Aunque había realizado dos películas antes, la popularidad de M. Night Shyamalan estalló en 1999 con el estreno de The Sixth Sense (Sexto Sentido), por lo que había muchas expectativas acerca de su siguiente proyecto. Unbreakable (El Protegido) se estrenó el 22 de noviembre del 2000, y a veintiún años de su debut me parece buen momento para revisitar este thriller de superhéroes.
Hoy día las películas de superhéroes son una ocurrencia común y exitosa, pero en aquel entonces era un género que no inspiraba confianza en Hollywood, pues fuera de las cuatro películas de Batman producidas entre 1989 y 1997, y Blade, aparecida en 1998, era un género que rara vez producía éxitos y no se creía que pudiera atraer a un público ajeno a los cómics que los habían inspirado. De hecho, y para molestia de Shyamalan, Buenavista promocionó Unbreakable como un thriller de misterio y no cómo una cinta de superhéroes.
La historia sigue a David Dunn (Willis), un guardia de seguridad en un estadio en Filadelfia cuyo matrimonio atraviesa por una difícil etapa y está pensando en separarse y mudarse a Nueva York. Luego de acudir a una entrevista de trabajo, vuelve en tren, pero éste se descarrila en un aparatoso accidente que resulta en la muerte de todos los pasajeros con la única excepción de David. Lo que es más extraño aún es que él salió completamente ileso, lo que atrae la atención de Elijah Price (Jackson), coleccionista y comerciante de arte y cómics.
El interés de Price obedece a que sufre de una enfermedad que provoca que sus huesos sean fáciles y quebradizos, por lo que está convencido de que en alguna parte de mundo debe haber alguien que sea su opuesto y cree que puede ser David. Su teoría suena tan descabellada que éste lo tacha de loco, pero su hijo (Clark) encuentra la idea atractiva e intenta probar que su padre es especial. Tras analizar su pasado y confrontar la evidencia, David debe decidir qué es lo que va a hacer con su vida. ¿Podría ser un superhéroe en la vida real?
Al tratarse de una idea original sin lazos a una propiedad ya existente, Shyamalan tuvo libertad para trabajarla a su manera, y el tono de misterio con que abordó su premisa podría ser una de las razones para que la película se sienta fresca más de dos décadas después de su estreno. De hecho, lejos de quedar en el olvido, se trata de una cinta que muchos ven como precursora de la actual popularidad del género, lo que en buena medida provocó que en años recientes se convirtiera en una franquicia junto a Split (Fragmentado, 2017) y Glass (2019).
En aquellos primeros años Shyamalan se ganó cierta reputación por sus thrillers con un giro argumental, y Unbreakable también tiene uno. De hecho, se puede argumentar que tiene más de uno o que la historia misma es una paulatina revelación del giro argumental. Como sea, encuentro un tanto injusto considerar que esas revelaciones en el tercer acto son lo único que vale la pena rescatar de las películas de este peculiador realizador estadounidense, ignorando su desarrollo de personajes o la cuidada construcción de mundos.
La historia exige cierto nivel de compromiso del espectador para aceptar la idea de que puede haber algo de verdad tras la teoría de Elijah y acompañar a David en un extraño viaje de reconocimiento, pero un pausado ritmo narrativo y las sólidas actuaciones de Willis y Jackson ayudan a que todo funcione. El primero crea a un personaje que parece deambular sin rumbo por la vida, el segundo exuda la certeza de que sabe quién es. El peculiar carisma de Jackson da a Elijah una presencia escénica inusual para un personaje tan frágil.
Aunque me parece que se desperdicia un poco la labor de Robin Wright Penn como la esposa de David, sus pocas escenas ayudan a redondear la parte emocional de la historia y facilitar que la audiencia entienda la situación de la familia Dunn. El joven Spencer Treat Clark hace un gran trabajo en el papel de Joseph, el joven hijo de los Dunn, quien vive un drama propio ante la posible separación de sus padres y abraza la idea de que su padre sea especial como una luz en medio de la oscuridad que le rodea.
La película es una historia de origen como hemos visto muchas en el género de superhéroes, una tragedia que lleva al surgimiento de un héroe, pero en vez de sólo un montaje que muestre lo ocurrido para dar paso a una aventura, Shyamalan opta por enfocar su atención en explorar esa tragedia y su impacto en los personajes en vez de usarla como mero pretexto para mostrar una aventura más convencional, lo que de una u otra forma separa a su película de las "convencionales" historias de superhéroes, pero sin ocultar que es una de ellas.
Aquellos años alrededor del cambio de siglo son vistos como el inicio del cine moderno de superhéroes, y se suele considerar a Blade (1998), X-Men (2000, unos meses antes del estreno de Unbreakable) y Spider-Man (2002) como los cimientos de la tendencia más popular y exitosa hoy día en la industria del entretenimiento occidental, y me parece que habría que reconocer que Shyalaman también hizo su parte para mostrar que se podían hacer historias interesantes dentro de los confines del hasta entonces menospreciado género.
Unbreakable es una película de superhéroes inusual en el sentido de que limita los estallidos de color y despliegues de efectos especiales para enfocarse en construir y explorar un misterio alrededor de sus personajes, y su callada atmósfera y pausado desarrollo, reminiscentes de un thriller neo noir, le dan una personalidad propia que a más dedos décadas de distancia mantienen una identidad que nos recuerda por qué Shyamalan era tan apreciado en aquellos años. Bastante recomendable sin importar si gustan o no de las historias de superhéroes.
(En México y otras partes de Latinoamérica esta película forma parte del catálogo de Star+).
Buenísima película de superhéroes, siempre la vi así. Y para mi sorpresa, al final de Split, la ligan a esta para formar una trilogía digna de admirarse y respetarse. Shyamalan en sus mejores años.
ResponderBorrarSí, el final de Split fue una muy grata sorpresa. Lástima que Glass no haya estado al mismo nivel.
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