Después de grabar el programa de zombis de De la Ciencia a la Ficción me acordé de Mom and Dad (Mamá y Papá), película que vi hace más de tres años y en su momento comenté en el programa de radio en que participaba en aquel entonces. Técnicamente hablando, esta oscura comedia de horror no es una película de zombis, pero tiene algunas similitudes temáticas con ese género.
Escrita y dirigida por Brian Taylor, una de las mentes tras Crank (Crank: Muerte Anunciada), Gamer (Gamer: Juego Letal) y Ghost Rider: Spirit of Vengeance, Mom and Dad cuenta con las actuaciones de Nicolas Cage, Selma Blair, Anne Winters, Zackary Arthur y Lance Henriksen (además de un cameo de Grant Morrison), y debutó en el Toronto International Film Festival 2017 como parte de la sección Midnight Madness y se estrenó en cines de Estados Unidos y Canadá en enero de 2018.
La historia transcurre en un típico pueblo estadounidense y sigue a la familia Ryan. Brett (Cage) es un empleado de oficina que añora sus años de juventud, mientras que Kendall (Blair) intenta hallarle sentido a su vida ahora que sus hijos están creciendo. En cuanto a los hijos, Carly (Winters) atraviesa por su etapa de rebeldía adolescente y Josh pasa todo el día en casa y sólo piensa en jugar. En las tareas domésticas les asisten Sun-Yi (Sharon Gee) y su hija Lisa, quienes además cuidan a Josh si Kendall debe salir.
Por razones desconocidas, alguna enfermedad se esparce por el área, y provoca que los padres ataquen e intenten asesinar a sus hijos. Las noticias indican que esa clase de incidentes se están sucediendo por todo el país, pero nadie sabe cuáles son las causas o si hay alguna solución. Mientras vemos como la locura desciende sobre el pequeño pueblo, los Ryan parecen aislados, pero una vez que se ven afectados, harán todo lo que esté a su alcance para eliminar a sus hijos, con absurdas y violentas implicaciones.
El primer tercio de la película se toma su tiempo para presentar a sus personajes y darnos un vistazo a lo que pasa por sus mentes, combinando sus interacciones cotidianas con algunos flashbacks a momentos específicos del pasado, pero evita la trampa de sacrificar ritmo a cambio de caracterización al intercalar pequeños vistazos a los perturbadores sucesos que se dan en otras partes del pueblo mientras los Ryan siguen adelante con sus vidas e incluso hacen rudas bromas sobre lo que ven las noticias.
La trama suena como algo loco y descabellado, y en muchos sentidos lo es, pero funciona, y en buena medida se debe a las excelentes actuaciones de Cage y Blair. Parten como una pareja normal con problemas comunes que deben lidiar con la crisis de los 40. Esos problemas alimentan su reacción a lo que está sucediendo, y conforme las cosas escalan, también lo hacen sus actuaciones. La demencial tendencia de Cage de exagerar la locura de sus personajes es ideal para este papel y tiene algunas de las escenas más divertidas.
Como contrapunto, Blair ofrece un diferente sabor de locura, que parte de forma contenida y bajo una fachada de serenidad y amor maternal que poco a poco se va resquebrajando para dar paso a una ira reprimida que al paso de los minutos incrementa su intensidad, sin que ello interfiera con los matices emocionales que dan un peso dramático y toques de inesperada humanidad a una historia que en apariencia no los necesitaba, pero los usa a la perfección para construir una de las películas más inusuales que he visto en mucho tiempo.
Los hijos no tienen tanto con qué trabajar, pero no hace falta. Son parte de la masa de niños y adolescentes asustados e incapaces de hacer lo que de forma natural sería instinto: buscar la protección de sus padres. A pesar de ello, Winters y Arthur hacen un gran trabajo con una mezcla de miedo, preocupación por sus padres y el deseo de sobrevivir en medio de la locura que los rodea. El resto de los personajes tienen escenas muy específicas, pero la breve participación de Lance Henriksen es memorable.
Los niveles de violencia y locura mostrados a lo largo de la película pudieron resultar en un caos absoluto, pero Taylor mantiene todo bajo control. Uno esperaría bastante gore en una historia como ésta, pero no es así, lo que no significa que no haya sangre suficiente y violencia exagerada como para satisfacer las expectativas del más exigente aficionado al horror, pero todo está manejado de un modo que saca el mayor provecho a cada instancia de violencia para generar el mayor impacto sin necesidad de exagerar.
En ese sentido, una de las características más destacadas de Mom and Dad es la forma en que recae en la historia y no en el gore para crear su peculiar clase de locura, y Taylor muestra una vez más que hacer de la locura algo divertido de ver es su especialidad. En muchos sentidos ésta es otra película de Nicolas Cage demente (a estas alturas creo que ya cuenta como un género), pero es mucho más que eso. Y lo mejor de todo es que se trata de un caos controlado, pues Taylor y su equipo saben perfectamente lo que están haciendo.
Mom and Dad es una película violenta y ridícula, además de un tanto sangrienta, pero sobre todo divertida que hace además una curiosa reflexión acerca de los sueños y frustraciones, de lo que representa la familia y ser parte de una, con todo lo que ello implica. Puede no ser la clase de película que se pueda disfrutar en familia, y no es algo para todos los gustos, pero si disfrutan de la violencia y locura cuando se presentan de forma divertida, esta película puede ser para ustedes.
Está disponible para renta en Google Play, Claro Video, iTunes y la Microsoft Store.
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