Hace unas semanas escribí un poco acerca de Red Notice (Alerta Roja, 2021), una comedia de acción original de Netflix y protagonizada por Ryan Reynolds, Dwayne Johnson y Gal Gadot, y ahí mencioné que Johnson ya había colaborado en dos proyectos previos con su director, Rawson Marshall Thurber.
Los derechos de la película fueron adquiridos por Universal, y Thurber convenció a New Line Cinema de invertir en ella para completar la filmación. El estreno se dio en junio de 2016.
La historia parte veinte años atrás en un flashback y sigue a Calvin Joyner (Hart), el chico y deportista más popular de la escuela, quien es testigo de la humillación pública sufrida por Robbie Weirdicht, un obeso chico que es el blanco favorito de los bullies de la prepa. Calvin es el único que trata a Robbie con decencia. De ahí saltamos al presente, donde descubrimos que Calvin se casó con Maggie (Nicolet) su novia de entonces, pero se siente miserable por no haber logrado su potencial y ser un mero contador en una firma local.
Frustrado por no recibir un ascenso, Calvin se desquita con su mujer al rehusarse a asistir a la reunión de su generación en la preparatoria. Al mismo tiempo recibe en redes una solicitud de amistad de un tal Bob Stone, y tras aceptar descubre que se trata de Robbie, a quien no ha visto en veinte años. Cuando se encuentran en un bar Calvin se lleva una sorpresa al descubrir que aquel chico regordete desapareció para dar paso a una enorme masa de músculos (Johnson) que sin embargo conserva un candor y actitud que no parecen ir con su nuevo físico.
Al final de la noche Bob pide a Calvin que le ayude con algunos documentos financieros. Al revisarlos encuentra datos de una multimillonaria y misteriosa subasta, pero al preguntar a Bob de que se trata, éste le responde con evasivas. A la mañana siguiente Calvin es abordado por la agente Pamela Harris (Ryan) del FBI, que quiere información sobre el paradero de Bob, pues afirma que éste robó información sensible para la seguridad nacional, la cual desea vender a posibles terroristas.
Lo que sigue son una serie de enredos y confusiones mientras Bob demuestra ser más que sólo músculos al evadir una y otra vez a los agentes mientras el pobre Calvin no sabe qué pensar, pues Bob afirma que él también es un agente y que anda tras la pista del sujeto que robó la información y que está intentando atraparlo antes de que la pueda entregar a su presunto comprador. El humor va de la más simple comedia física a algunos chistes de mal gusto, y en general se trata de una película bastante entretenida.
A lo largo de casi cien minutos Thurber le saca el máximo provecho a jugar con las posibilidades de comedia que ofrece el explorar las grandes diferencias que existen entre Johnson y Hart tanto en físico como en personalidad, y el resultado es una colección de momentos muy divertidos que, en buena medida, se deben al carisma de Johnson, que de algún modo parece más cómodo actuando como un bufón que asumiendo el rol de macho alfa que interpreta en muchas películas de acción, además de la gran química que tiene con Hart.
Por su parte, Hart es un comediante que suele polarizar opiniones a causa de su peculiar estilo de comedia, que mayormente depende de tenerlo gritando a todo pulmón en cualquier clase de situaciones. En ese sentido, creo que en esta película grita menos de lo acostumbrado, aunque puede ser que fuera el inicio de un intento por dejar de hacerlo, pues en las dos entregas de Jumanji en que nuevamente hace equipo con Johnson también grita menos de lo que lo caracterizaba, lo que en lo personal agradezco bastante.
La película está llena de bromas autoreferenciales, lo que siempre es un riesgo, pues los realizadores asumen que la audiencia sabe lo mismo que ellos. Esto va desde el nombre adoptado por el personaje (Stone = Rock), a su uso de una cangurera (alusión a un meme por una vieja foto de Johnson) o menciones a Taylor Swift, cantante cuyo nombre quedó asociado al del carismático ex luchador luego de que éste usara una de sus canciones en la primera temporada del programa de comedia musical Lip Synch Battle.
Otro aspecto en que la cinta abusa de clichés y lugares comunes es en lo que toca a las secuencias de acción, que parecen haber sido diseñadas con un checklist a la mano. ¿Confrontación en una oficina? Hecho. ¿Balacera en un estacionamiento subterráneo? Lista. ¿Enfrentamiento en un puente? ¡Por supuesto! Conforme avanza la película se hace más evidente que la originalidad nunca fue uno de sus objetivos, así que Thurber y compañía deben sentirse agradecidos de que Johnson resultase tan buen comediante.
La película resulta sumamente entretenida, aun si eso poco o nada tiene que ver con el guion o el trabajo de dirección. De hecho, en términos generales, me parece una mejor comedia de acción que la antes mencionada Red Notice, aunque no por mucho. Thurber es un guionista y director con muchas limitaciones, pero mientras cuente con la confianza de Johnson seguirá hilando comedias exitosas sin importar qué tan mediocres sean sus esfuerzos, pues es evidente que esta estrella se divierte haciendo comedia y puede cargarla una sin mayor esfuerzo.
Central Intelligence es la clase de película que resulta ideal para matar 100 minutos de su tiempo si no tienen nada mejor que hacer y desean relajarse o dar un rato de descanso a su cerebro. Comedia sin pretensiones propulsada por una de las estrellas más carismáticas de los últimos años que actualmente se encuentra disponible en el catálogo de Netflix.
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