Desde hace muchos años soy fan del cine de comedia francés, así que cuando vi que Netflix tenía una nueva película del género decidí verla sin siquiera echarle un vistazo al tráiler o los avances.
Tras algunas funciones de gala desde julio pasado, la película se estrenó en Francia y otras partes de Europa el 15 de septiembre, y se sumó al catálogo de Netflix en sus distintos territorios alrededor del mundo el pasado 26 de noviembre.
La mayor sorpresa me la llevé al ver los créditos al final de la película y confirmar algo que empecé a pensar conforme avanzaba la trama, y es que Pourris gâtés es un remake de la exitosa película mexicana de 2013 Nosotros los Nobles, coescrita y dirigida por Gary Alazraki, que aquí tiene crédito como productor ejecutivo junto a sus coguionistas Adrián Zurita y Patricio Saiz.
La historia está ambientada en Mónaco y sigue a la familia del exitoso empresario Francis Bartek (Jugnot), quien enviudó quince años atrás y desde entonces no ha hallado la manera de controlar a sus mimados e irresponsables hijos, Stella (Lou), Philippe (Artus) y Alexandre (Meliava). Stella es petulante y vanidosa, Philippe sólo piensa en andar de fiesta o pedir a su padre dinero para financiar negocios estúpidos, y Alexandre no estudia ni trabaja, duerme hasta tarde y se acuesta con cuanta mujer se cruza en su camino.
Luego de una caótica noche en que Philippe se va de parranda en vez de presentarse a la fiesta de cumpleaños de su hermana, Alexandre se mete en problemas por su irresponsabilidad, y Stella informa a su padre que aun si él se opone planea casarse con Juan Carlos (Leeb), un argentino de quien su padre sospecha es un estafador, el acaudalado hombre decide que ya es suficiente y con ayuda de Ferrucio (Morel), su socio y mano derecha, se prepara para darle una lección a sus malcriados vástagos.
Francis orquesta una farsa para convencer a los hijos de que su dinero ha sido embaucado y están en la ruina. Se los lleva a la vieja y derruida casa en Marsella donde él creció y los obliga a hacer algo que jamás en sus vidas habían siquiera considerado: trabajar. Y aunque la idea no parece mala y sus hijos empiezan a dar señas de madurar, todo se complica cuando Juan Carlos descubre su plan y amenaza con echarlo abajo y poner a los hermanos Bartek en contra de su padre.
A diferencia de muchas otras comedias francesas, Pourris Gâtés sufre por un pobre desarrollo de personajes, sobre todo en su parte intermedia, pues pese a establecer el carácter de cada uno desde los primeros minutos, la apresurada forma en que se presenta su nueva situación y la manera en que reaccionan a ella, además de que la lección que el padre trata de enseñar a sus hijos es presentada de un modo tan superficial que al final uno se pregunta si en realidad aprendieron algo de todo lo que vivieron.
Supongo que el mayor problema es que la película no es tan divertida como uno esperaría. El villano tiene una aparición muy limitada, y parece trabajar en un tono distinto a los demás, arruinando escenas que debieron ser divertidas. Artus en el papel del atolondrado Philippe es responsable de la gran mayoría de los momentos divertidos, en tanto que Lou y Jugnot cargan de buena manera con la parte emocional y dramática de la historia, mientras que el resto del elenco no tiene mucho que hacer.
Debo admitir que, aunque sé de qué trata y conozco al elenco, nunca he visto Nosotros los Nobles, así que no sé si el pobre desarrollo de la trama y personajes, las desperdiciadas oportunidades de comedia o el abuso de clichés con el tema de las diferencias entre clases sociales sean un problema de origen, o sólo una pobre adaptación del material. Por fortuna el carismático elenco hace un buen trabajo para vender la historia, y el resultado son noventa minutos de una ligera pero entretenida comedia familiar.
Pourris Gâtés es una moderadamente divertida comedia que sin mucha convicción intenta hablar de la importancia del trabajo y los peligros de la avaricia y vanidad, y seguro será del agrado de casi cualquier espectador, aun si su falta de profundidad la convierte en una cinta entretenida pero bastante olvidable y hasta cierto punto mediocre. Recomendada, pero con reservas.
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