Si visitan a menudo este blog es muy probable que ya sepan que soy fan de las comedias de horror. Además, si alguien todavía no lo sabía, en los últimos días debe haber quedado claro que también me gustan mucho las películas de horror navideño, así que lo que hace inusual a Anna and the Apocalypse entre cosas que son de mi agrado, es que se trata de un musical, que por regla general no es un género que disfrute, aunque hay excepciones, claro.
La película está basada en Zombie Musical, un cortometraje musical de 2010 escrito y dirigido por Ryan McHenry. Con ayuda de sus amigos Alan McDonald y Naysun Alae-Carew desarrolló la idea para expandir la historia a un largometraje que él mismo habría de dirigir. Pausaron el trabajo en 2013 cuando a McHenry le diagnosticaron cáncer. Éste entró en remisión y reanudaron la preproducción, pero el cáncer resurgió y el director falleció en 2015. McDonald y Alae-Carew decidieron que terminar la película era el mejor tributo posible.
Reclutaron a John McPhail como director y completaron la película bajo el título de Anna and the Apocalypse con un elenco mayormente desconocido, compuesto por Ella Hunt, Malcolm Cumming, Sarah Swire, Christopher Leveaux, Marli Siu, Ben Wiggins, Mark Benton y Paul Kaye. La cinta debutó en septiembre de 2017 en el Fantastic Fest, y a lo largo del siguiente año se exhibió en festivales por todo el mundo antes de su estreno comercial en noviembre tanto en el Reino Unido y Australia como en Estados Unidos.
La historia sigue a Anna (Hunt), una adolescente de último año de preparatoria distanciada de su padre (Benton) porque éste no quiere que se vaya de viaje antes de entrar a la universidad. Su mejor amigo, John (Cumming), está enamorado de ella,pero no se atreve a decirle lo que siente, y la escuela es cada vez más insoportable a causa de las estrictas reglas del director, el señor Savage (Kaye). Sus amigos Lisa (Siu), Chris (Leveaux) y Steph (Swire), también se sienten sofocados y apenas pueden esperar a que termine el curso.
La escuela se prepara para su festival navideño, pero la noche que éste se celebra una infección zombi se desata sobre el pueblo. Chris y Steph no logran volver a tiempo a la escuela. Anna y John no fueron al festival, y a la mañana siguiente descubren que no es seguro quedarse en la calle. Se refugian en el boliche donde trabajan y ahí encuentran a Chris y Steph. Ahora deben buscar cómo llegar a la escuela, donde trabaja el padre de Anna, y Chris espera reunirse con su abuela, que iría al festival, y con su novia Lisa.
En tono y humor esta película es similar a la excelente Shaun of the Dead (El Desesperar de los Muertos), de Edgar Wright, e incluso hay un par de escenas que incluso parecen homenajes, como cuando Anna sigue su rutina de cada mañana sin percatarse de los zombis a su alrededor. Además, a lo largo de la historia vemos varias situaciones en que los jóvenes protagonistas deben hacer uso de artículos de uso cotidiano (o decoraciones navideñas) a manera de armas para protegerse de los muertos vivientes.
Una de las grandes fortalezas de la película es el desarrollo de personajes bien definidos, cuyas personalidades tienden a encajar en estereotipos, pero gracias al buen trabajo del carismático elenco se sienten bien desarrollados. De entre los actores que participan sólo conocía a Hunt, que aparece en Robot Overlords (Supremacía Robot, 2015), y a Paul Kaye, veterano comediante a quien quizá algunos ubiquen por su trabajo en Game of Thrones o en decenas de comedias y películas con papeles secundarios.
En su momento McHenry declaró que había tomado inspiración de High School Musical, y supongo que ésa es la razón para que muchas de las canciones lidien con temas propios de la adolescencia, como la sensación de no encajar en el mundo o el temor a mostrar sus sentimientos si estos no son recíprocos. Algunos de los números musicales son bastante extraños, pero no menos divertidos, como cuando los bullies de la escuela cantan sobre lo mucho que disfrutan al probar su hombría mientras aniquilan zombis.
En general los números musicales son bastante agradables y la mayoría de las melodías son alegres, incluso cuando las letras apuntan a temas más oscuros, como la angustia e inseguridad que llenan los pensamientos de los adolescentes, sobre todo ante la incertidumbre que les provoca pensar en el futuro ahora que están a punto de convertirse en adultos, y son parte de algunos momentos divertidos, como cuando Lisa canta en el festival una canción llena de insinuaciones sexuales incluso pese a tener niños y familias en la audiencia.
Como suele ser el caso con la gran mayoría de producciones británicas, Anna and the Apocalypse es una película de bajo presupuesto, pero lejos de ser un obstáculo o impedimento para hacer las cosas, lleva a los realizadores a resolver las cosas con imaginación y enfocándose en la historia y personajes por encima de los valores de producción. Como resultado, el grueso del caos que representa un apocalipsis zombi se da fuera de cuadro, lo que no es problema, pues la situación es sólo un pretexto para explotar a los personajes.
Las locaciones también son mínimas, pues lo que no transcurre en escenas de exteriores por las calles del pueblo pasa al interior de la escuela, que es una preparatoria real. Un efecto curioso es el marcado contraste visual que existe entre las escenas de interiores y exteriores, algo que usualmente es una distracción pero aquí no es así. Las primeras son coloridas y, a causa de la iluminación y decoración navideña, entre rojos y amarillos, se sienten cálidas, en tanto que en exteriores predomina una fría paleta de color, a menudo acentuada por la nieve.
La combinación de canciones pegajosas y humor inteligente, sumada a un capaz y carismático elenco que da vida a personajes interesantes con entusiasmo y convicción resulta en una peculiar comedia de horror navideño que debe hacer las delicias de todo aficionado al horror humorístico a las historias navideñas con mucho corazón, y aunque un apocalipsis zombi alrededor de una preparatoria justo a tiempo para Navidad parece una opción extraña para estas fechas, pero les aseguro que los dejará de excelente humor.
Por desgracia Anna and the Apocalypse nunca se destribuyó en México o América Latina, y la única forma de verla en nuestro país es comprando una copia digital a través de Apple TV. Aun así, si les gusta el horror con risas, son fanáticos de los zombis, o andan en busca de una película de Navidad que no sea como nada de lo que acostumbran, se trata de una divertida y excelente opción que en peor de los casos los dejará con una sonrisa de oreja a oreja. Película bastante recomendable.
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