Ayer tenía ganas de ver una comedia ligera, y ahora que está en cines la más reciente iteración de Ghostbusters y todo mundo anda nostálgico con Harold Ramis (quien falleció en 2014 y ayer habría cumplido años) se me ocurrió revisitar Bedazzled (Al Diablo con el Diablo), película del 2000 que es uno de sus últimos trabajos que recuerdo haber disfrutado.
La película cuenta con las actuaciones de Brendan Fraser, Elizabeth Hurley, Frances O'Connor y Orlando Jones. Se estrenó en Estados Unidos en octubre del 2000 con un moderado éxito de taquilla, y yo la vi en cines cuando llegó a México unas semanas después.
La historia sigue a Elliot Richards (Fraser), un bienintencionado pero torpe y socialmente inadaptado nerd sin pareja o amigos. Elliot está enamorado de Alison (O'Connor), una atractiva joven que trabaja en la misma empresa que él pero a quien nunca se ha atrevido a acercarse. Luego de un incómodo intento de charlar con ella en un bar, Elliot expresa en voz alta que daría lo que fuera para tener a Alison en su vida, lo que invoca la aparición del Diablo, que toma la seductora forma de Elizabeth Hurley.
Luego de convencerlo de que realmente es la Princesa de las Tinieblas, le ofrece cumplir todos sus sueños a través de siete deseos a cambio de su alma inmortal. Al principio Elliot duda, pero la idea de conquistar a Alison basta para convencerlo y firma el contrato. Claro que es un error confiar en el Diablo, pues ella hace todo lo posible por sabotear cada uno de sus deseos aprovechando la falta de detalles específicos al momento de formularlos, lo que lleva a toda clase de divertidas situaciones.
La película es una sencilla comedia romántica sin muchas pretensiones que sabe sacar provecho al carisma de sus protagonistas, pues no sólo permite apreciar el rango de comedia de Fraser, que crea a un personaje distinto con cada nuevo deseo, y aunque ninguno de ellos tiene profundidad, no es como si la historia necesitase que tuvieran mayor desarrollo. Incluso en el caso de Elliot la construcción del personaje es muy básica, pues sus acciones bastan para entender que se trata de alguien sin malicia, lo que lo vuelve blanco de las burlas de los demás.
O'Connor no tiene mucho que hacer más allá de aparecer como el eterno objeto de la obsesión de Elliot, pero hace un sólido trabajo con las varias versiones de su personaje. En cuanto a Hurley, su trabajo es curioso, pues en la versión de 1967 Peter Cook era el Diablo, asistido por las personificaciones de los siete pecados capitales, pero aquí ella trabaja sola. Los atuendos con que se presenta a Elliot parecen sacados de un catálogo de fantasías sexuales masculinas, pero hay que dar crédito a Ramis y su equipo por no usarla sólo como caramelo visual.
La actriz británica usa un exagerado acento inglés que le sienta bien al personaje, con una mezcla de autoridad y altanería sazonados con su seductor tono de voz y una buena dosis de ironía y sarcasmo, y en buena medida es su interpretación es lo que impide que la película se sienta como una simple colección de sketches de comedia sin elementos en común más allá de los personajes, pues sirve como marco a las camaleónicas y divertidas transformaciones que sufre el personaje de Fraser.
Y si de transformaciones se trata, también hay que mencionar el trabajo de Orlando Jones, Paul Adelstein, Toby Huss y Miriam Shor, que dan vida a los compañeros de trabajo de Elliot, pero en cada una de las fantasías de éste se transforman en otros personajes que mantienen la constante de atormentarlo o servir como herramientas para que alguien más lo haga. El uso de pelucas y prostéticos es muy obvio, pero está claro que intencional para que el espectador no pierda de vista que se trata de las mismas personas.
La historia es bastante simple si consideramos que se trata de una moderna interpretación de la historia de Fausto, y aunque el humor de la versión de Cook y Moore se siente más elegante y hasta cierto punto sofisticado con su exploración de los miedos y debilidades humanos a través de su fina sátira y comentario social, esta "actualización" (que tiene ya más de veinte años) de Bedazzled se siente muy adecuada a las sensibilidades de la sociedad occidental propios de la época en que se realizó.
Ramis y sus colaboradores escribieron un guion ingenioso y divertido sin mayores pretensiones, y un sólido elenco que mezcla carisma y capacidad interpretativa con una evidente disposición a divertirse con sus roles logró hacerlo funcionar de buena manera, lo que resulta en una comedia muy ligera pero bastante entretenida, con un ritmo narrativo ágil y que no pasa tiempo de más explorando sus divertidas situaciones, lo que la hace ideal para pasar 90 entretenidos minutos antes de irse a la cama o tomarse un descanso de las distintas tareas cotidianas.
En México, y asumo que buena parte de Latinoamérica. Bedazzled (Al Diablo con el Diablo) está disponible, al menos por ahora, como parte del catálogo de Netflix.
Me acuerdo cuando recién salió. Me encantó desde un principio. De las encarnaciones, mi favorita fue la de escritor que resulta ser gay, jaja.
ResponderBorrarSí, es una de las más divertidas, no sólo por la situación, sino también por sus parlamentos.
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