento y la armonía con su entorno, y el agresivo kung-fu de su padre.
Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings es una entretenida película que mezcla acción y fantasía con una típica historia de origen para un superhéroe. Además de espectaculares visuales incluye el acostumbrado humor característico de las producciones de Marvel Studios pero se apoya en una historia acerca de honor, familia y pérdida, al tiempo que evita clichés e invita al espectador a desplegar su imaginación, demostrando que la franquicia aún tiene mucho por explorar. Sin duda se trata de una película más que recomendable.
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